Es probable que sea una de las pocas personas a las que esta película no le ha entusiasmado. Dejando a un lado lo original de hacer una película muda y en blanco y negro en el siglo XXI, la historia en sí no era muy original. Un actor de cine mudo venido a menos por el advenimiento del cine sonoro. ¿Os suena Cantando bajo la lluvia? Quizá algo más similar fuese El crepúsculo de los dioses pero, en cualquier caso, no caigamos en las comparaciones, que por lo visto son odiosas. Lo más destacable de una película muda es la expresividad que los actores han de mostrar para transmitir todo lo que las palabras no pueden. A este respecto, tanto Jean como Bérénice, lo bordan. Por otro lado, las películas rodadas en blanco y negro siempre tienen un toque entrañable y, en este caso, la fotografía asimismo es destacable. Eso sí, nadie puede poner en duda que el alma de la película es Uggie, el perrito de George Valentin. No es larga pero se me hizo algo pesada y, aunque me entretuve, era todo demasiado previsible. Quizá la magia de esta película no radique en la historia sino en la forma en que está contada (la escena de las escaleras fue para mí de lo mejorcito de la película), tan lejana ya para estas generaciones contemporáneas, pero, aún así, no terminó de enamorarme. Además, mi interpretación de las motivaciones y acciones de George no fue positiva, lo que hizo que el personaje me resultara engreído y orgulloso y, consecuentemente, no pudiera empatizar con él. Quizá no era esa la intención. Quizá sí pero, fuese como fuera, lo cierto es que no me convenció. No obstante, opino que es una película que merece la pena ver, aunque sólo sea por recordar viejos tiempos o ver a Uggie en acción. Con todo, le otorgo un moderado entre ♥♥♥ y ♥♥♥♥ porque ese guiño a Cosmo Brown se lo merece.
Un poco de musicote y conciertazos diversos, videos miusicales, alguna que otra pelúcula o serie televisora, librejos & cómics, fotos de vez en cuando, la vuelta al mundo en algún que otro día, tantas y cuantas historias del subconsciente, artificios del lenguaje, tradução y tonterías variopintas y misceláneas a todas horas.
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19.2.12
24.1.12
The Descendants
Este es el tercer trabajo de Alexander Payne que veo, después de su corto de Paris Je T'aime (el cual no me causó gran impresión y ni recordaba de qué iba ahora que lo he mirado en IMDb) y de A propósito de Schmidt (que me gustó bastante), este es, sin duda alguna, el que más me ha gustado. Aún me falta por ver Sideways y veremos si supera esta maravilla cinematográfica. A medida que pasaban los días e iba recordando la película, me convencía más de que había visto una película brutal. No sé si el papel de Matt King es el de la carrera de Clooney porque a mí me encanta mucho en O Brother! pero, desde luego, merece mucho la pena verle actuar: está de sobresaliente. De las nueve películas nominadas para los Oscar 2012 he visto tres y considero que esta es la mejor de las tres, teniendo en cuenta que The Help me gustó mucho y que Midnight in Paris bastante poco.
Algunos días me quedo 20 o 30 minutos embobada delante de la tele viendo en la Sexta 3 los programillas de cine que ponen entre película y película. Uno de ellos consiste en que un actor o actriz habla del momento que él o ella considera que representa lo que es el cine en estado puro. Pues bien, aunque no sea mi momento cinematográfico preferido (que es probable que sea el final de El golpe), el momento en el que Shailene Woodley (que fue la que más me gustó de la película después de Clooney) se sumerge en la piscina después de la noticia (no quiero arruinarle nada a nadie), me pareció espectacular: se me pusieron todos los pelos de punta y me estremecí, quedándome boqueabierta. Y es que The Descendants tiene la virtud de estar contada de una forma tan real que es inevitable empatizar con sus protagonistas; tanto es así que acabas cogiéndole cariño a la familia King y esa escena final... maravilloso. Es una historia tremendamente trágica pero que intercala muy bien algunos puntos de humor que hacen que el nudo del estómago se te deshaga durante algunos minutos. Además, el paraje es impresionante (quiero que mi luna de miel sea en Hawaii, lo he decidido) y la banda sonora es preciosa.
Una película magnífica que se ha hecho un huequito en mi corazón muy especial y a la que le regalo un ♥♥♥♥♥ muy pero que muy merecido. Por ahora, como ya decía, va a la cabeza de la carrera hacia los Oscar Mayer. Eso sí, queda mi amado Brad, tanto en The Tree of Life como en Moneyball, en la que albergo muchas esperanzas. También está The Artist, que aún no he visto, la adaptación de la novela Extremely Loud and Incredibly Close de Stephen Daldry y los dos viejos lobos de mar, Scorsese y Spielberg, con sus respectivas pelis, las cuales, ninguna de las dos, me hace demasiada ilusión. Todo se andará y todo se verá para poder juzgar con conocimiento de causa. Luces, cámara y... ¡acción!
