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7.7.12

Recapitulando...

No suelo hacer entradas personales, de esas en las que uno cuenta su vida y milagros sin razón aparente; no obstante, creo que quizá vendría bien dar cuenta de los hechos que de un mes a esta parte, aproximadamente, han acontecido. En primer lugar, me licencié, gradué y desparramé el 15 del pasado mes de junio. Tarde-noche memorable donde las haya habido que tuve el placer de compartir con todos mis amigotes y familiares y seres queridos en términos generales (ya sabéis quiénes sois, briboncetes). De nuevo, una etapa termina y otra comienza; una puerta se cierra y otra se abre... Así podríamos estar hasta el fin de los tiempos haciendo uso de metáforas y demases pero no es el momento ni el sitio más indicado para hacerlo así que sólo diré que estoy muy contenta, aliviada y orgullosa de haber terminado la carrera y que, como ya he dicho en varias ocasiones, de estos cuatro años me llevo las amistades y haber aprendido a darle vueltas al boli (y de paso algún que otro conocimiento académico).

Asimismo, dejé de ser una becariaprecaria el pasado 27 de junio. Creo que no he comentado ni por aquí ni por acá en ninguna ocasión nada relativo a mis tareas en la biblio. De los nueve meses que he estado trabajando allá, ha habido buenos y malos momentos; acumulación de carros, caídas de sistema, millones de libros para tejuelar, pereza máxima a la hora de colocar, mucho sótano y mucho buzón. Sin embargo, puedo decir que esta primera experiencia laboral me ha servido para darme cuenta de muchas y diversas cosas que creo que me ayudarán en un futuro esperemos no muy lejano. No echaré de menos tener que revisar de la P a la PA3400, pero sí echaré en falta esos «muchas gracias» y esas sonrisas que, más a menudo de se puede pensar, la gente te regala cuando le dices que la B está en la planta de arriba al fondo a la izquierda o que hay libros para preparar el First por la PE 1128. Trabajar con libros está bien; pasan por tus manos infinidad de ejemplares de los temas más rarunos que te puedas echar a la cara así como grandes obras de la literatura o infinidad de diccionarios y cuadernillos de español para extranjeros... Pero lo que más me ha gustado ha sido trabajar con personas; tanto mis compis como la gente a la que he intentado ayudar y a consejar han sido, prácticamente siempre, trabajadores y amables, respectivamente. Siempre hay «cosas» y siempre hay gente un poco «así», pero ha sido una gran experiencia y aunque ahora mismo soy incapaz de dormir más allá de las 9.00, volvería a aceptar la beca sin dudarlo.

¿Qué más, qué más, qué más? En cuestiones de ocio (es decir, lectura, pelis y series), últimamente he leído y visto bastantes cosillas. Primero fue Pyongyang de Guy Delise (♥♥♥♥♥), que fue mi adquisición de la Feria del Libro 2012 acá en Mandril. Ya me había recomendado hace tiempo mi primo la obra de este dibujante cómico canadiense pero no había leído nada hasta ahora; después de haberme disfrutado de la narración sobre su estancia en Corea del Norte (muy, muy, muy recomendable e inquietante), tengo muchas ganas de leer sobre sus periplos en China, Birmania y Jerusalén. Después seguí la estela cómica leyéndome uno de los tres librejos que pedí a Amazon como autoregalo por la susodicha licenciatura-graduación. Escogí Ghost World (entre ♥♥♥ y ♥♥♥) porque quería resarcirme; la película la recordaba mal y pensé que quizá podía reconciliarme con el trabajo de Daniel Clowes. Me gusta bastante el dibujo (de tonos verdes turquesa) y la intención de la historia está muy bien captada; esa angustia adolescente, ese no saber quién eres, qué quieres y hacia donde te diriges... Se nota mucho en el lenguaje de las dos protas, muy rebelde, hiperbólico y palabrotero. Creo que capta muy bien la esencia de ese momento en la vida de una persona, pero no sé si la historia llegó a interesarme del todo, del todo. Una vez leído esto, llegó el momento que todos estábamos esperando... ¡terminé Good Omens (♥♥♥♥♥)!

