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3.9.13

29.8.12

The Gaslight Anthem



El relato de mi hermana de sus andanzas este mes por tierras inglesas me ha traído muchos recuerdos a la mente de mis dos veranos en Irlanda hará ya la friolera de cinco años. Además de que tomásemos el mismo desayno (Frosties y zumo de naranja) y que los pack-lunchs nos parecieran igual de abominables, una de las cosas en las que estamos de acuerdo es que el Sky es la gloria divina; canales y más canales de todo lo que uno pueda imaginarse entre los que, por supuesto, había como unos doce exclusivamente dedicados a música. Estaban todos los tipos de MTV que existen, más el canal de Kerrang! (mi preferido, obviamente), los tantos de VH1 y algún otro que ni recuerdo cómo se llamaba. ¿Y a qué viene esta perorata nostálgica? Pues a que precisamente la primera vez que escuché a The Gaslight Anthem fue gracias a este artefacto televisivo tan sumamente potente. Una de esas mañanas de domingo en las que yo andaba practicando el zapeo di a parar con el vídeo del 'The 59' Sound'. De hecho (apunte friqui total), creé una Nota en el móvil en la que iba apuntado todos los grupos que iba descubriendo y recuerdo perfectamente estar en el cuarto y escuchar el estribillo de este temazo y asomarme al salón para ver qué era aquella maravilla que andaba inundando toda la casa. Fue entonces cuando el romance entre el grupazo de Brian Fallon y aquí una servidora comenzó, allá por el verano de 2008.

Aunque fue el The 59' Sound lo primero que escuché suyo y aunque mi canción preferida de siempre pertenezca a este discazo ('Here's Looking At You, Kid'), siempre asociaré The Gaslight Anthem con una canción que pertenece a su primer álbum, Sink or Swim, llamada 'Drive', que me parece que posee un ritmo y una melodía magníficas que unidas al impresionante vozarrón de Brian Fallon dan vida a un temazo en toda regla de los de New Jersey. A lo largo de estos años he seguido su carrera musical digamos que no muy exhaustivamente aunque siempre he estado pendiente de nuevos lanzamientos y algún que otro proyecto paralelo (como The Horrible Crowes) pero, a pesar de todo, siempre han sido uno de mis grupos predilectos por esa capacidad que tiene su música de tranportarme, cada vez que les escucho, al pasado. Ahora más que nunca les he recuperado pues han supuesto mi propia banda sonora mientras leía In Cold Blood; de hecho, llegué a plantearme (paranoicamente quizá) que el 'The 59' Sound' hiciera referencia a la familia Clutter y a aquel fatídico año. En cualquier caso, no estamos en 1959 sino en 2012, que ha resultado ser el año apoteósico de los Gaslight Anthem gracias a este nuevo disco llamado Handwritten. Ya mi amigo bloggero lo dejó claro en su momento dándole cinco estrellas en su exquisita reseña, pero no ha sido sólo él; los músicos (como nuestro amigo Gustav Wood) y la crítica se han volcado positivamente con el nuevo trabajo de Brian Fallon y, la verdad, tienen sus razones. Aunque para mí su segundo álbum siempre tendrá un sabor especial, reconozco que Handwritten es una pequeña obra maestra de la música moderna.

Con su voz rasgada y sus melodías rockeras, Fallon y sus amiguetes de grupo consiguen, como siempre han hecho (y eso que el American Slang no me entusiasma), regalarnos los oídos con sus temazos al más puro estilo Springsteen. Para aquellos que quieran un rock de tintes clásicos y una voz singular, The Gaslight Anthem son una de las mejores opciones que la música de hoy en día tiene que ofrecer. ¡Buen trabajo, muchachos! Tenía intención de pasarme a veros en mi periplo por tierras escocesas pero las entradas de Glasgow volaron como la pólvora pero, ¿de qué me sorprendo? Dudosa está mi presencia en los Mandriles el 9 de noviembre pero si resulto andar por acá, la Sala Cats disfrutará un algo de mis grititos flaneros y de algunas gotitas sudoríparas. Hasta entonces, disfruten de lo que queda de este verano fugaz y sigan escuchando buena música a todas horas.

18.7.12

Bilbao BBK Live 2012


 Miércoles 11 de julio

Antes de comnezar a relatar nuestro periplo tengo que decir... ¡feliz cumpleaños, hermanita! Una vez dadas las crongratulaciones pertinentes, podemos empezar nuestra aventura musical a la bilbaina. El miércoles, macuto a la espalda y maletón en mano (y las ilusiones, aunque adormiladas, a flor de piel) salimos de casa para meternos al subterráneo e ir hasta Pacífico, donde nuestros queridos compis viajeros (Boris y Binom) nos esperaban. Tras cargar todos los bártulos en el todoterreno, pusimos rumbo al norte. Nunca había hecho un viaje largo en cochele que no fuese con mi family y tengo que reconocerlo: la experiencia me ha rechiflado. Vas charlando, miras el paisaje, pones Ben Howard, escuchas Mumford & Sons, descubres a Radiohead (ya sé, ya sé) o te desgañitas al son de Johnny Cash. Paramos para comer cocretas y echar unos cuantos Pisuergas, nos vamos adentrando en Forks y, finalmente, andamos aparcando en San Mamés.

Estirarando las patas, compramos carretes para la Lomo de Binom y nos desesperamos buscando sitio donde papear. Después de un ratazo dando vueltas, decidimos optar por el Fres&Co y disfrutar de sus diversos manjares (que, por cierto, allá arribota tienen plancha en el mismo resto y te cocinan cositas, lo cual se agradece una barbaridad). Salimos corriendo para pagar el boleto del aparcamiento, dejamos atrás a uno de nuestros camaradas y hacemos una compra bastante ridícula en el Simply (Bimbo y embutí'os varios además de un garrafón de agua que nos duró los cinco días). Nos perdemos, nos reencontramos, nos quedamos sin gasofa pero, al fin y a la postre, encontramos el archiconocido BEC y dejamos el cochecito en el aparcamiento. Cansados, cogemos nuestras pertenencias y nos vamos a hacer la tremenda cola (eso dijo ella) de los buses que subían hasta el Kobetamendi. Tras dejar pasar no pocos buseles, conseguimos apretujarnos en la parte trasera de uno de ellos y, después de subir y subir y seguir subiendo un buen ratejo, llegamos al monte. Nos dicen que la zona de acampada 1 ya está petada (¡mentira y cochina!) y nos empezamos a dar cuenta que no tan poca gente había pensado que era buena idea ir el día de antes al festi. Abarrotada de gente, la zona de acampada 2 terminó siendo nuestro humilde hogar aquellos días.

A estas alturas, eran ya las ocho de la tarde fácil (y habíamos salido a las once de la mañana) y, después de terminar de montar las dos tiendas, decidimos ir a dar una vuelta e inspeccionar. He de decir que yo me sentía un poco Russell explorando lo inexplorado en aquel paraje; el Cobetas terminó siendo nuestra mayor fuente de recursos (bien fuera aprovisionamiento, electricidad o baños que no parecían sacados de una película sobre el apocalípsis). Después de tomarnos unas raciones de rabas, choricitos a la sidra y una tortilla de patata a la que no pudimos dar por muerta aquel día, decidimos que era hora de descansar. Metidos los tres en la tienda de Fons, no faltaron las paridas y las risotadas y el siempre presente Fran con sus «come here, fucking guy» o la terrible pérdida de su llavero de Pink Floyd hasta las cuatro de la madrugada cuando Binom (muy grande ella) salió a decirle que bajase el tono y se fuera a dormirla pudiendo, por fin, pegar ojo (aunque fuesen unas horejas). Y es que los borrachos, las meadas y las drogas andaban presentes por todo el festival. No es que me haya sorprendido, supongo que me imaginaba que iba a ser así, pero me parece realmente patético gastarse ese dineral en un festival para que luego la música sea lo último que te importe y que tu único objetivo sea ponerte más moco que en tu vida; cada uno hace lo que quiere, ¿no? pero el problema de estas cosas es que los borrachos no están solos si no rodeados de gente a la que, inevitablemente, molestan. Jamás me he creído superior por ser abstemia pero, sinceramente, después de ver el espectáculo dantesco de estos días, me reafirmo y pienso que la gente no tiene cabeza alguna encima de los hombros.