5.11.11
The Help
Es bastante factible que si uno no sabe inglés o no lee la letra pequeña, así, de primeras, no sepa de qué voy o estoy hablando. Por otro lado, a pesar de que mis allegadas coincidían parcialmente en que Criadas y Señoras era un nombre ciertamente apropiado y explicativo para esta película basada en un best-seller (cuyo título y traducción es la misma), mi querida prima y yo no opinábamos lo mismo. Puede que la palabra «servicio» para referirse a la ayuda de cámara que las mujeres negras proporcionaban a las familias blancas en Jackson (Mississippi) no sea de tu agrado por ser la susodicha una palabra con un contenido semántico bastante más amplio puesto que a, por ejemplo, Mr Carson, Mrs Hughes y toda la tropa se les podría considerar el servicio de la gran familia Grantham (y estamos hablando de Downton Abbey para aquellos que se hayan perdido por el camino y quieran una solución para volver a encontrarse).
En cualquier caso, a mí, personalmente, la solución por la que optó el traductor o traductora no me convence pues, si bien es cierto que acota y especifica, tampoco se entiende que aquellas tres palabras se refieran, concretamente, a la América profunda de finales de la década de los 1950 y principios de la década de los 1960. Problemas de traslado y traslación aparte, he de decir que me gustó mucho (♥♥♥♥♥) la película. Mi madre (para la que el de ayer fue su segundo visionado) nos había dicho que duraba dos horas y media. ¿Se hace larga? ¡Ni por un momento! Yo creo que no debe compararse con Fried Green Tomatoes puesto que, como película, no puede meterlas uno en el mismo saco (a pesar de que el contexto, la época y ciertamente muchos aspectos sean compartidos) porque no es lo mismo. Una historia de intolerancia y prejuicios pero también de amor y justicia a la que se le añade un toque de humor para que no se haga tan dura la más cruda realidad. De haber querido representar una tragedia al más puro estilo grecolatino, podrían haberlo hecho sin duda pues el tema da pie más que de sobra para ello...
En cualquier caso, a mí, personalmente, la solución por la que optó el traductor o traductora no me convence pues, si bien es cierto que acota y especifica, tampoco se entiende que aquellas tres palabras se refieran, concretamente, a la América profunda de finales de la década de los 1950 y principios de la década de los 1960. Problemas de traslado y traslación aparte, he de decir que me gustó mucho (♥♥♥♥♥) la película. Mi madre (para la que el de ayer fue su segundo visionado) nos había dicho que duraba dos horas y media. ¿Se hace larga? ¡Ni por un momento! Yo creo que no debe compararse con Fried Green Tomatoes puesto que, como película, no puede meterlas uno en el mismo saco (a pesar de que el contexto, la época y ciertamente muchos aspectos sean compartidos) porque no es lo mismo. Una historia de intolerancia y prejuicios pero también de amor y justicia a la que se le añade un toque de humor para que no se haga tan dura la más cruda realidad. De haber querido representar una tragedia al más puro estilo grecolatino, podrían haberlo hecho sin duda pues el tema da pie más que de sobra para ello...
Es verdad que nosotros ahora, en el siglo XXI y en el año 2011, no podemos juzgar a la gente que hace 60 años pensaba de un modo de la misma manera que las juzgamos ahora. Supongo que es algo con lo que vivían, convivían y crecían y para ellos esa era su realidad. Sin embargo, nunca dejarán de fascinarme las «supremacías» No alcanzo a comprender cómo alguien puede pensar que la gente es inferior a él simplemente por el color de su piel o por su orientación sexual o por la religión que profesen. ¿Qué más le da al mundo cómo sea mi apariencia, a quién quiera o en quién crea? Está claro que existe un límite: no hacer daño a los demás con mis creencias, las cuales, curiosamente, son las únicas que sujetas a posibles cambios o alteraciones. Pero, ¿acaso elijo yo el color de mi piel? ¿Acaso tiene alguien derecho a decirme con quién debo y no debo compartir mi vida?
