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14.8.12

Capote



Hacía ya bastante tiempo que, en uno de esos pedidos a Amazon.co.uk de más de 25 libras, había añadido In Cold Blood de Truman Capote a la lista; después de haberlo prestado para lecturas universitarias, volví a tenerlo en mi poder y decidí que sería una de las lecturas de este verano (sin saber que alcanzaría, en muy poco tiempo, el número uno en el ranking de los librejos devorados este año). Cuando era pequeña (no tanto, no se asusten) mi padre me puso la película de Richard Brooks (que se estrenaría un año después de la publicación del libro) por lo que tenía una ligera idea de lo que la historia narraba: el asesinato a sangre fría de la familia Clutter a manos de Perry Smith y Dick Hickock. Para aquellos que novicios, esto les parecerá una tropelía, destripar de esta manera el argumento de un libro de tanto renombre; pues bien, no en estos hechos reside la genialidad de la úlima obra del virtuoso estadounidense ni mucho menos. Capote llevó a cabo una labor de investigación periodística abrumadora, reuniendo hasta 8.000 páginas de datos y entrevistas que, poco a poco y manera sublime, iría convirtiendo en la obra maestra que hoy en día conocemos, con la inestimable ayuda de su querida amiga Harper Lee.

Lo fácil hubiera sido considerar a los asesinos como monstruos impíos sedientos de sangre, pero Truman Capote quería que Estados Unidos, que el mundo viese con diferentes ojos a estos dos hombres desgraciados (en todos los sentidos de la palabra) y para ello ahondó en su pasado, relató sus vidas, sus infancias malditas, sus carencias, sus taras y sus enfermedades para, al fin y al cabo, hacer un retrato humano de ambas partes. Es sobrecogedor cómo puede hacerte sentir igual de apenado por las víctimas que por los asesinos; una crítica voraz al sistema judicial estadounidense así como a la pena capital culminan lo que se ha convertido en uno de los más controvertidos clásicos modernos. Al principio uno no cree que una historia así pueda llegar a entusiasmarle de tal manera pero gracias al estilo que utiliza Capote, a través de los diferentes puntos de vista de cada uno de los protagonistas reales de la historia, forma una plétora de opiniones y perspectivas que consigue conmover y emocionar a todo el que la lee. Por otro lado, el hecho de que sea una historia real hace que los sentimientos estén a flor de piel desde la primera a la última página y acabas formando parte de la historia, acabas empatizando con cada uno de los personajes y acabas teniendo una visión global (que no objetiva ni realmente no ficcionada) de lo que en 1959 sucedió en la pequeña localidad de Holocomb y las consecuencias de aquel acontecimiento.

Uno de los mejores libros que he tenido el placer de leer jamás y que recomiendo fervientemente a todos aquellos que quieran experimentar una nueva forma de literatura, disfrutar un estilo impecable e intentar, en definitiva, desentrañar aquello que nos mueve a los seres humanos. Me quito el sombrero ante Truman Capote y deseo que estéis pasando un verano lleno de libros tan brillantes como este.

Ps. ♥♥♥♥

7.7.12

Recapitulando...

No suelo hacer entradas personales, de esas en las que uno cuenta su vida y milagros sin razón aparente; no obstante, creo que quizá vendría bien dar cuenta de los hechos que de un mes a esta parte, aproximadamente, han acontecido. En primer lugar, me licencié, gradué y desparramé el 15 del pasado mes de junio. Tarde-noche memorable donde las haya habido que tuve el placer de compartir con todos mis amigotes y familiares y seres queridos en términos generales (ya sabéis quiénes sois, briboncetes). De nuevo, una etapa termina y otra comienza; una puerta se cierra y otra se abre... Así podríamos estar hasta el fin de los tiempos haciendo uso de metáforas y demases pero no es el momento ni el sitio más indicado para hacerlo así que sólo diré que estoy muy contenta, aliviada y orgullosa de haber terminado la carrera y que, como ya he dicho en varias ocasiones, de estos cuatro años me llevo las amistades y haber aprendido a darle vueltas al boli (y de paso algún que otro conocimiento académico).

Asimismo, dejé de ser una becariaprecaria el pasado 27 de junio. Creo que no he comentado ni por aquí ni por acá en ninguna ocasión nada relativo a mis tareas en la biblio. De los nueve meses que he estado trabajando allá, ha habido buenos y malos momentos; acumulación de carros, caídas de sistema, millones de libros para tejuelar, pereza máxima a la hora de colocar, mucho sótano y mucho buzón. Sin embargo, puedo decir que esta primera experiencia laboral me ha servido para darme cuenta de muchas y diversas cosas que creo que me ayudarán en un futuro esperemos no muy lejano. No echaré de menos tener que revisar de la P a la PA3400, pero sí echaré en falta esos «muchas gracias» y esas sonrisas que, más a menudo de se puede pensar, la gente te regala cuando le dices que la B está en la planta de arriba al fondo a la izquierda o que hay libros para preparar el First por la PE 1128. Trabajar con libros está bien; pasan por tus manos infinidad de ejemplares de los temas más rarunos que te puedas echar a la cara así como grandes obras de la literatura o infinidad de diccionarios y cuadernillos de español para extranjeros... Pero lo que más me ha gustado ha sido trabajar con personas; tanto mis compis como la gente a la que he intentado ayudar y a consejar han sido, prácticamente siempre, trabajadores y amables, respectivamente. Siempre hay «cosas» y siempre hay gente un poco «así», pero ha sido una gran experiencia y aunque ahora mismo soy incapaz de dormir más allá de las 9.00, volvería a aceptar la beca sin dudarlo.