Tras haber dormido medio mal unas no sé cuántas horas, andamos para el Cobetas a tomar algo de desayuno (el mejor Cola-Cao de mi vida, por ejemplo) y tras dubitar largo rato y pensar qué hacíamos y qué no hacíamos con respecto a nuestra higiene personal, decidimos bajar a Bilbao en busca de unas duchas públicas que andaban a una media hora de San Mamés. Toalla y neceser en mano, tiramos del Google Maps hasta que, a las 12.40, llegamos a la calle Mauricio Zabala. Resultó ser que el horario de verano no era hasta las 14.00, que era nuestra idea, sino hasta las 12.30. No obstante, el hombre majísimo (y nuestro salvador) apiadose de nosotros y nos dejó darnos una ducha en cinco minutejos que nos supo a gloria. En un intento poco avispado de volver al BEC, cogimos el metro con los garbanzos de la Juani en mente y, aunque nos pasamos una parada (en vez de Ansio nos pasamos y nos salimos en Barakaldo) pudimos encontrar el edificio monstruoso sin problema alguno y volver a subir al montecillo en los buseles. Fuimos entonces a por nuestras preciadas y preciosas pulseras (¡con susto de robo incluido!) a lo que siguió un buen papeo con huevos rotos con jamón y pimientos y unos buenos filetones de lomo con aún más huevos y patatonas. Con la panza llena y habiendo reposado un poquillo, volvimos a nuestra casa de tela para prepararnos para el primer día festivalero. Yo jamás había ido a ningún festival y si he ido a este ha sido por Ben Howard (y no, no me se cae la cara de vergoña al decir que no ha sido ni por The Cure ni por Radiohead sino más bien por mi amado Benito, Young Guns [depeción], Mumford & Sons y Sum 41).

El caso es que teníamos dudas de qué hacer o no hacer, pero una vez que entré al recinto y vi que el Escenario 3 estaba vacío, me apoyé en la valla y pensé que podría ver a Ben en primera fila, el resto se desvaneció. Así que allá nos quedamos Binom y yo (mientras Boris iba de grupo en grupo cual abejorro atareado) viendo a Belako, a los que se les fundieron los plomos tres veces y de cuyo batería tengo una baqueta, Tribes, de cuyo batería y guitarrista aquí la menda y su binomio se enamoraron y, al fin, a las 20.00 de la tarde salió el genio británico al escenario. Yo ya sabía que en los festivales no se tocan tantas canciones como en una gira propia, pero seis canciones me parecen muy poquitas, aunque si tienes en cuenta que el disco tiene 10, quizá no sean tan pocas, pero como no tocó ni 'Gracious' ni 'Everything' (ni tampoco 'Promise' ni 'Diamonds') que son dos de mis prefes pues me supo a muy poco, ciertamente. Además, el tipo borracho como una cuba que nos dio el conciertazo podría haberse ido a darle la paliza a otro (por no decir otra cosa). De todos modos, no puedo negar que aquello fue como un sueño hecho realidad. Súper majo, súper mono y un músico de los de quitarse el sombrero. Hicieron versiones aún más largas que las del disco y la banda de músicos tan geniales como él. Yo entiendo que si te traes a tu grupete te guste tocar cosas más movidas que no canciones que sólo van a la guitarra, pero hubiera sido tan bonito escucharle cantar 'Gracious'... De todos modos, cuando terminó Ben yo ya podía morirme tranquila. Además, aunque la presencia de guiris ebrios no me hiciera ninguna gracia, quizá ayude a hacerle ver que tiene sus seguidores en España y que no son pocos y que morimos por que venga de gira a esta tierra de conejos. Espremos que cumpla su palabra y vuelva a dejarse caer pronto por aquí.

Después de Ben venía Gustav y sus amigotes pero, como ya anunciaba antes, fue una decepción tremenda. El sonido era pésimo y no se le oía cantar nada de nada. Al poco rato, de hecho, nos mudamos de escenario para ver a Snow Patrol, momento en el que se nos unió el cuarto miembro del grupejo: Fons. También nos supieron a poco los irlandeses pero poder disfrutar del 'Chasing Cars's' en directo estuvo realmente bien. Y ya llegaba el tito Robert Smith pero no del todo porque se retrasaron una hora por problemas técnicos. Eso sí, el tío grande salió a amenizarnos mientras arreglaban el teclado (¡menudo detallazo!) y nos deleitó incluso con una versión acústica del 'Boys Don't Cry'. No obstante, cuando empezó el conciertazo en sí, no pudimos aguantar más de dos o tres canciones allá pegados a los altavoces porque la batería estaba que te hacía volar y retumbar. Nos salimos un poco y el tito Boris se quedó a disfrutar de uno de sus ídolos de cerca y los restantes nos subimos para la laderilla a contemplar el espectáculo en un ambiente de frío húmedo y cansancio atroz maravilosos. De hecho, al haber empezado más tarde, Bloc Party y The Cure se solaparon durante un rato. Pude escuchar 'Banquet' y 'Helicopter' en vivo y bailar al son de la voz de Kele Okereke así que fue un buen brochetazo para cerrar la primera noche. Boris se hubiera quedado 'cuchando a James Murphy y Pat Mahoney pero el hambre apremiaba (que saciamos con unas ricas cocretas y unos san'wichos de salchichón) y el cansancio acechaba así que decidimos dar la noche por zanjada o la mañana por inaugurada (irónicamente porque hasta las siete de la madrugada la Carpa Vodafone no se calló y yo a las nueve de la mañanita ya estaba con los ojos como platos gracias a la gente tan sumamente respetuosa y las incomprensibles prubeas de sonido mañaneras...).


Después de un desayuno no tan satisfactorio como el del día anterior, tocaba despertar a los bellos durmientos (que yo sigo sin explicarme cómo durmieron tanto con todo el pifostio que había por los alrededores) y bajar a por la pitanza a Bilbo Bolsón. Con cara de muertos nos encontramos con la segunda cuadrilla de apoyo: Ñ, L y M. Con el cerebro frito nos dejamos guiar hasta el archiconocido Krunch donde en silencio devoramos nuestros deliciosos bocatines. Se echaba el tiempo encima y después de una compra rápida en el Simply, la mitad del grupejo nos subimos al Kobetamendi y la otra mitad emprende su periplo en busca de hielu. Como buenas flanes de Mumford & Sons que somos decidimos quedarnos en el buen sitazo que habíamos pillado tal cual entramos y sacrificar, asín, ver a Noah & the Whale (lo sé). Hubiera sido un punto que además de enseñarnos el vídeo por las pantallotas nos hubieran puesto el audio pero aquello era demasiado bonito para ser verdad. Después un ratazo de frío y alguna que otra gotita, allá estaban «Sexy Marcus» y su banda. Aunque se dejaron el 'Sigh No More' en el camino, sonaron espectacularmente y fue muy, muy divertido. Además (aunque en esos momentos no es lo que piensas) estuvo bien que nos presentaran alguna que otra canción del futuro Babel, que sale en septiembre.

Después de saltar y gritar como locazas, era el turno de mudarse para escuchar a sus compatriotas los Kooks. El cansancio era visible y estaba latente en los cuerpos de los campingueros no tanto así en los cuerpitos de las frescas lechugas que eran las novatas. Una vez que habíamos escuchado el 'She Moves in Her Own Way', 'Shine On', 'Do You Wanna' y 'Naïve' (entre otras) tuvimos la desafortunada idea de ir a por algo de cenar... Creo que no lo pasé peor en todos los días de festival que durante aquellos 20 o 30 minutos insufribles en los que mi cara se derritió en un vano intento de que me dejaran pagar cuatro malditos kebabs. Ahora bien, nunca una cena había sabido tan sumamente deliciosa (o nunca una cena tan mala había sabido tan irónicamente bien). Lógicamente, perdimosnos el «espectáculo» de Four Tet y decidimos sentarnos cerca de la colina a escuchar a Radiohead (cuyo 'No Surprises' me empieza a gustar demasiado), pero al rato corto decidimos poner rumbo hacia la civilización, perdiéndome así a mis paisanos tricantinos los Vetusta Morla.