Cocretaenmente, en el viaje de vuelta de Sevilla en el AVE el pasado 28 de junio. Leo muy despacio, sí. No sé ni cuándo me empecé el libro pero no me extrañaría que hubiera estado al menos tres o cuatro meses con él. También es cierto que era el final de la carrera, exámenes, había que apretar y en el trabajo me entraba siempre la sueñera a las 10.00 y no me podía poner a leer. Eso sí: despacito, las cosas se saborean mejor. Creo que es el libro más original y estrafalario que he leído jamás (aunque aquel de El Paranguaricutirimicuaro que no sabía quién era no se queda a la zaga). Tengo pendiente el Sandman de Gaiman y el Discomundo de Prachett me tiene más que intrigada pero, siendo sincera, no había leído nada de ninguno de los dos hasta ahora ¡y menuda forma de conocerles! Tenían razón al decir que el Apocalipsis nunca había sido tan divertido. Además de entretenerme buscando actores que fueran propicios para los distintos personajes, como Alan Cumming como Aziraphale, Gabriel Match como Crowley, Christina Hendrix como Red o Jessica Brown Findlay como Anathema, por decir alguno, me he reído bastante y es muy curiosa la forma en la que está contada la historia, con todas esas notas al pie explicándole a los estadounidenses y resto de habitantes de Europa que no son británicos los distintos comportamientos de los diversos personajes. Es un libro delirante y muy bien tramado que merece mucho la pena si se quiere pasar un buen rato, aprender sobre las teorías del fin del mudno y leer un inglés curioso. ¡Por cierto! Tengo que buscar la traducción porque, sin duda alguna, me parece el libro más complejo de traducir de todos los que me he encontrado en mi vida. Ahí queda eso.

En lo que a pelis y series se refiere, he visto 17 películas desde que escribiese la reseña de Shame, algunas de ellas por segunda o tercera o cuarta vez, como Los intocables de Elliot Ness (♥♥♥♥), Amores perros (♥♥♥♥♥), Transformers (♥♥♥♥♥), Fight Club (♥♥♥) o American Beauty (♥♥♥♥), y otras que no había tenido el placer de ver como pueden ser Serpico (♥♥♥♥), Los vengadores (entre ♥♥♥ y ♥♥♥♥), Snow White & the Huntsman (entre ♥♥♥ y ♥♥♥♥) o Eva (♥♥♥), que la vimos hace un par de noches. Si bien es cierto que Lluís Homar se merecía el Goya, siento decir que la actuación de la niña era un tanto repelente y que Brühl tampoco me gustó demasiado; eso sí, la historia (aunque la predijéramos en su mayoría) es original, está realmente bien hecha y los paisajes (suizos, oscenses y canarios) son espectaculares. Por último pero no por ello menos importante, he estado las últimas semanas poniéndome al día con Modern Family ¡y me rechifla! Es una monada de serie con la que te puedes tanto despiporrar como salarte las mejillas con una diferencia de milésimas de segundo; los actores son todos brutales y no ha habido ni un solo capítulo que no me haya gustado. Las tres temporadas son impecables y espero que podamos compartir muchos años felices con esta gran familia moderna.

A modo de despedida diré que ahora mismo tengo varios frentes abiertos: In Cold Blood de Capote, Black Hole, The Beats, los cómics del tito Boris, empezar a ver Deadwood, terminar de ver House M.D. y proseguir con HIMYM y, probablemente, volver a ver alguna que otra serie de esas que me gusta volver a ver. En otro orden de cosas, ayer llegué de pasar una semanuca torrándome al solete de mi peblo alicantino (sin quemarme ni un ápice, eso sí) y han sido unos días de relajación playera mágicamente 'tupendos. Final y musicalmente hablando, ¡estamos que lo tiramos! El lunes tenemos una cita con Regina Spektor en el Circo Price y en unos muy pocos días emprendemos viaje hacia Bilbo al famoso BBK, que va a ser legendario (aunque nos va a hacer fatals y va a ser un poco horrible estar cantando bajo la lluvia pero es que lo hay pero no va a importar porque voy a poder ver a Ben Howard y a llorar mucho escuchándole) y, a la vuelta, me esperan Everlyn, The All-American Rejects y blink-182 para, seguidamente, irme de viaje familiar hacia arribota del mapa a tierras gallegas. No sé qué me deparará agosto pero estoy segura de que el calor me acompañará allá donde quiera que vaya. Seguiré informando (o no). Feliz verano a todos y que el solete os acompañe, jóvenes padawanes. ¡Capablanca!