¿Qué más, qué más, qué más? En cuestiones de ocio (es decir, lectura, pelis y series), últimamente he leído y visto bastantes cosillas. Primero fue Pyongyang de Guy Delise (♥♥♥♥♥), que fue mi adquisición de la Feria del Libro 2012 acá en Mandril. Ya me había recomendado hace tiempo mi primo la obra de este dibujante cómico canadiense pero no había leído nada hasta ahora; después de haberme disfrutado de la narración sobre su estancia en Corea del Norte (muy, muy, muy recomendable e inquietante), tengo muchas ganas de leer sobre sus periplos en China, Birmania y Jerusalén. Después seguí la estela cómica leyéndome uno de los tres librejos que pedí a Amazon como autoregalo por la susodicha licenciatura-graduación. Escogí Ghost World (entre ♥♥♥ y ♥♥♥) porque quería resarcirme; la película la recordaba mal y pensé que quizá podía reconciliarme con el trabajo de Daniel Clowes. Me gusta bastante el dibujo (de tonos verdes turquesa) y la intención de la historia está muy bien captada; esa angustia adolescente, ese no saber quién eres, qué quieres y hacia donde te diriges... Se nota mucho en el lenguaje de las dos protas, muy rebelde, hiperbólico y palabrotero. Creo que capta muy bien la esencia de ese momento en la vida de una persona, pero no sé si la historia llegó a interesarme del todo, del todo. Una vez leído esto, llegó el momento que todos estábamos esperando... ¡terminé Good Omens (♥♥♥♥♥)!

Cocretaenmente, en el viaje de vuelta de Sevilla en el AVE el pasado 28 de junio. Leo muy despacio, sí. No sé ni cuándo me empecé el libro pero no me extrañaría que hubiera estado al menos tres o cuatro meses con él. También es cierto que era el final de la carrera, exámenes, había que apretar y en el trabajo me entraba siempre la sueñera a las 10.00 y no me podía poner a leer. Eso sí: despacito, las cosas se saborean mejor. Creo que es el libro más original y estrafalario que he leído jamás (aunque aquel de El Paranguaricutirimicuaro que no sabía quién era no se queda a la zaga). Tengo pendiente el Sandman de Gaiman y el Discomundo de Prachett me tiene más que intrigada pero, siendo sincera, no había leído nada de ninguno de los dos hasta ahora ¡y menuda forma de conocerles! Tenían razón al decir que el Apocalipsis nunca había sido tan divertido. Además de entretenerme buscando actores que fueran propicios para los distintos personajes, como Alan Cumming como Aziraphale, Gabriel Match como Crowley, Christina Hendrix como Red o Jessica Brown Findlay como Anathema, por decir alguno, me he reído bastante y es muy curiosa la forma en la que está contada la historia, con todas esas notas al pie explicándole a los estadounidenses y resto de habitantes de Europa que no son británicos los distintos comportamientos de los diversos personajes. Es un libro delirante y muy bien tramado que merece mucho la pena si se quiere pasar un buen rato, aprender sobre las teorías del fin del mudno y leer un inglés curioso. ¡Por cierto! Tengo que buscar la traducción porque, sin duda alguna, me parece el libro más complejo de traducir de todos los que me he encontrado en mi vida. Ahí queda eso.

En lo que a pelis y series se refiere, he visto 17 películas desde que escribiese la reseña de Shame, algunas de ellas por segunda o tercera o cuarta vez, como Los intocables de Elliot Ness (♥♥♥♥), Amores perros (♥♥♥♥♥), Transformers (♥♥♥♥♥), Fight Club (♥♥♥) o American Beauty (♥♥♥♥), y otras que no había tenido el placer de ver como pueden ser Serpico (♥♥♥♥), Los vengadores (entre ♥♥♥ y ♥♥♥♥), Snow White & the Huntsman (entre ♥♥♥ y ♥♥♥♥) o Eva (♥♥♥), que la vimos hace un par de noches. Si bien es cierto que Lluís Homar se merecía el Goya, siento decir que la actuación de la niña era un tanto repelente y que Brühl tampoco me gustó demasiado; eso sí, la historia (aunque la predijéramos en su mayoría) es original, está realmente bien hecha y los paisajes (suizos, oscenses y canarios) son espectaculares. Por último pero no por ello menos importante, he estado las últimas semanas poniéndome al día con Modern Family ¡y me rechifla! Es una monada de serie con la que te puedes tanto despiporrar como salarte las mejillas con una diferencia de milésimas de segundo; los actores son todos brutales y no ha habido ni un solo capítulo que no me haya gustado. Las tres temporadas son impecables y espero que podamos compartir muchos años felices con esta gran familia moderna.

