19.9.11

1984


Cuando fui a apuntar 1984 en Lectura no obligatoria, nombre que recibe el documento de Word en el que apunto, desde el pasado año, los libros que leo, me di cuenta de que era el segundo de los ocho libros de 2011 que no era un cómic o una novela gráfica. ¡Qué cosas tiene la vida! Hace un par de años el único librejo cómic que poblaba mi lista era Watchmen y, a día de hoy, casi están empatados los unos con los otros. No obstante, en ningún caso considero estas malas cifras ni mucho menos. Considero los cómics forma de lectura tan válida como cualquier otra y que, quizá, a determinadas personas, podría ayudarles a adentrarse un poco en el maravilloso mundo de la literatura y de ahí pasar a los que no tienen dibus. Es curioso si lo piensas: cuando eres pequeño te gustan los libros con poca letra y mucho dibu y cuando te haces mayor acaba gustándote, bueno, exactamente lo mismo (aunque esta vez las letras tienen algo más de chicha).

Después de esta no poco breve introducción, podemos entrar en materia: George Orwell. Mi relación con este magnífico escritor británico viene de antaño, pese a que no fuesen sus palabras exactas las que conocía sino la adaptación cinematográfica de su Rebelión en la granja (Animal Farm en idioma anglosajón). Recuerdo verla de bastante pequeña: mi padre me la ponía de vez en cuando y yo me sentaba allí a ver a los cerdos gorronear y al resto de animales rebelarse contra ellos después de haber abatido a los humanos. Obviamente, por aquella época mi poder de relación e interpretación estaba aún en proceso de formación y aquel filme no pasaba de presentar a un grupo de animales de granja que hablaban y politiqueaban. Seguramente, si ahora viera la película todo adquiriría un matiz distinto y bastante más profundo. En cuanto a 1984, muchas y variadas cosas había escuchado de él y, desgraciadamente, la que más resonaba en mi cabeza antes de empezar a leer el libro era que aquella obra había dado origen al infame e inmundo pograma-basura llamado Gran Hermano (que, aprovecho para decir, es una mala traducción del origial Big Brother, cuyo signficado sería «hermano mayor», algo que tiene bastante más que ver con el sentido primario del librejo).

Es ciertamente lamentable que una obra de estas características, de esta calidad y con esta repercusión se haya visto reducida a un reality show tan sumamente lamentable. De hecho, si la gente supiera cuál es su origen real, presumo que más reacia sería a formar parte de su «historia» entrando en esa casa ingnominiosa. En cualquier caso, no se puede luchar contra la estúpidez humana ni contra el morbo tan despreciable que se anda propagando por nuestra sociedad y en en esta época en la que vivimos pero sí podemos, si queremos y usamos la cabeza, recordar a quién pertenece esta idea, quién creó esta sociedad ficticia y totalitaria en la que el poder no pertenece a Mercedes Milá y a Telecinco (¡gracias al cielo!) sino al Partido, al Ministerio del Amor y a Big Brother (que también dejan mucho que desear...).

Una historia demoledora y descorazonadora que te deja con un sentimiento de desasosiego tan profundo que no puedes más que pensar en la «suerte» que tenemos de vivir  donde, como y cuando vivimos. Orwell traza un mundo paralelo complejo con gran maestría y a pesar de que esta hipotética sociedad paralela no llegase a asemejarse en modo alguno a la que en 1984 tuvo lugar, el hecho de que esta novela fuera escrita en 1949 es algo impresionante, si tenemos en cuenta los temas que trata y, sobre todo, el modo en que se tratan. Por otro lado (y soy consciente de que este no es un privilegio al alcance de todos), el modo en el que escribe este hombre es algo fuera de lo normal y poder disfrutar y tener la suerte de leer sus palabras originales es realmente una gozada (y una pasada). Si bien es cierto que ciertos fragmentos se hacen un poco lentos y pesados y, como consecuencia, la lectura puede demorarse un pelín (y más si uno tiene entre manos asimismo Sin City y Scott Pilgrim...).

Con ello y con todo, es una gran obra de la literatura y su lectura es una experiencia que, aunque en ocasiones puede resultar asfixiante y aterradora y pueden darte ganas de pegar un grito y ponerte a tirar cosas al más puro estilo Luther, merece la pena vivir y que, ciertamente, da que pensar, lo cual es algo que se agradece en los libros: que planteen historias que planteen preguntas que planteen posibles soluciones a esas preguntas. Con esto, animo a todo aquel que no haya tenido el placer de conocer a Winston a Julia a embarcarse en este viejo barco de papel con destino a Oceanía pero cuidado... Big Brother is watching you! (es decir, que te vigila a todas horas, día y noche, escucha lo que dices, ve lo que haces y sabe lo que piensas...).

Ps. Hacía mucho que no escribía alguna entradilla (mal, mal, mal) y, Dios, ¡cómo lo echaba de menos!

Ps. Si para V fue Free para 1984 fue Vivarium, todo cortesía de mis amigos de Glasgow: Twin Atlantic.

2 comentarios:

  1. Graciaas por el link prima!! Por cierto, muy chulo el icono! si no quieres q se vea el fondo blanco haz una capa en photoshop solo con la figura, sin fondo,( los cuadraditos vamos) y luego guarda en .png! :D

    ResponderEliminar
  2. ¡De nada! Es que te quedó muy chuli y quería compartirlo con el mundo :D Pues voy a hacer lo del marcianito, sí, que quedará mejor ^^ ¡Gracias!

    ResponderEliminar