Fue una lástima que el 3G fuera tan sumamente mal porque al día siguiente me contaron que «Sexy Marcus» y su banda habían estado viendo a Radiohead muy al ladico de nuestro grupo de expedicionarios pero bueno, como diría Shirley Manson, "Shit happens". Después de una hora que me pareció durar un siglo, llegamos a casa de L y una cama tamaño imperial me estaba esperando, con su almohada, sus sábanas limpias y sus mantas de pelito. Creo que no tardé más de cinco minutos en quedarme fritanga y creo que no dormí menos de 12 horas y, aún así, creo también que jamás me había levantado tan cansada. Cuando me metí a la ducha me sentí como Dean Martin en Río Bravo cuando decide asearse y ponerse ropita limpia. Después de un par de fajitas y una trenza de espiga, salimos de camino a Bilbo-San Mamés-Kobetamendi (con ida de olla en el metro incluida) pero... andamos ya en el sábado, ¿no es cierto?

Sábado XIV de julio

Ya que era el último día y hasta entonces no habíamos tenido siquiera ocasión de dar una vuelta por el recinto, el tito Boris y yo decidimos adentrarnos por última vez en el mundo del BBK y dar una vuelta por los puestos de ropita y cosas de los grupos (donde no había nada de nada de Benito y a punto estuve de comprarme una camiseta muy cara de Sum 41), por las carpas de Ron Brugal, Vueling y ese tipo de tontadas que había por ahí con el musicote de Corizonas de fondo. Al ratejo se nos arrejuntaron Binom y Fons para ver a Eli "Paperboy" Reed (que no está nada mal) y un poco antes de que terminase volvimos al Escenario 1 por última vez para ver bien de cerca a los escoceses de The View que, aunque se hicieron un poquito largos, mereció la pena por escuchar el 'Same Jeans'. Seguidamente teníamos otra cita con otros escoceses: Glasvegas. 'Flowers & Footballs' abrió el camino a un recital de canciones y chistes sobre juegos de palabras entre el español y el sueco («vale, vale, vale, vale») que no estuvo nada mal; eso sí, tuvimos que salirnos un poquito para descansar los riñones.

Después de ver un ratejo a Keane y disfrutar de sus grandes éxitos, la locura se apoderó del Escenario 3, donde Rou Reynolds se puso a escalar las rocas que rodeaban el escenario, no siendo esto muy del agrado de los técnicos que no hacían más que darle más y más cable para que pudiera canturrear desde lo alto como una auténtica cabra montesa. Al término de este espectáculo de «electronicore» como lo llaman algunos, tocaba darse un paseo hasta el campamento base en busca de carteras perdidas, cervezas frías, manzanas verdes y conversaciones sesudas con nuestra amiga Shirley Manson de fondo. A pesar del apagón, el concierto de Garbage fue uno de los que más me gusto (aunque no le prestase el 100% de la atención que merecía, lo reconozco). A la vuelta los seguratas decidieron aguarnos un tanto la fiesta y tuvimos casi que correr para llegar al broche de oro del festival: Sum 41. Ni de pura pinche suerte hubiera pensado que sería tan sumamente fácil conseguir una primera fila en un festival pero lo cierto es que sólo hacen falta unos cuantos empujones, codazos y apretujones y listo, te has plantado delante de Deryck Whibley como quien no quiere la cosa. Volví a quedarme sin escuchar 'Pieces' pero, ciertamente, se portaron; tocaron un montón de canciones de Chuck y de Does This Look Infected? así como clasiquísimos del All Killer, No Filler. Siguen pasando los años y no me canso de escuchar los que fueron mis grupos prefes cuando tenía 15 años y que, en mi corazoncito, siguen teniendo un sitio la mar de especial. Nos lo pasamos pecho saltando y desgañitándonos y no podría haber pedido un cierre más mejor. Después de comprar papeo (que yo ya había tomado antes de Keane) marchamos exhaustos pero felices hacia la montaña, adentrándonos en lo que serían las dos últimas horas de sueño en el campingas...

Domingo 15 de julio

Después de haber metido todo en el macutor, haber enrollado el saco, haberse puesto ropita limpia y haber visto que los vecinos seguían en fase MOR (REM en inglés), decidimos ir a por nuestro último desayuno en el Cobetas (en busca, sobre todo, de enchufes). Tras haber cogido por banda a mi camarero preferido y haber degustado un Cola-Cao gourmet, decidimos volver, con los moviletes ya cargados, y despertar a nuestras queridas amigas las marmotas. Desmontadas las tiendas (para no perder esta racha de ablativos absolutos), dijimos adiós al Kobetamendi aunque no por mucho tiempo pues la cola de los autobuses no era precisamente pequeña (eso dijo ella). Habiendo dejado pasar unos cuantos buseles para San Mamés, pudimos colarnos en uno que nos bajó hasta el BEC, donde nos esperaba Ñ con un modelito nada apropiado para una jornada viajera, y entonces empezó nuestra pequeña Odisea bilbaina: el coche de Binom se había quedado sin batería.

Llamamos a un técnico de la Mutua que vino a salvarnos las posaderas y conseguimos, después de una hora y algo, salir del aparcamiento y buscar la gasolinera más cercana porque, a todo esto, el miércoles habíamos aparcado el cochele sin apenas gasofa. Un plan maestro, ¿a que sí? Minetras dejábamos que las baterías se recargasen solas,  dimos vueltas estúpidas por un polígono desolado hasta que encontramos un Krunch y nos aprovisionamos bien de bocatines, beborcios y 'burguesas. Y así fue como, a eso de las 17.00, emprendimos nuestro viaje de regreso a Mandril. Muy trabucos, volvimos a repasar las joyas del festival: Radiohead, Ben Howard y Mumford & Sons. Hablando de todo un poco amenizamos el abotargamiento y embotellamiento en la carretera y ya entrada la noche nos dividimos en Avenida de América. Cuatro paradas más allá y unas cuantas escaleras mecánicas con el macuto a cuestas, estaba entrando por casa y Nano estaba dándome besitos como muestra de amor y cariño. Después de un breve resumen de los aconcecimientos de los días anteriores, mi cuerpo no pudo más y al sobre que me fui, dando por finalizada nuestra aventura musical. No ha sido perfecto (y en la página de quejas y sugerencias del BBK en Facebook encontraréis las múltiples razones)  pero, sin duda, ha merecido la pena. Saludos, compañeros exploradores, y sigamos disfrutando del verano de la mejor de las maneras: con buena música de fondo. ¡Hasta la próxima (que tiene pinta de que va a ser en tierras lusas)!

5.5.12

Ed Sheeran


Creo que es cosa de hermanos mayores eso de ir de sabiondos por la vida; supongo que es una mala manera de desquitarse con alguien al que puedes «mangonear» sin que haya demasiadas represalias. Aquí y ahora quiero pedir disculpas porque a lo largo de los años me he ido dando cuenta del tonito ese que se nos pone cada vez que los hermanos pequeños hacen cualquier cosa (¡aunque no sean malas!) y sí pienso que es algo inherente al instinto protector pero quizá sobreactuemos demasiado y no sea necesario echar tanta bronca y pegar tanto grito, ¿no? Si bien es cierto que vosotros habéis de saber que todo lo que hacemos es por vuestro bien (aunque suene típico es así) y que somos, a pesar de nuestra fachada de mayorzotes y machotes, una panda de preocupones de mucho cuidado que lo único que buscamos es que estéis bien (sanos y a salvo). También es una sensación, creo, general el querer servir de «modelo» a esas criaturitas que son los hermanos pequeños y querer ser un buen ejemplo de casi todo normalmente porque sabemos que, aunque no queráis reconocerlo, nos tenéis como referentes. No en todo, como es obvio, pero sí en muchos aspectos de la vida cotidiana y sabed aquí y ahora que eso nos hace estar muy orgullosotes y querer ser mejores, fraternalmente hablando. No lo sabemos todo (aunque nos las vayamos dando muy a menudo de eso) y, en muchas ocasiones, sois vosotros los que nos ponéis delante de los ojos cosas que nosotros no habíamos descubierto. Somos educadores encubiertos a la sombra de nuestros progenitores que aprendemos en silencio y os vemos crecer, cambiar y haceros grandes y aunque dé nostalgia acordarse de cuando erais enanos y llevabais chupete e ibais en el carro (y nosotros a pata, ¡morrudos!) es lo que hay y debemos aprender a trataros como corresponde y, sobre todo, como mereceis.

