29.8.12

The Gaslight Anthem



El relato de mi hermana de sus andanzas este mes por tierras inglesas me ha traído muchos recuerdos a la mente de mis dos veranos en Irlanda hará ya la friolera de cinco años. Además de que tomásemos el mismo desayno (Frosties y zumo de naranja) y que los pack-lunchs nos parecieran igual de abominables, una de las cosas en las que estamos de acuerdo es que el Sky es la gloria divina; canales y más canales de todo lo que uno pueda imaginarse entre los que, por supuesto, había como unos doce exclusivamente dedicados a música. Estaban todos los tipos de MTV que existen, más el canal de Kerrang! (mi preferido, obviamente), los tantos de VH1 y algún otro que ni recuerdo cómo se llamaba. ¿Y a qué viene esta perorata nostálgica? Pues a que precisamente la primera vez que escuché a The Gaslight Anthem fue gracias a este artefacto televisivo tan sumamente potente. Una de esas mañanas de domingo en las que yo andaba practicando el zapeo di a parar con el vídeo del 'The 59' Sound'. De hecho (apunte friqui total), creé una Nota en el móvil en la que iba apuntado todos los grupos que iba descubriendo y recuerdo perfectamente estar en el cuarto y escuchar el estribillo de este temazo y asomarme al salón para ver qué era aquella maravilla que andaba inundando toda la casa. Fue entonces cuando el romance entre el grupazo de Brian Fallon y aquí una servidora comenzó, allá por el verano de 2008.

Aunque fue el The 59' Sound lo primero que escuché suyo y aunque mi canción preferida de siempre pertenezca a este discazo ('Here's Looking At You, Kid'), siempre asociaré The Gaslight Anthem con una canción que pertenece a su primer álbum, Sink or Swim, llamada 'Drive', que me parece que posee un ritmo y una melodía magníficas que unidas al impresionante vozarrón de Brian Fallon dan vida a un temazo en toda regla de los de New Jersey. A lo largo de estos años he seguido su carrera musical digamos que no muy exhaustivamente aunque siempre he estado pendiente de nuevos lanzamientos y algún que otro proyecto paralelo (como The Horrible Crowes) pero, a pesar de todo, siempre han sido uno de mis grupos predilectos por esa capacidad que tiene su música de tranportarme, cada vez que les escucho, al pasado. Ahora más que nunca les he recuperado pues han supuesto mi propia banda sonora mientras leía In Cold Blood; de hecho, llegué a plantearme (paranoicamente quizá) que el 'The 59' Sound' hiciera referencia a la familia Clutter y a aquel fatídico año. En cualquier caso, no estamos en 1959 sino en 2012, que ha resultado ser el año apoteósico de los Gaslight Anthem gracias a este nuevo disco llamado Handwritten. Ya mi amigo bloggero lo dejó claro en su momento dándole cinco estrellas en su exquisita reseña, pero no ha sido sólo él; los músicos (como nuestro amigo Gustav Wood) y la crítica se han volcado positivamente con el nuevo trabajo de Brian Fallon y, la verdad, tienen sus razones. Aunque para mí su segundo álbum siempre tendrá un sabor especial, reconozco que Handwritten es una pequeña obra maestra de la música moderna.

Con su voz rasgada y sus melodías rockeras, Fallon y sus amiguetes de grupo consiguen, como siempre han hecho (y eso que el American Slang no me entusiasma), regalarnos los oídos con sus temazos al más puro estilo Springsteen. Para aquellos que quieran un rock de tintes clásicos y una voz singular, The Gaslight Anthem son una de las mejores opciones que la música de hoy en día tiene que ofrecer. ¡Buen trabajo, muchachos! Tenía intención de pasarme a veros en mi periplo por tierras escocesas pero las entradas de Glasgow volaron como la pólvora pero, ¿de qué me sorprendo? Dudosa está mi presencia en los Mandriles el 9 de noviembre pero si resulto andar por acá, la Sala Cats disfrutará un algo de mis grititos flaneros y de algunas gotitas sudoríparas. Hasta entonces, disfruten de lo que queda de este verano fugaz y sigan escuchando buena música a todas horas.

14.8.12

Capote



Hacía ya bastante tiempo que, en uno de esos pedidos a Amazon.co.uk de más de 25 libras, había añadido In Cold Blood de Truman Capote a la lista; después de haberlo prestado para lecturas universitarias, volví a tenerlo en mi poder y decidí que sería una de las lecturas de este verano (sin saber que alcanzaría, en muy poco tiempo, el número uno en el ranking de los librejos devorados este año). Cuando era pequeña (no tanto, no se asusten) mi padre me puso la película de Richard Brooks (que se estrenaría un año después de la publicación del libro) por lo que tenía una ligera idea de lo que la historia narraba: el asesinato a sangre fría de la familia Clutter a manos de Perry Smith y Dick Hickock. Para aquellos que novicios, esto les parecerá una tropelía, destripar de esta manera el argumento de un libro de tanto renombre; pues bien, no en estos hechos reside la genialidad de la úlima obra del virtuoso estadounidense ni mucho menos. Capote llevó a cabo una labor de investigación periodística abrumadora, reuniendo hasta 8.000 páginas de datos y entrevistas que, poco a poco y manera sublime, iría convirtiendo en la obra maestra que hoy en día conocemos, con la inestimable ayuda de su querida amiga Harper Lee.

Lo fácil hubiera sido considerar a los asesinos como monstruos impíos sedientos de sangre, pero Truman Capote quería que Estados Unidos, que el mundo viese con diferentes ojos a estos dos hombres desgraciados (en todos los sentidos de la palabra) y para ello ahondó en su pasado, relató sus vidas, sus infancias malditas, sus carencias, sus taras y sus enfermedades para, al fin y al cabo, hacer un retrato humano de ambas partes. Es sobrecogedor cómo puede hacerte sentir igual de apenado por las víctimas que por los asesinos; una crítica voraz al sistema judicial estadounidense así como a la pena capital culminan lo que se ha convertido en uno de los más controvertidos clásicos modernos. Al principio uno no cree que una historia así pueda llegar a entusiasmarle de tal manera pero gracias al estilo que utiliza Capote, a través de los diferentes puntos de vista de cada uno de los protagonistas reales de la historia, forma una plétora de opiniones y perspectivas que consigue conmover y emocionar a todo el que la lee. Por otro lado, el hecho de que sea una historia real hace que los sentimientos estén a flor de piel desde la primera a la última página y acabas formando parte de la historia, acabas empatizando con cada uno de los personajes y acabas teniendo una visión global (que no objetiva ni realmente no ficcionada) de lo que en 1959 sucedió en la pequeña localidad de Holocomb y las consecuencias de aquel acontecimiento.

Uno de los mejores libros que he tenido el placer de leer jamás y que recomiendo fervientemente a todos aquellos que quieran experimentar una nueva forma de literatura, disfrutar un estilo impecable e intentar, en definitiva, desentrañar aquello que nos mueve a los seres humanos. Me quito el sombrero ante Truman Capote y deseo que estéis pasando un verano lleno de libros tan brillantes como este.

Ps. ♥♥♥♥