21.2.12

El arte de volar


Mi buen amigo Boris me dejó la semana pasada esta novela gráfica. Me comentó que le había dejado bastante tocado y que recordaba a Maus por lo que yo sabía, más o menos, a que atenerme. Después de que hayan transcurrido ya varias jornadas de reflexión (y de haber leído prólogo y epílogo), siento aún más tristeza si cabe que cuando vi esa viñeta final. Creo que Altarriba no podría haber encontrado mejor forma de honrar la vida de su padre cuya existencia, plagada de sufrimiento, lucha e ideales, es reflejo de una época, de una generación por muchos de nosotros olvidada, desconocida o lejana. Es difícil explicar con palabras lo que Altarriba y Kim han conseguido con esta pequeña obra maestra: una historia conmovedora y desgarradora sobre el sueño de un hombre que, a sus 90 años, finalmente vio cómo este se hacía realidad. Animo a todos aquellos amantes del cómic, de la literatura, de la Historia y de las historias (bien contadas) a que lean esta novela gráfica porque merece mucho la pena pues, a pesar del sentimiento de pena atroz que se te queda en el corazoncito tras leer esas últimas palabras en las que Altarriba habla de su padre, la vida de Antonio Altarriba merecía ser contada y merece ser leída y compartida.

¿Banda sonora? El Bones de Young Guns que, además, pienso que se ajusta a la perfección a las circunstancias y que le dio, a medida que lo leía, una progresión perfecta a la novela, con ese tono oscuro y melancólico que se desprende del nuevo trabajo del amigo Gustav y su grupejo. Aprovecho esta mención sonora para plasmar aquí algo que llevo pensando desde hace algún tiempo y que ha supuesto un descubrimiento bastante importante en mi humilde y montónona vida musical. Siempre pensé que determinados discos se convertían en bandas sonoras de determinados libros por tenerlos en non-stop y macharme el cerebro con ellos hasta que la asociación entre oído y ojo se hacían una, como ya pasara con V y 1984 y los amigos de Glasgow, Twin Atlantic. Sin embargo, he descubierto recientemente que es el disco con el que empieces el libro el que determina su banda sonora; después de eso, no importa cuántos discos te papes leyendo ese mismo libro que no se establecerá esa conexión mágica entre las dos manifestaciones artísticas. Fascinante, ¿verdad? En la próxima reseña de librejos (donde daremos paso a uno de los grandes de la literatura policiaca estadounidense del pasado siglo) tenía pensado hablar de este fenómeno al que he apodado «banda lectora» y remitirme, como era de esperar, a nuestros amigos The Dangerous Summer pero eso es otra entrada... Hasta entonces, lean El arte de volar y escuchen a Young Guns.

Ps. ♥♥♥♥

20.9.11

Scott Pilgrim


Creo que es necesario diferenciar entre Scott Pilgrim, el más que brillante cómic, y Scott Pilgrim, su no tan brillante adaptación. Cierto es que fue hace bastante que vi la película; y cierto es que eran las tantas de la noche; y cierto es que me moría de sueño y cierto es que no le presté mucha atención. No obstante, creo que sí la suficiente como para saber que no me estaba haciendo gracia y que no estaba consiguiendo entretenerme tanto como para evitar que me quedase fritanga en el sofá. Pero como todo (o casi todo) en esta vida se aprende a base de equivocarse, admito que hice mal: vi la película sin haberme leído el cómic. De hecho, cuando terminé de ver la película sentí cierta rabia puesto que, a pesar de haber oído buenas críticas y comentarios acerca de su desternillante hilaridad, no me había convencido un pelícano.