Después de esta disertación filosófica sobre las relaciones hermaniles, quiero dedicar esta entradita a mi hermanita (¡hola, Ñoquito!), a la que quiero con locura, porque fue ella la que me descubrió al chavalín pelirrojo (sí, es zanahorio aunque en la foto no se pueda apreciar) que anda con la cabeza ladeada aquí encima. Si no recuerdo mal fue una amiga de mi sis la que le descubrió a Ed así que... ¡gracias a ti también, amiga anónima! En cualquier caso, hay unas cuantas anécdotas que contar sobre el memorable día en el que Ed Sheeran pasó a formar parte de mi vida musical. Me parece que fue en el Tuenti este donde vi el vídeo de 'The A Team' (el que está subtitulado en español que es, por cierto, el que andan poniendo en KissTV). En primer lugar, he de decir que fue amor a primera escucha o a primer acorde, como se prefiera; en segundo lugar, casi me caigo de la silla al creer que la chavalita que protagoniza el vídeo era Kaya Scodelario (Effy para los entendidos) aunque resultó no serlo; en tercer lugar, me pareció que las letras estaban muy bien acopladas al vídeo (la traducción es otro asunto). Como suele ocurrir, después de escuchar una canción que te ha entusiasmado buscas otras canciones del mismo grupo/cantante para ver si ha sido cuestión de suerte o si es que es cierto que te has enamorado.

En aquel momento aún no le había visto la cara a Ed porque en el vídeo sólo sale la sosia de Kaya, ¿vale? Total que me voy a YouTube y pongo Ed Sheeran y me sale el vídeo de 'Lego House'. Pincho y cuál fue mi cara al ver que el del vídeo era Ron Weasley no lo sé porque no me la vi pero puedo decir que ojiplática y boquiabierta me quedé seguro. He de confesar que yo suelo referirme a los actores por los nombres de sus personajes más célebres o las películas en las que salen con lo que, por lo que a mí respectaba, Ron podía llamarse Ed Sheeran y no Rupert Grint perfectamente. De hecho, a punto estuve de ponerle un comentario a mi hermana diciendo algo así como que Ron Weasley se había hecho cantante y que qué tipo de broma era aquello. Luego vi que al final del vídeo salía un chiquillo pelirrojo que se parecía mucho a Ron y pensé que quizá había hecho presuposiciones precipitadas (y estaba en lo cierto). Como último dato curioso podemos mencionar que mi amiga San se llevó de regalo de Navicumpleaños este disco tan hermoso (gracias a lo cual se ha convertido en otra fanática del narajito de Halifax), cuya edición lujosa tengo hoy en mi poder gracias a la mejor regaladora de regalos del universo entero y verdadero (tú sabes quién eres). El disco en cuestión se llama + y aunque la primera vez que lo escuché, he decir públicamente, lo quité porque me pareció otro discopop más del montón, una segunda escucha (y una tercera y una cuarta y una quinta) me permitieron descubrir lo equivocada que estaba. Es cierto que hay bastante diferencias entre las canciones acústicas o semi y las canciones más marchosillas (en las que el tipo es capaz de cantar a una velocidad del demoño) pero, aunque unas te gusten más que otras, son todas bastante buenas (aunque yo me quedo con las acústicas, claro). Yo soy una persona para la que la voz es algo casi, casi imprescindible en esto de la música. Bien, sé que hay cantantes de muchos grupos de los que escucho que en directo dan un poco de penita pero... El caso es que Ed tiene una voz preciosa que hace juego con la moninez de sus canciones. Muchos podréis pensar que un disquete de 16 canciones puede hacerse muy pesado pero lejos de la realidad se queda esta suposición en lo que a + respecta.

Podría ir canción a canción alabando todas y cada una de ellas pero ya que eso me llevaría un tiempo del que no dispongo a pesar de que las ganas me sobren lo que voy a hacer es poner aquí y ahora una relación de mis preferidas (con un criterio totalmente subjetivo y personal, téngase en cuenta), lo cual no implica que no me guste el disco entero porque me encanta y mucho. Bueno, en primer lugar tenemos 'The A Team', que abre el disco y es una maravilla en sí misma (y a la que tengo cariño especial por ser la primera que escuché de él y porque soy capaz de tocarla mal y soltar gallitos al cantarla). Otra canción que me enamora es 'Wake Me Up' que me parece preciosísima y tiene una letra muy tierna (y me hace mucha gracia lo del BlueRay, por cierto) y luego tenemos el 'Small Bump', con la que no puedo evitar llorar cada vez que la escucho. 'Lego House' tiene un hueco muy especial en mi corazón asimismo, por ser la segunda que descubrí, por tener Lego en el título y por toda esa serie de inferencias sentimentaloides que me trae a la cabeza. El 'You Need Me, I Don't Need You' es el más claro ejemplo de canción movidita del disco y además de ser marchosa es una crítica un tanto voraz a la industria y eso nunca viene mal. Nos acercamos a mi momento preferido del disco cuando, tras acabar el impresionante 'Give Me Love' suena la versión del 'The Parting Glass'. Sepan ustedes que hay un tipo de música que siempre, siempre consigue tocarme la patata y hacer que se me salen las mejillas y esta es la música celta. ¿Por qué? No estoy segura; supongo que mis raíces gallegas, mi experiencia irlandesa y el amor loco de mi madre por Escocia tienen algo que ver. Sea como fuere, de corazón pienso que merece la pena escuchar esta canción escondida porque pone los pelos de punta, palabrita. Por último pero no por ello menos importante podemos hablar de 'Autumn Leaves'. Después de haber escuchado el disco muchas, muchas veces, en uno de esos momentos en los que prestas más atención a lo que oyes (saliendo de Zarauz, por cierto), me encontré escuchando los acordes de estas hojas de otoño y pensando que había descubierto otra de mis prefes (la cual también puedo intentar tocar mal y cantar seguramente peor).

Volvemos a lo mismo, sí: para gustos los colores. No se puede forzar a nadie a que le guste algo que ni le va ni le viene o que le deje de gustar algo que a ti te horripila (y no deberíamos tampoco, ¿eh?) pero bueno, yo en mis trece invito a todos los terrícolas que por aquí se pasen y paseen (y que hayan tenido las narices de seguir leyendo hasta aquí abajito) que le echen una o dos orejas al trabajo de Ed. Depende de qué te guste y de qué no, te desagradará más o menos pero creo que es un disco fácil de escuchar, amable y que, como poco, supone una muy buena música de fondo para una velada romántica, una reunión informal de amigos y cualquier otra situación absurda que se os pueda ocurrir. Hasta la próxima, pequeños padawanes musicales y que los auriculares os acompañen.

2.5.12

Say Anything


Se dan momentos en la vida en los que uno se pone a pensar sobre primeras veces y no es capaz de recordar, por mucho que lo intente, dónde vio esa cara, cuámdo escuchó esa canción, cuándo leyó aquel libro, dónde probó el pescado crudo por vez primera... pero, de vez en cuando, parece que fuera ayer cuando todo aquello ocurrió. Hace unos cuantos años (entre tres y cuatro), cotilleando el Tuenti de un chaval muy majete con el que iba a clase de guitarra (y de cuyo gusto musical me fiaba bastante), vi que tenía en el tablón un vídeo de una canción llamada 'Alive with the Glory of Love'. Bien, a estas alturas, yo estoy convencidísima de que ya conocía a Say Anything pero no había pasado del Say Anything (disquete que aquí nos ocupa y que ha pasado a formar parte de mi estimada y física colección musical gracias a Lorenuda) pues... ¿podía haber un disco mejor que aquel? Con el tiempo he descubierto que ...Is A Real Boy (junto con su hijito ...Was A Real Boy) no tienen nada que envidiarle a la pequeña gran obra maestra que es Say Anything.

