De todas las películas que sacaron en la previa a los Oscars (aunque esta, precisa e injustamente, no estuvo entre las candidatas pero, bueno, ya sabemos cómo son los académicos estos hollywoodienses...), esta es, probablemente, la que más ganas tenía de ver. Bien sea la curiosidad (que algunos ignorantes considerarán depravada) o bien sea lo precioso que me pareció el trailer de la película, cuya fotografía resultó ser, al final, lo que más me gustó de la susodicha porque es, sencillamente, un filme «bonito de ver». En cualquier caso, tenía ganas y después de algunas semanas, después de algunas tertulias, después de algunos intercambios de opiniones y perspectivas, puedo decir que me gustó bastante. Es una película muy sórdida, muy triste y muy conmovedora; Fasssbender y Mulligan están tremendos (sobre todo él y, aunque yo me refiera al plano interpretativo, pueden verlo como deseen) y la historia es tan dura que a veces cuesta mirar. Es un sufrimiento y una culpa tales los que transmiten que el corazoncito se te encoge pero creo que eso es lo que el cine busca: despertar sensaciones, tanto buenas como malas, en aquellas personitas sentadas en la butaca. Si esto es así, Shame lo consigue con creces. Además, es realmente complicado no caer en la tentación de, al hacer una película sobre un adicto al sexo, ser gráfico, escabroso y desagradable. Steve McQueen (cuyo tocayo, subido en su moto, vela por mi gran evasión de la realidad mientras duermo) consigue hacer una película maravillosa sobre las relaciones humanas y cómo de jorobadas se pueden volver cuando algo se tuerce. Un ♥♥♥♥ para Shame y un A+ para Michael, al que, a mucho no tardar, veré de nuevo en Hunger.
Ps. ¿Vosotros sois de los que visteis algo turbio entre Brandon y Sissy o de los que no?
Ps2. ¡Feliz centenario hobbit!
Ps2. ¡Feliz centenario hobbit!
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