Y es aquí donde entra en juego Max Bemis. Max Bemis es un hombrecillo bipolar que canta un grupo tremendamente bueno y sumamente infravalorado y alarmantemente desconocido (al menos en este nuestro querido país) llamado Say Anything. Para los que esta sea la primera vez que oís hablar de SA, por favor, Spotify y YouTube son vuestros amigos... La cuestión es que Max, después de mucho tiempo pensando y queriendo hacerlo, se creó una cuenta de Twitter (esto presupongo que os sonará algo más) para hablar única y exclusivamente de cómics, su tercer gran amor, después de su esposa y la música. En ella, habla de sus cómics, escritores y géneros preferidos y contesta también a preguntillas que la gente le hace. Fue en una de esas respuestas a una fan(ática) en la que dijo que Scott Pilgrim era uno de sus preferidos y que lo solía releer a menudo, si no recuerdo mal. Tomar a Max Bemis como fuente de sabiduría cómcia es algo sensato pues el tío sabe lo que se hace y conoce miles y miles de títulos.

Fue entonces cuando empecé a indagar sobre la obra del canadiense Bryan Lee O'Malley y sobre la vida de este peculiar veinteañero y de su aún más peculiar novieta, Ramona. Es curioso cómo las opiniones cambian, igual que la energía, no se destruyen (aunque sí se crean) sino que, a veces, se transforman. Además, como bien dice una foto que anda por los Internetes, no debemos juzgar un libro por su película. Y eso me propuse hacer yo: me metí en Amazon (guiño para aquellos que conozca el librejo) y encargué los 6 volúmenes de Scott Pilgrim. A medida que iba leyendo me daba cuenta de que la película pecó de fanfarrona al creer que podría aglutinar, espachurrar y revolver todo el cómic en una sola adaptación. Tampoco es una gran obra de la literatura de la que merezca hacer una saga de seis películas ni de tres, lo sé. Sin embargo, se queda muy, muy corta. Las historias son tan breves que los personajes pierden características y atributos por el camino, se convierten en simples y meras caricaturas de algo, francamente, bien trabajado. Además, detesto que las historias secundarias siempre desaparezcan en las películas porque también aportan cosas, ayudan a entender mejor a los personajes y me parece un poco injusto para los pobres personajes secundarios.

No se pueden cercenar de esta manera las historietas y vender cosas que no son. El trabajo de Bryan Lee está plagado de detalles minúsculos que quizá, por si solos, sean insignificantes pero que forman un todo complejo y es en esas pequeñas cosas en las que radica la mayor parte de la gracia de la obra. Además, la manera de incluir al lector en el cómic es muy original y divertida y creo que el cómic supone un gran trabajo que no debería ser juzgado por la tercera parte que Hollywood decidió elegir para la gran pantalla. También sé que las adaptaciones no están para ser fieles al pie de la letra a los originales pero creo que hay determinadas obras que no debieran intentar llevarse a la pantalla porque acaban desprestigiando muchas veces las fuentes de las que beben. Sin embargo, supongo que esto no dejará de pasar y menos ahora que está tan de moda la falta de originalidad y no hacen más que salir remakes y adaptaciones de obras literarias...

Negatividad a un lado, es un cómic muy, muy divertido (de hecho, es con el que más me he reído de todos los que me leído hasta la fecha aunque también puede que sea el primero que fuera bromista) y la historia es muy original y Scott Pilgrim es la monda, sinceramente. A pesar de ser dibujos tirando a manga, es decir, sin mucho detalle y en blanco y negro, las caras que pone no tienen desperdicio. Pero sobre todo son las pequeñas notas, los pequeños letreros que, de repente, aparecen y señalan algo que es tan obvio que no puedes más que reírte de lo absurdo que es, además de los diálogos que son para partirse. Por último pero no por ello menos importante, la música forma una parte fundamental del cómic y eso siempre se agradece. No descarto releermelo de nuevo muy prontito. Por cierto, ¿alguna recomendación cómica parecida o que no tenga nada que ver con esta para ser mi próxima víctima literaria?