Pocos grupos (oh, muy pocos) han influenciado tantísimo mi vida como el de Max Bemis y sus colegas; pocos discos hay de los que me sepa las letras de todas las canciones (bueno, a veces me bailan frases pero sí) y de pocos (o no tan pocos) opino que sean excelentes de cabo a rabo, de principio a fin o como quieran decir. Todas y cada una de las canciones que componen Say Anything son un regalo para los oídos (sí, gritan en alguna que otra pero es soportable), un artefacto de originalidad y de letras bien curradas para las que no tengo palabras (pero sí humildes intentos de traducción). 13 canciones ('Fed to Death', 'Hate Everyone', 'Do Better', 'Less Cute', 'Eloise', 'Mara and Me', 'Crush'd', 'She Won't Follow You', 'Cemetery', 'Property', 'Death for My Birthday', 'Young, Dumb and Stung' y 'Ahhh... Men') que sirven como muestra, reflejo y definición de lo que la música (sin etiquetas) es. Sé que para gustos están los colores, las comidas y las bebidas (entre alguna que otra apetencia) pero creo en el fondo de mi corazón que es un disco grandioso y que todos aquellos que no lo hayan degustado aún son unos privilegiados descuidados. Lo que daría yo por descubrir ahora mismo un grupo como Say Anything... Me conformo con formar parte de la gran familia de seguidores y fanáticos que seguimos dejando que ellos y su música iluminen nuestras vidas y le pongan ritmo al día a día que, muchas veces, sería harto complicado sacar adelante sin un 'There are babies with guns beheading their friends in shopping malls around the world*' o un '(Meet me in the back room) I'll tell you everything, you everything, woah!**' o un poco de 'I have a total crush on you, baby, and I can't let it go***' con una pizca de 'I guess that everyone includes me, and that's why I'm a humanist****'.

Say Anything (y su Say Anything [¡qué mareo!]) suponen una de las piezas más importantes de mi pirámide musicamentaloide y creo que se lo merecen, que se lo han ganado por un trabajo impecable a lo largo de los años y por mantenerse fieles a lo que creen; por no hacer música para los demás sino para ellos mismo y por componer uno de los grupos más auténticos que he tenido el placer de descubrir. Ahora bien, como todo en esta vida, les pongo una pequeña, diminuta e insignificante pega: no han venido a España (ni tiene pinta, por desgracia, de que vayan a). Yo entiendo que Los Angeles y Madrid están algo lejos pero aquí estamos, esperandoos pacientemente (oh, muy pacientemente) y aunque no os dejéis caer por esta tierra de conejos este año, acercaos un poquito (Francia o Italia) y allá que iremos como una bandada de pequeños y gamberros estorninos a disfrutar de vuestra música, de vuestro directo, a pasarlo pecho y a salarnos las mejillas cuando los acordes de todas esas canciones que nos han visto crecer resuenen y retumben en nuestros oídos, celebros y patatas. En verdad os digo que creo que no os arrepentiríais si le echaseis una oreja al talento de Max Bemis (que, para más amor, es un loco de los cómics y un marido adorable y una monez de persona) y su banda y, ya sabéis, cualquier lindez o improperio, aquí andaré, bailando al son de 'Overbiter'.

*«Hay bebés con armas decapitando a sus amigos en centros comerciales por todo el mundo».
**«(Encuéntrate conmigo en la parte trasera del local) Te lo diré todo, todo, ¡woah!».
***«Estoy totalmente coladito por tus huesos, nena, y no puedo evitar lo que siento».
***«Supongo que "todo el mundo" me incluye y por eso soy humanista».

Ps. Siguen quedando entradas para el Slam Dunk Festival...

Sunshine


'Poison & Wine' by The Civil Wars

24.3.12

Simple Plan


Aún recuerdo aquel día... Corría el curso 2002-2003; como tantas otras tardes andaba yo pegada a mi ordena hablando por Messenger (¡qué tiempos!) con un chavalote repetidor de mi clase llamado Sergio. A pesar de que su compañía acabó no siendo de mi agrado, siempre le agradeceré que me abriese el camino (y las orejas) al mundo musical en que hoy día habito. Dos fueron las canciones que me mandó aquella tarde: 'Someday' de Nickelback y 'I'd Do Anything' de Simple Plan. Curioso que estos dos «géneros» se hayan convertido en dos de mis tipos de música preferidos aunque está claro cuál ganó la batalla... No Pads, No Helmets... Just Balls fue el primer disco que metí en mi primer MP3 (¡anda que no ha llovido desde entonces!) y uno de los primeros que recuerdo haber ido a comprarme. Tres años después y ya con su Still Not Getting Any... en el mercado, un 29 de junio, andaba yo botando con ellos en Las Ventas al ritmo de 'Jump', un día después de haber olido a Jimmy Eat World y visto a Green Day y estudiado a Billie Joe Junior en el Telefónica Arena (¡qué año!).

Cuatro años pasaron y Simple Plan (re)apareció y con él la debacle. Recuerdo que me lo pedí por Reyes y que me gustó tan, tan poco que estuve a punto de devolverlo... Sigue pareciéndome un disco bastante malucho, la verdad sea dicha. Los años siguieron pasando y, sin pena ni gloria, Pierre (mozalbete apuesto de la foto) y sus amigos se vieron relegados a un irremediable segundo o tercer plano mientras que otros grupos alzaban el vuelo (metafórico) en mis oídos pero el pasado año Pascual sacó un anunció para uno de esos zumos con leche que tanto asco me dan que tenía una canción de fondo que sí me gustaba y mucho. Varias veces anduve buscando qué cancioncilla era e intentando cazar alguna frase de la letra para buscarla y el 30 de junio (Last.fm me lo ha chivado) di con ella: 'Jet Lag' de Simple Plan. ¡Tenían disco nuevo! No sin miedo, entré en Spoty y me puse a escucharlo. No le di más de dos vueltas pero, en general, me gustaba el rollito y, gracias a Zeus, no se parecía demasiado al desastre de 2008. No le di mucho más bombo a la cosa hasta que, hace unos meses ya, me enteré de que venían de gira a Madrid y, sin dudarlo, me saqué una entrada en uno de estos ataques de nostalgia que nos atrapan y nos devuelven a otro tiempo, como diría aquí el amigo Don Draper intentando vender un rulo de Kodak.

Acabaron agotándose las entradas como era de esperar si tenemos en cuenta, además, que los teloneros eran We the Kings que aún no habían pisado esta tierra de conejos. A medida se acercaba el día, las ganas aumentaban. Sabía que iban a ser unas semanas duras las que viniesen después y era una de las mejores formas (mi preferida desde luego) de soltar adrenalina y pasar un buen rato (y quedarse sin voz, de paso). Además, mi colegas de aventura resultaron ser la mejor de las compañías posibles. Con un algo de morro, llegué un par de horas antes de que se abriesen las puertas. Vistalegre y yo volvíamos a encontrarnos después de nuestra quedada con Sum 41 hacía ya más de un año ya. Tengo que dejar por escrito que la organización fue excelente, como nunca antes; guardias, vallas, gente con cerebro debajo de sus crestas y flequillos... ¡Enhorabuena! Después del desastre de 30 Seconds to Mars juré que no volvería a hacer una cola (al menos allá) en mi vida pero viendo la considerable mejora me lo pensaré. Ahora, tendrían que venir Say Anything y Dashboard Confessional juntos o algo para que yo sopesara hacer una cola de horas y horas ya que, al final, acabas agotado antes siquiera de haber entrado y creo que no merece mucho la pena aunque, claro, la primera fila en uno de esos conciertos tiene que ser espectacular (¡y las fotos ni te cuento!).

No soy fan de We the Kings pero el hecho de que versionasen el 'The Middle' de Jimmy Eat World me hará venerarles ya para fin de los tiempos. Me sorprendió porque no demasiada gente coreó la letra de este himno tan épico pero yo me lo pasé teta (¡ups!) desgañitándome y brincando como un avestruz espídico*. Después de que ese tiempo interminable entre que se va el telonero y sale el cabeza de cartel hubiera pasado, (re)aparecieron los canadienses y empezó la acción. Yo sabía que mi canción iba a formar parte del repertorio sí o sí pero no sabía si iba a haber mucha canción de antaño o si, por el contrario, el setlist iba a estar poblado de nuevos éxitos y todo salió a pedir de boca. 20 canciones y más de hora y media de recital musical memorable que me dejó tres días sin voz y que me recargó las pilas (hasta ayer viernes cuando mi cuerpito dijo basta). Fueron tan majos y Pierre cantó tan bien que no me arrepiento un ápice de haber comprado mi entrada y de haber podido formar parte del regreso del grupo pionero dentro mi corta vida musical (después de los Backstreet Boys, por supuesto). ¡Larga vida al musicote canadiense!