Considero que es algo tan básico, tan lógico y, aún así, sigue existiendo gente que no es capaz de verlo, que no es capaz de entenderlo. Es tan absurdo... Lo único que debiera importarnos es que la gente fuese buena y todo lo demás es accesorio. No podemos seguir rechazando por las apariencias, no podemos seguir temiendo y deseñando lo desconocido, no podemos seguir imponiendo nuestras creencias por sistema creyendo que por ser estas las nuestras son más válidas. Pero siempre hay alguien que se opone, alguien que lucha por lo que es justo, alguien que saca a relucir la verdad que está ahí delante de todos, por mucho que muchas personas no quieran mirar o darse cuenta. Y es gracias a estos valientes y lucha por la verdad y por lo que justo que, poco a poco, nuestro mundo y nuestras vidas van siendo algo mejores.
5.8.11
Midnight in Paris

No puedo considerarme una fanática empedernida de las películas de Woody Allen. De sus sopotocientas películas no habré visto más de 12 o 13, siendo la primera de todas La maldición del escorpión de Jade (y mi preferida hasta la fecha). Se podría decir que me enganché al Team Allen bastante tarde y, por ende, a sus películas más modernas, aunque se vieron intercaldas con algunos clásicos como Manhattan o La rosa púrpura del Cairo (♥♥♥♥♥).
En cuanto a esta medianoche en París, me pareció bastante original la idea. Pese a que el cartel del filme de una pista bastante grande, no me imaginé ni por un segundo que todo fuera parte de varios y diversos viajes en el tiempo en la ciudad del amor. Me gustó la reflexión o moraleja que habla de aquello de que toda persona percibe el pasado como un tiempo glorioso, magnífico y espléndido pero que, en realidad, no es más que una ilusión, una quimera, una ficción. Me gustó mucho también la actuación de Owen Wilson, que estaba realmente gracioso, y Michael Sheen, que a pesar de ser un secundario, tenía un personaje muy «majete», a pesar de que no tanto la de Rachel McAdams, pero supongo que será por el personaje que no daba mucho juego.
Sin embargo, y no sé si exagero, creo que es una película para «entendidos», no se me entienda mal. Salen muchísimos personajes históricos recreados en esos viajes en el tiempo que tiene el prota al París de los años 1920 de finales de siglo y estoy casi segura de que todos aquellos que conozcan mínimamente la vida y milagros de estos escritores, pintores y artistas pudieron soltar alguna que otra carcajada más que yo. No digo que haya que conocerles al dedillo pero seguramente que los retratos que Allen hace de todos ellos son algo satíricos e irónicos, ciertos rasgos deben de estar exagerados y todas esas alusiones que se hacen a sus vidas... Lo que quiero decir es que sentí que me estaba perdiendo algo, que me dejaba algo por el camino.
Ahora, esto no tiene nada que ver con la película, ni con Woody Allen; no es un fallo suyo sino más bien mío pues al no estar muy puesta en el tema esa era un poco mi sensación: la de estar viendo algo gracioso y de lo que debía reírme pero sin saber muy bien el porqué de la hilaridad. Eso sí, ver a Adrien Brody haciendo de Dalí no tiene precio... ¡Rinocerontes! Además, y sin que tenga mucho que ver, siempre me han gustado más, por lo general, las películas en las que sale el propio Woody Allen, con alguna que otra excepción como Cassandra's Dream, por ejemplo.
Por otro lado, hubo una cosa que no dejó de inquietarme durante toda la película. La vimos en versión original, ¿de acuerdo? Pues bien, así como todos los personajes históricos de la Belle Époque hablaban en francés y no sabían ni gota de inglés (salvo Gauguin), en los 1920 casi todos los personajes que salían hablaban inglés (menos Belmonte); quizá este no era tan perfecto como el de Hemingway o el de Fitzgerald pero era inglés, al fin y al cabo. No tengo mucha idea pero no estoy yo muy segura de si Buñuel, Picasso o el susodicho Dalí llegaron a aprender inglés a lo largo de sus vidas y, sin embargo, en la película salían hablándolo, con acentos macarrónicos, eso sí. Esto no me hubiera importado si no hubieran mantenido la fidelidad en ningún caso pero no creo que quede muy bien hacerlo con unos y con otros no (y siendo españoles todos los que no, casualidades de la vida).
Tendré que investigar y documentarme para ver si este pequeño comentario negativo se sustenta o se derrumba por su propio peso. También soy consciente de que quizá pedirle a actores estadounidenses que hablen en español es demasiado pero oyes, Kathy Bates (mi ídola desde el comienzo de los tiempos) salía chapurreando francés y no quedaba nada mal pero, claro está, no todo el mundo es tan grande como ella. Hasta que descubra exactamente las habilidades lingüísticas de todos estos humanistas le otorgaré a esta pelúcula entre un ♥♥♥ y un ♥♥♥♥ raspados, que ya es bastante más de lo que se llevó la anterior...
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