Ps.

13.8.11

Kick-Ass


Por unas cosas y por otras quedéme sin poder ver esta peliculita (cosa que suele pasarme más a menudo de lo que me gustaría) pero así pude descubrir de otro modo y en otro contexto a Aaron Johnson, interpretando (de miedo) a John Lennon en sus años más mozos. A raíz de aquel chiquillo de ninguna parte tuve más interés en este joven superhéroe pero nunca la suficiente como para ver la película. Ahora, que desde hace unos años he vuelto a darle a la viñeta por primera vez desde que con 12 o 13 años me supiese de memorieta ya todos los Tintines, he preferido echarle primero un ojo al trabajo de Mark Millar y ya, si eso, otro a su adaptación al gran pantallazo.

Como puede (o no) suponerse, no tenía mucha idea de qué iba la cosa. Tiendo a no informarme demasiado sobre los libros que leo a priori para evitar de este modo echados a perder inecesarios al leer más de lo estrictamente permitido y necesario y estoy descubriendo que viene bastante bien. Así como en las películas siempre necesito una pequeña sinópsis para hacerme una idea del tema pero puedo confiar en mi propio instinto cinematográfico, en este mundo cómico confío en la opinión de gente más entendedora, con más experiencia y más omnibuses en sus recámaras que yo. Así es como voy escogiendo qué leer y qué no, además de las grandes obras de sobra alabadas por todos.

La cuestión es que me gustan las cosas «diferentes», tema recurrente últimamente. Kick-Ass no es el típico superhéore con el típico o no tan típico superpoder, nada más lejos de la realidad. Dave Lizewski no es más un adolescente sin madre del montón, loco por los cómics, al que le gustan Scrubs y los Goo Goo Dolls y que lleva una vida tan aburrida que decide hacerse superhéroe y se convierte en un fenómeno mediático con un vídeo colgado en YouTube pero descubre que no está solo... Es original su génesis no obstante su desarrollo y trama posteriores no se complican en demasía, la verdad sea dicha. Sin embargo, los personajes protagonistas tienen mucha chicha y ver a una niña de 10 años manejar la catana como lo hace Hit Girl es algo ciertamente interesante. Además, al ser un cómic que fue escrito entre 2008 y 2010, aquí los jóvenes y jóvenas tienen bastante más jugo que sacarle a la historieta pues está plagada de referencias a la pubertad y la vida del siglo XXI, cosa también bastante curiosa, graciosa y novedosa.

Hablando de catanas y, por ende, de violencia, tengo ganas de leer algún cómic en el que no aparezcan tripas colgando, cabezas volando y disruptores intestinales por doquier. No considero que esto sea algo exclusivo de los cómics, la violencia ha estado presente en casi todos los aspectos de nuestras vidas desde el principio de los tiempos pero es curioso que de todos los que he leído hasta la fecha no recuerdo ninguno en el que este no sea un tema más que frecuente, incluso, si me apuras, Asterix y Obelix zurraban de lo lindo. Por eso tengo ganas de echarle el guante a Blankets y descansar un poco de tanto mamporro y tanta amputación de miembros varios, aunque esto no quiere decir que me disguten ni un ápice estas cosas truculentas, ¿por quién me toman?

Ps.

1.8.11

300


Mi sabio y respetado profesor de griego, allá por primero de Bachillerato, sacó a colación la adaptación del librejo de Frank Miller para hablar de las Termópilas, Leónidas, Jerjes y toda la pescadería. Yo fui a ver la película al cine cuando la estrenaron (aunque llegamos tarde y nos perdimos un poco el principio, llegamos cuando el lobito malo y eso). Supe que estaba basada en un cómic tiempo después y nunca me había planteado leerlo hasta que, recientemente, me recomendaron Sin City y, en el entretiempo que me hacía con él, empecé a mirar la biblio de Miller y me dije: «¿Por qué no? La película me gustó y se supone que Zack Snyder fue bastante fiel (cosa que no le dio la gana de hacer en Watchmen)» y a ello que me puse, gracias a la cortesía de mi gran amigo Boris.