21.2.12

El arte de volar


Mi buen amigo Boris me dejó la semana pasada esta novela gráfica. Me comentó que le había dejado bastante tocado y que recordaba a Maus por lo que yo sabía, más o menos, a que atenerme. Después de que hayan transcurrido ya varias jornadas de reflexión (y de haber leído prólogo y epílogo), siento aún más tristeza si cabe que cuando vi esa viñeta final. Creo que Altarriba no podría haber encontrado mejor forma de honrar la vida de su padre cuya existencia, plagada de sufrimiento, lucha e ideales, es reflejo de una época, de una generación por muchos de nosotros olvidada, desconocida o lejana. Es difícil explicar con palabras lo que Altarriba y Kim han conseguido con esta pequeña obra maestra: una historia conmovedora y desgarradora sobre el sueño de un hombre que, a sus 90 años, finalmente vio cómo este se hacía realidad. Animo a todos aquellos amantes del cómic, de la literatura, de la Historia y de las historias (bien contadas) a que lean esta novela gráfica porque merece mucho la pena pues, a pesar del sentimiento de pena atroz que se te queda en el corazoncito tras leer esas últimas palabras en las que Altarriba habla de su padre, la vida de Antonio Altarriba merecía ser contada y merece ser leída y compartida.

¿Banda sonora? El Bones de Young Guns que, además, pienso que se ajusta a la perfección a las circunstancias y que le dio, a medida que lo leía, una progresión perfecta a la novela, con ese tono oscuro y melancólico que se desprende del nuevo trabajo del amigo Gustav y su grupejo. Aprovecho esta mención sonora para plasmar aquí algo que llevo pensando desde hace algún tiempo y que ha supuesto un descubrimiento bastante importante en mi humilde y montónona vida musical. Siempre pensé que determinados discos se convertían en bandas sonoras de determinados libros por tenerlos en non-stop y macharme el cerebro con ellos hasta que la asociación entre oído y ojo se hacían una, como ya pasara con V y 1984 y los amigos de Glasgow, Twin Atlantic. Sin embargo, he descubierto recientemente que es el disco con el que empieces el libro el que determina su banda sonora; después de eso, no importa cuántos discos te papes leyendo ese mismo libro que no se establecerá esa conexión mágica entre las dos manifestaciones artísticas. Fascinante, ¿verdad? En la próxima reseña de librejos (donde daremos paso a uno de los grandes de la literatura policiaca estadounidense del pasado siglo) tenía pensado hablar de este fenómeno al que he apodado «banda lectora» y remitirme, como era de esperar, a nuestros amigos The Dangerous Summer pero eso es otra entrada... Hasta entonces, lean El arte de volar y escuchen a Young Guns.

Ps. ♥♥♥♥

12.2.12

Admit It!!!



¡Admítelo! A pesar de tu apariencia pseudobohemia y tus vagas creencias izquierdiastas, no sabes nada de arte o de sexo que no hayas podido leer en cualquier revista de moda neoyorquina progre y underground. Inconformista prototípico, eres un soldado vacuo de la Gestapo de segunda. Te mantienes fiel a una serie de estándares y gustos que parecen estar fijados por un tribunal oculto de jueces hipsters (¡gilipolleces!). Vas por la vida dando tu aprobación o desaprobación a nuevas y pasadas modas y estilos de música y arte. Pásate al analógico, nene. Eres tan postmoderno. Estás buceando hacia un pasado anticuado. Es asqueroso, es ofensivo, no me vuelvas la cara. Sí, ¿cuál es tu excusa? Sí, ¿cuál es tu excusa? Te pasas el día sentado en círculo con tus amigos, pontificandoos los unos a los otros y compitiendo siempre por ese momento de gloria enaltecedora en el que acaparas el centro de atención intelectual, adueñándote por completo de la conversación superficial y sin sentido. ¡Oh, no somos dignos! Cuando pasas delante de un grupo de, entre comillas, gente normal, te ríes entre dientes, dándote una palmadita a ti mismo en la espalda mientras te mofas. Es el mismo complejo de superioridad que compartían todos aquellos niñatos deportistas del instituto que te hicieron la vida imposible y que te convierte en un esclavo del competitivo dogma capitalista. Dedicas cada minuto de tu puta vida a echar pestes. Sí, ¿cuál es tu excusa? Sí, ¿cuál es tu excusa? Porque yo estoy orgulloso de mi vida y de las cosas que he hecho. Orgulloso de mí mismo y del ermitaño en el que me he convertido. Puedes lloriquear todo lo que quieras: no te llevará muy lejos. A mí me va bien con mi coche y mi guitarra. ¡Sí! Voy a decirte algo: soy un egocéntrico descarado. Me tiro horas y horas delante del espejo intentado que el pelo me quede elegantemente despeinado. Me preocupa cómo se venderá este disco porque creo que determinará la cantidad de sexo que tendré en el futuro. Me automedico a base de drogas y alcohol para tratar mi extremada ansiedad social. Eres un falso (¡admítelo!). Eres un fraude (¡admítelo!). Sí, vives una mentira, vives una mentira, tu vida es una mentira. No me impresionas (¡admítelo!). No me intimidas (¡admítelo!). ¿Por qué no te inclinas, te tiras al suelo y caminas por la puta tabla? Sí, ¿cuál es tu excusa? Sí, ¿cuál es tu excusa? Orgulloso de mi vida y de las cosas que he hecho. Orgulloso de mí mismo y del ermitaño en el que me convertido. Puedes lloriquear todo lo que quieras: no te llevará muy lejos. A mí me va bien con mi coche y mi guitarra. ¡Sí! Voy a la deriva... Y estoy harto de esto. Quiero sentir la brisa de cada gran ciudad. Mi coche y mi guitarra; mi coche y mi guitarra. Así que acabarás estando hecho de estos impulsos insatisfechos. Oh, no. Cuando muera, descansaré. Cuando muera, yaceré inmóvil. Cuando muera, descansaré, descansaré.

  
Translation: Ryan & Co.

24.1.12

blink-182


Hoy me he levantado con la noticia de que existían rumores que indicaban que era probable que los de U18 estuvieran moviendo hilos para traer a España a blink-182 (OH.MY.GOD!) puesto que habían ya confirmado para el 21 de julio su visita a la capital lusa. Hemos de mantener la calma puesto que esto puede ser un bulo (que no un bolo) y es mejor no hacerse ilusiones hasta que ellos mismos confirmen las buenísimas nuevas, no vayamos a tener un nuevo episodio a lo Twin Atlantic. No obstante y aunque esta fuera la más burda de las falacias, un rayito de esperanza se atisba en el horizonte.

Así pues, esta mañana me he encaminado muy resuelta a la Fnac y me he agenciado Neighborhoods (que ya iba tocando, sí). Supongo que aquellos a los que nos les vaya mucho este rollo quizá no puedan alcanzar a comprender la influencia que estos tres hombrecillos (Mark Hoppus, Tom DeLonge y Travis Barker, cuya impresionantísima foto me sirve de salvapantallas en el iPod) han ejercido en el panorama musical a lo largo de estos ya 10 años; nada más y nada menos que cuatro grupos (Box Car Racer, Angels & Airwaves, +44 y Transplants) han nacido de las diversas convinaciones de los talentos de estos genios y no hace falta que mencionar que sus sucesores han bebido de su trabajo hasta el infinito y más allá. Por otro lado, si tenéis en cuenta que en 2005 se separaron indefinidamente, es lógico entender la reacción de todos nosotros, resignados y entristecidos que jamás pudimos verles en directo, al enterarnos, aquel magnífico 8 de febrero del 2009, de que habían vuelto al grito de Mark de 'blink-182 is back!'.

A pesar de que la causa de que volviesen a juntarse no fue la mejor (Travis tuvo un accidente de avión en el que estuvo a punto de morir), el hecho es que blink-182 había vuelto y, lo más importante, íbamos a poder escuchar nueva música suya en un futuro muy, muy próximo. Cuando en septiembre del pasado año salió (¡al fin!) su sexto álbum, no llovió a gusto de todos, como era de esperar. A mí, personalmente, me gusta mucho el disquete (♥♥♥♥). También hay que ser un poco abierto y no se podía esperar que el disquete fuese una continuación de el self-titled porque han pasado ya nueve años y mil cosas entre medias. ¿Suena a Box Car Racer? Sí. ¿Suena a AVA? Sí. ¿Suena a +44? Sí. ¿Suena a blink-182? Sí. Era ingenuo creer que las vidas paralelas de los tres y todos sus proyectos musicales después de la ruptura no iban a estar más que presentes en este nuevo trabajo, además del hecho de que el tiempo pasa para todos por igual y la gente (por suerte o por desgracia) madura. Entiendo que no sea lo que nos esperábamos pero, ¿qué esperábamos exactamente? Yo no sabía qué me iba a encontrar y cuando sacaron 'Up All Night' me pareció que tenía buena onda. Además, hay que ser realistas: para ser el primer disco después de ocho años sin trabajar juntos, creo que es muy buen recomienzo, sinceramente. Sin embargo, puedo entender a aquellos que lo han aborrecido hasta más no poder, han dicho cosas desagradables sobre ellos y se han desentendido del grupo para siempre, aunque no comparta sus opiniones ni, sobre todo, su forma de expresarse. Un poco de respeto y humildad no le vendría mal a mucha gente, creo yo.

En cualquier caso, creo que este disquete significa mucho más que las 14 canciones que lo componen. Para mí se trata del regreso de uno de los grupos que han marcado mi vida a lo largo de todo este tiempo y el saber que puede que llegue el día en que les vea subidos a un escenario, tocando esas canciones míticas de mi adolescencia, es mágico. Por otro lado, durante años he seguido sus vidas tan de cerca (sin pasarme, que no soy una acosadora ni nada, claro está) que han pasado a formar parte de la mía. Sin ir más lejos, aquí les tengo, a los tres bien jovenzuelos (por la época del Take Off Your Pants and Jacket, que es mi disquete preferido) en un póster grandote enmarcado al lado de mi escritorio. Es algo difícil de explicar (lo que siente mi ser) pero me imagino que todos tenéis ese grupo al que idolatrais, al que nunca hebéis visto tocar, el que incluso se llegó a seprar y volvió a juntarse años después y al que, un día, pudisteis ver tras tantos años viviendo sus vidas a través de sus letras, de sus melodías y de la infinidad de fotos suyas que pueblan los terrenos de Google. Pues bien, eso es blink-182 para mí y espero que estos rumores sean ciertos y que, en siete meses, pueda ver uno de mis sueños hechos realidad. blink-182 for life!

Ps. Me acabo de enterar de que The All-American Rejects, Four Year Strong y mis amados de Glasgow serán los que acompañen a blink-182 en el UK Tour de este verano así que es probable que no me espere a saber si los rumores del U18 están fundados o no... ¡Qué estupidez cometí al devolver las entradas de Liverpool! Quizá no sea demasiado tarde para enmendar el error, ¿no? Pero bueno, ¿a quién quiero engañar? Sólo nos queda rezar y esperar que se dejen caer por acá y, si no, para Lisboa que nos vamos, que no se diga. ¡Feliz día blink-182!

Actualización a 11 de febrero de 2012

Mis plegarias fueron escuchadas (aunque no sé exactamente por quién) y mis sueños se han hecho realidad: ayer, viernes, nos hicimos con dos entradas para ver a blink-182 junto con The All-American Rejects y los paisanos Everlyn en el Palacio de los Deportes de Madrid el día 20 de julio. ¡Esto va a ser homérico! No veré a los de Glasgow ni a los de Worcester pero sí a mis tres ídolos y a uno de los grupos que más significaron para mí en un determinado momento de mi vida y a los cuales será más que entrañable poder escuchar en directo. ¡Musicote rico, rico, rico! Ahora sólo faltan Say Anything y Dashboard Confessional y podré morir tranquila...

23.1.12

Ben Howard


No soy de esas personas que reseñan disquetes pero pienso que el mayor descubrimiento musical del pasado año (que coincide con el primer disco que pasa a engrosar mi estante de musicote este recién estrenado 2012) se merece unas palabras. Hace ya más de un año que descubrí Watch Listen Tell y, aunque por aquel entonces no lo sabía, aquel modesto canal sería la fuente de este tan gran descubrimiento que hoy nos ocupa, tras haberme puesto ante los ojos a grupejos como Villagers o Bombay Bicycle Club. Un día, no sé hace cuánto tiempo, volví a meterme (en el canalito, no piensen mal) y vi esto pero sin prestarle demasiada atención: era una canción más de otro grupillo majo más. Lo único que me llamó la atención fue que el chavalito aquel llamado Ben Howard era zurdo. Tiempo después volvería yo a encontrarme por YouTube buscando cosas diversas (¿o era viendo Kiss TV?) y, fuese como fuere, volvió a resonar en mis oídos la maravillosa 'Old Pine'. En el momento en el terminó la intro (que el vídeo del miraescuchacuenta no tiene) me quedé muy quieta y escuché atentamente...

Aquello era algo que había escuchado antes pero no podía acordarme de dónde. Deben saber que cuando algo de esta índole me ocurre no ceso hasta resolver la ecuación. No tardé mucho en relacionar a Ben con Bombay o Villagers y, tras algún tiempo de pesquisa, volví al vídeo original (comprobando que ya había estado allí puesto que el link andaba en moradito). Fue amor a segunda escucha (algo que, desgraciadamente, me suele pasar demasiado a menudo) pero... ¡qué amor! Las similitudes con Jack Johnson (al que idolatro) se quedan en el asunto del surf, creo yo. Ben no tiene la voz dulce y armoniosa que tiene Jack pero canta que se te derriten las orejas. Por otro lado, toca la guitarra que es un primor, de verdad, impresionante. No es Joe Satriani, eso ya lo sé (aunque a mí me gusta más, pese a todo), pero su finger-picking es algo espectacular y, sobre todo, su música es tan especial. Igual que me ocurre con Mumford & Sons, me parece que Ben es un artista con mayúsculas y que la música que compone, aunque parecida, no encuentra parangón alguno.

Considero que no se podría haber dado vida a un disquete de debutante mejor que Every Kingdom. Este jovenzuelo de Devon tiene mucho pero que mucho talento y aún nos quedan miles de canciones suyas por descubrir, amar y guardar con llave en nuestros corazoncitos, como me ha sucedido a mí con las preciosísimas 'Gracious', 'Promise' y 'Bones' (aunque el todo el disco se merece un ♥♥♥♥♥ más que redondo. Por último, quiero alabar el trabajo, el esfuerzo y el mérito que hoy en día supone crear música y escribir letras de tal sensibilidad y tal belleza y que estas consigan atravesar el alma y emocionar la mente de cientos y cientos de personas sin más instrumentos que una guitarra y, en este caso, esa voz tan única. Si me preguntasen qué es la música para mí creo que este disco conseguiría, de un modo u otro, responderla por sí solo. Uno de los mejores artistas con los que me he cruzado en muchos años y al cual espero poder ver en directo *guiño, guiño* al menos una vez porque eso tiene que ser una experiencia inolvidable. ¡Larga vida a Ben Howard, su música y su acento encantador!

Off the Wall


'Everything We Had' by The Academy Is...

5.1.12

The Dangerous Summer


Si 2011 terminó marcado por tres grandes descubrimientos como fueron Benjamin Francis Leftwich, Ben Howard y Ed Sheeran, este 2012 (¡feliz año!) empieza fuerte. El otro día andaba yo mirando lo que Charlie Simpson (Busted y Fightstar) había estado haciendo últimamente y di a parar con este magnífico blog musical, que recomiendo encarecidamente a todos aquellos que controlen el idioma de la reina madre porque, sinceramente, merece mucho la pena. Dejando a un lado que nuestros gustos son muy similares y que su conocimiento musical impresiona (y que me acabo de enterar de que tiene otro blog sobre películas cuyo título es una de mis canciones preferidas de The Gaslight Anthem y que mi amor aumenta por momentos), le debo el descubrimiento del grupo que aquí nos ocupa: The Dangerous Summer. ¡Gracias!