Me sorprendío descubrir que los dibus eran también de Miller, los cuales no me disgustaron aunque tampoco vi que fueran una cosa sobrenatural (no como la tableta de chocolate del rey de Esparta). Dejando a un lado que me leí el cómic en una hora, más o menos, no porque yo vaya como las balas sino porque es muy cortito, una vez acabé me quedé prácticamente igual que antes de haberlo empezado. Estoy empezando a sospechar que algo que ver tiene el hecho de ver primero las películas y luego leer los librejos. Lo que el director hizo fue coger el cómic y seguirlo al pie de la letra añadiendo historias paralelas, como la de Gorgo, reina y mujer de Leónidas, personaje que en el cómic aparece una única vez y que, en la película, tiene algo más de trascendencia, cosa que yo encuentro positiva, personalmente hablando.

Además, se puede percibir mejor la atmósfera en la película pues los sentimientos y los pensamientos de los personajes están más desarrollados pese a que una de las cosas que mejor conseguidas estaban en el cómic, opino yo, era la voz en off que narra y acompaña, todo el periplo de los griegos frente a los persas, sobre todo lo que por la mente del rey se pasea, que «no es miedo sino inquietud». Por otro lado, es imposible negar que los efectos especiales de la película son espectáculares y que, como película de acción, es una pequeña obra maestra. Otra cosa es que el argumento sea flojucho, que el patriotismo exacerbado de los espartanos llegue a cansar (aunque la cosa era bastante parecida) o que Moore opine que Miller tuvo tendencias homófobas al decir que únicamente los atenienses tenían relaciones con mozuelos...

En lo que respecta a este tema, quisiera decir que no me parece crítica suficiente coger una frase fuera de contexto y juzgar por ella toda una obra. Considero la respuesta de Miller acertada al decir que, si bien tanto espartanos como atenienses participaban de estas prácticas, sí que era cierto que los de Esparta andaban todo el día haciendo chascarrillo de sus vecinos democrátas y, en mi opinión, no puede tacharse una obra de homofóbica o de cualquier otra cosa por un mero epíteto que, por otro lado, no es demasiado desatino.

Rigor histórico aparte, cualquier manifestación artística que verse sobre motivos bélicos y belicosos, ya sean en el 430 a.C. o en el siglo XX, por costumbre, no suele gozar de mi beneplácito. Sin embargo, y a pesar de haberme siempre considerado mujer ateniense, el mundo griego y sus yogures siempre han tenido un lugar especial en mi corazoncito y, desde el punto de vista estrictamente empírico y objetivo, creo que aquella batalla fue una muestra de valor y compromiso sin precedentes, además de dejar al descubierto una astucia y pericia militares bastante considerables. Y nunca existió una frase que mejor recogiera el espíritu hoplita que aquella pronunciada en boca de todas las madres de Esparta a sus hijos antes de su partida para recordarles el coraje que habitaba en sus (fornidos) pechos y su deber para con Esparta, para con Grecia: «ἢ τὰν ἢ ἐπὶ τᾶς».

Ps. ♥♥

11.7.11

V for Vendetta


Es ciertamente increíble pensar que en sólo dos años haya pasado de no haber leído más que Tintines y Miluses a guardar en la recámara títulos tales como Watchmen, Preacher, Y The Last Man, Transmetropolitan o The Walking Dead. Como ya adelantaba al hablaros del genialísimo Spider Jerusalem, estos días pasados en las playas mediterráneas he estado inmersa en el mundo de otro gran personaje cómico: V.

Ya hace un tiempo sacábamos a colación el viejo dilema de si va antes el huevo o la gallina, es decir, si se debe leer primero el libro y luego ver la adaptación o viceversa. En este caso, vi y compré antes la adaptación de lo que leí la novela gráfica. ¿Craso error? Puede ser. La película me gustó muchísimo pues la idea me pareció muy original, la historia bien trazada, la trama bien conseguida y los personajes fantastícamente creados. Ahora bien, siempre que uno ve una adaptación sabe o tiene la certeza de que se ha cercenado y cambiado el original en algún punto y hasta un cierto nivel. Sin leer el original, yo no sabía hasta qué punto eso había sido así y, consecuentemente, esperaba más del libro cómico que del filme.