Maldigo a Last.fm por no habérmelos puesto delante la cara antes ya que aparecen como artistas relacionados de grupos como Valencia, Man Overboard o The Starting Line los cuales, que yo sepa, me gustan. En cualquier caso y sea como sea, han entrado de lleno en mi vida y, sobre todo, en mis orejas y eso es lo que importa. Por ahora sólo me ha dado tiempo a darle unas cinco escuchas a su último disco, War Paint, que ocupaba el primer puesto la lista de The Best Music of 2011 del chavalito este (que es estadounidense y tiene un año menos que yo por lo que he podido deducir de sus entradas) y al cual nuestra querida Hayley Williams (cantante de Paramore, para aquellos no muy puestos en el género) dedicó el siguiente tweet

#nowplaying The Dangerous Summer - "Everyone Left". Geez, their new album is so stupidly good! Pick it up. It's called War Paint. Duh.

Bien, añadámosle a esto un dulce acento sureño y expliquemos que lo viene a decir es que el disco es un pasote y que a comprarlo se ha dicho, más o menos, si se me permite alguna que otra licencia poética. ¡Y anda que no lleva razón esta jovenzuela de Mississippi! Cuando escuché por primera vez el 'No One's Gonna Need You More' no me quedé con la boca abierta por lo original de aquellos acordes (aunque sí por la voz de AJ Perdomo), como me pasó cuando descubría a Biffy Clyro. Sin embargo, sí que consiguió algo que jamás un grupo nuevo había logrado: me devolvió a mis años mozos. No es que yo sea una octogenaria venerable, entiéndanme, pero ya no puedo considerarme una manceba pubescente y esos «gloriosos años» pasaron (para bien o para mal) pero ese sentimiento que todos hemos sentido alguna vez... esa sensación de que el mundo estaba a nuestros pies, que éramos invencibles, que la amistad podía durar para siempre y que nos quedaba toda la vida aún por vivir, por experimentar, por descubrir, en unos segundos, reaparecieron.

Bueno, que una canción te haga rememorar todo aquello es algo realmente especial y aunque esos recuerdos sean agridulces, aunque un sentimiento de nostaliga se apodere de ti... merece la pena. Puede parecer una nimiedad pero cada día que pasa siento que la música tiene un poder más grande y más fuerte de lo que podemos pensar. Su objetivo, como es el del cine y la literatura, es conmover de una u otra forma y descubrir un grupo que te haga sentir tantas cosas es, simplemente, un regalo. No puedo más que recomendar fervientemente que todos aquellos que no les conozcais aún les echéis una oreja o varias porque pienso que no os arrepentiréis. Como bien dice que mi nuevo conocido bloggero, uno puede respirar atarcederes veraniegos y playeros en sus letras, en sus melodías y en sus voces y eso es un gustazo para los sentidos, la verdad sea dicha.

Ps. ♥ y subiendo...

English Version 2.0

If 2011 closed with the awesome discoveries of singers such as Benjamin Francis Leftwich, Ben Howard or Ed Sheeran, 2012 (Happy New Year!) does not fall behind. Oh, no. The other day I was just checking out what Charlie Simpson (Busted and Fighstar) had been up to lately when I wound up reading this excelent, musical blog, which I highly recommed to everyone who speaks the Queen Mother's language because, seriously, it is worth it. Leaving aside that our musical tastes are very similar and that his musical knowledge is astonishing (and that, by the way, I've just found out that he has as well a movie blog that is named after one of my all time favourite The Gaslight Anthem songs and that my love increases by the minute), I owe him the discovery of this very band that we're now talking about: The Dangerous Summer. Thanks!

Damn you, Last.fm! You didn't show them to me before! They appear as similar artists of bands like Valencia, Man Overboard or The Starting Line, which, as far as I'm concern, I like! Anyway, they (The Dangerous Summer) had entered my life and mostly my ears and that is all that matters, isn't it? So far I've only got time to listen five times to the new album, War Paint, ranked #1 in the list The Best Music of 2011 by this young fellow (who is American and a year younger than me, based on what I've read on some of his posts). Our dear Hayley Williams (singer for Paramore, for those of you who are not exactly experts on the subject) said this about them on Twitter:

#nowplaying The Dangerous Summer - "Everyone Left". Geez, their new album is so stupidly good! Pick it up. It's called War Paint. Duh.

And she was right indeed, our Mississippian gal! When I first listened to 'No One's Gonna Need You More', the originality of its chords did not leave me speechless as Biffy Clyro kinda did when I discovered them. However, it did manage to do something that no other new band had ever achieved: it took me back to my youth. I'm no granny, you know, but I'm not a teenager anymore and those "glorious times" have gone by (for good or for worse). And still that feeling that we've all experienced at some point... that moment when we felt the world was ours, when we thought we were invencible, when we believed friendship was forever and we had our entire lives to live, to experience... All that suddenly came back.

Well, I think the fact that a song is able to do that is something really special and even though all these memories are somehow bittersweet and even though you get seized by a feeling of nostalgia, it is worth it. It may sound silly but as days fly by I can see that music has a greater power than we might think. Its goal, as that of the movies or literature, it is to move people one way or another and to find a band that allows you to feel so many things it's just delightful. I just heartly recommend those of you who don't know them yet to check out their music because you won't regret it, you'll see. As my new buddy blogger very well says, one can smell summer dusks on the beach in their lyrics, in their melodies and in their voices and, to be honest, that is a fine treat for the senses, my friends.

Translation: Ryan & Co.

29.12.11

Drive


Que me vinieran a la cabeza películas tales como The Departed (Infiltrados en español), The Untouchables (Los intocables de Elliot Ness en español) o A History of Violence (tal cual en español, o sea, Una historia de violencia) puede significar varias cosas: que es una película bastante violenta (que lo es aunque no en demasía para a lo que nuestros ya nada inocentes ojos andan acostumbrados) y que es una buena película (que también lo es, pese a sus esos tintes de serie B que rezuma por algún que otro poro). 

Si bien es cierto que no me la esperaba así (aunque, a decir verdad, no esperaba nada más allá de ver a Gosling montado en diversos coches), he de decir que me gustó. Me pareció que estaba muy bien rodada, que la fotografía era preciosa y (según un crítico pedante) cuyos colores traían a la mente aquellos que habitan los cuadros de Hopper (aunque, en realidad, esto no es ninguna tontería). Las interpretaciones no merecen reproche alguno ni tampoco el guión y muchísimo menos la banda sonora, que es una pequeña obra maestra. Salvo por los títulos de crédito un tanto simplones y rosados y dejando a un lado mi casi nula a la violencia explícita y ese minuto y medio final (después del parpadeo) que podría haberse suprimido a la perfección, creo que es un thriller (más amoroso de lo que puede parecer) cuyo propósito de mantenerte pegado a la butaca hasta el mismísimo final han conseguido con creces. 

De nuevo queda demostrado que no hacen falta grandes despliegues ni desembolsos exagerados para poder contar una buena historia. Además (y eso que a mí no me gusta ni vivo en LA), dan unas ganas de coger el coche al anochecer y ponerse a conducir sin rumbo fijo, simplemente porque sí. No obstante, cuando salí del cine no estaba tan convencida de si lo que había visto me había gustado o no. Han pasado unos cuantos días que me han servido para reflexionar y si bien es cierto que no me encantó ni salí del cine dando botes y con la baba caída, en general y con todo, puedo decir que me gustó considerablemente con lo que voy a darle a Nicolas Winding Refn un bonito , aunque sólo sea por ese 'A Real Hero' que lleva resonando en mi cabeza toda esta semana.

Ps. ¡Nos vemos en los idus de marzo, Ryan! Por cierto, salías requeteguapetón haciendo de Driver, que eso también creo que merece una mención por estos lares, ¿a que sí?