Mi sorpresa fue que, a pesar de que los rasgos de algunos personajes han sido totalmente alterados, que el desarrollo de la historia ha sido cambiado y mutilado y que ambos finales no comparten muchas similitudes, no vi una diferencia avismal. Yo quería ver ese mundo de finales de la década de 1980, ese totalitarismo, la vida de sus gentes pero, aunque esté retratado, esperaba algo más, más contexto, más antecedentes. Querría responder aquellas preguntas que al ver la adaptación me habían surgido y tenía la vaga esperanza de que en el papel estarían resueltas pero no fue así.

Entiendo que el misterio que guarda V es algo que no puede desvelarse pues es precisamente esa incógnita y ese secretismo lo que le hace inmortal. Es un libro plagado de referencias a la Inglaterra de aquella época y algunas cosas, por puro desconocimiento, se te escapan de las manos. Detalles, palabras, acontecimientos de los que no eres consciente y pasan desapercibidos. No descarto volverlo a leer, más calmadamente y con lápiz en mano, para ir apuntado esas citas memorables, esas perlas literarias que por la voca del protagonista salen a cada momento.

Te hace reflexionar y consigue ponerte el corazón en puño; como otros muchos libros, te lleva a pensar en lo que podría llegar a pasar, en lo que sucede cada vez que un tirano toma el poder: las masas van perdiendo la voz, por miedo o por resignación. Pero siempre hay alguien que da un vuelco a la historia y vuelve a insertar conciencia en aquellas mentes que habíanse quedado vacías pues, en palabras del mísmimo V, 'ideas are bulletproof' [las ideas son a prueba de balas].

Ps. ♥♥♥♥

Ps2. Quería aprovechar esta entradilla para felicitar a mi hermanita por su decimosexto cumpleaños y añadir, como dato aleatorio, que este es uno de esos casos en los que un libro acaba llevando banda sonora incorporada, cocretamente el disquete Free de los Twin Atlantic (que tendrán su propio espacio blogero próximamente...)



Actualización a 5 de noviembre de 2011:

Remember, remember the fifth of November.

4.7.11

Transmetropolitan


Después de que varias personas de cuyo gusto me fío asaz me dijeran que este era uno de los mejores cómics que andaban en circulación, decidí embarcarme en esta aventura ciberpunkiriana. Hará un par de meses que me lo empecé y ayer noche puse punto final a mi relación con el gran Spider Jerusalem (prota del cómic y hombrecillo de gafas raras de la foto). Y ahora puedo decir, con conocimiento de causa, que no exageraban mis colegas en cuanto y en tanto a las alabanzas sobre esta pequeña gran obra de arte fasciculada.

Una de las cosas que más me ha gustado de este cómic es la concepción de ese mundo futurista que tan bien recrearon (o imaginaron) Warren Ellis y Darick Robertson. Siempre que veo películas o leo libros futuristas que hacen crítica de lo que, probablemente, acabemos siendo y en lo que, probablemente, acabemos convirtiéndonos siento vértigo pues probablemnte, y pese a que sea todo una enorme e hipotética elucubración, no se encuentre todo tan alejado de esa realidad más próxima. Decadencia, corrupción, pérdida de la humanidad, destrucción de la naturaleza, grandes avances de la ciencia utilizados para fines bélicos o degenerados... Y es en ese mundo, en esa sociedad pútrida y amoral donde encontramos a este periodista cuya única misión es contar la verdad.

Con una perspectiva muy original, una trama bien conseguida y unos personajes inigualables e irrepetibles, considero Transmetropolitan parte imprescindible de cualquier estante cómico de cualquier persona interesada en una buena historia que se apoya y sustenta en ilustraciones para hacer de su lectura una experiencia única. Y ahora que, con lágrimas en el rostro, dije adiós a Spider Jerusalem y a sus asquerosas ayudantes mi nueva víctima, cuyo nombre empieza por V, me espera...

Ps. ♥♥♥♥