A modo de despedida diré que ahora mismo tengo varios frentes abiertos: In Cold Blood de Capote, Black Hole, The Beats, los cómics del tito Boris, empezar a ver Deadwood, terminar de ver House M.D. y proseguir con HIMYM y, probablemente, volver a ver alguna que otra serie de esas que me gusta volver a ver. En otro orden de cosas, ayer llegué de pasar una semanuca torrándome al solete de mi peblo alicantino (sin quemarme ni un ápice, eso sí) y han sido unos días de relajación playera mágicamente 'tupendos. Final y musicalmente hablando, ¡estamos que lo tiramos! El lunes tenemos una cita con Regina Spektor en el Circo Price y en unos muy pocos días emprendemos viaje hacia Bilbo al famoso BBK, que va a ser legendario (aunque nos va a hacer fatals y va a ser un poco horrible estar cantando bajo la lluvia pero es que lo hay pero no va a importar porque voy a poder ver a Ben Howard y a llorar mucho escuchándole) y, a la vuelta, me esperan Everlyn, The All-American Rejects y blink-182 para, seguidamente, irme de viaje familiar hacia arribota del mapa a tierras gallegas. No sé qué me deparará agosto pero estoy segura de que el calor me acompañará allá donde quiera que vaya. Seguiré informando (o no). Feliz verano a todos y que el solete os acompañe, jóvenes padawanes. ¡Capablanca!

11.3.12

The Long Good-Bye


¿A que es bonita mi edición? Adoro Penguin pero creo que deberían molestarse en poner ese pequeño plieguito tan útil que llevan algunos libros y que evita que los cantos acaben como recién salidos de un baño de sales...

Tal y como ya me propuse hacer con V for Vendetta, algún día cogeré The Long Good-bye y anotaré todos esos finales de capítulo, todas esas disertaciones tan fantásticas que, como salidas de la nada, Chandler, a través del gran Marlowe, nos regala; y, por supuesto, todas esas frases sesudas y filosofadas que, tamizadas entre metáforas alimenticias, te dejan boquiabierto y te hacen pensar y pensar y pensar. Es fantástica esa sensación que a uno le embarga cuando se da cuenta de que está leyendo literatura con mayúsculas. Sé que al pobre Raimundo se le consideraba un autor menor porque escribía novela negra y policíaca pero, sinceramente, no sé en qué andarían pensando los críticos de la época. Su retrato de L.A. es una maravilla convertida en palabras y sus descripciones de los personajes que, a lo largo de la novela, van apareciendo es magistral; pero, sobre todo, Philip Marlowe es uno de los mejores personajes con los que he tenido el placer de encontrarme en mi humilde e inexperta vida lectora. Sé que no he de confundir creador y ser creado y que tras la fachada dura y el corazón tierno del detective privado se encuentra el genio del escritor californiano.

¿Con qué me quedo? Con su disertación sobre los tipos de mujeres rubias que existen, con su comentario sobre las ensaladas que se toman los hombres en los bares pero que les tirarían a sus mujeres si se las pusieran para cenar y con la cruda y espectacular fotografía que uno parece estar viendo de la ciudad de los ángeles allá por la década de los 1950 mientras lee las palabras de este diamante en bruto de la literatura norteamericana. Ni que decir tiene que lo recomiendo fervientemente; por último, debo dar las gracias a mi amiga cultureta por recomendarme uno de sus libros prefes que ha acabado, como no podía ser de otra manera, convirtiéndose en uno de los míos. Farewell, my lovely!

Ps. ♥♥♥♥

5.1.12

Jane Eyre


 'Women are supposed to be very calm generally: but women feel just as men feel; they need exercise for their faculties, and a field for their efforts as much as their brothers do; they suffer from too rigid a restraint, too absolute a stagnation, precisely as men would suffer; and it is narrow-minded in their more privileged fellow-creatures to say that they ought to confine themselves to making puddings and knitting stockings, to playing on the piano and embroidering bags. It is thoughtless to condemn them, or laught at them, if they seek to do more or learn more than custom has pronounced necessary for their sex.'

Fue tras leer este párrafo y ver que se trataba de un libro escrito por una mujer (¡Currer Bell era un farsante!) en 1847 cuando me di cuenta de que estaba ante una obra maestra de la literatura. Ahora que ando sumergida en un trabajo sobre ella, sería capaz de contaros un millón de cosas sobre el texto, su autora y su contexto pero eso llevaría algo de tiempo y este escasea en estas fechas (como se habrá podido notar...). 

Quería aprovechar la ocasión, simplemente, para agradecer a quien-tú-ya-sabes por su más que estimable recomendación porque ha sido una lectura muy diferente a las que acostumbro y me ha parecido excelente (salvo esa pequeña parte del volumen III que todos sabemos que flojea pero no deja de encantar pese a todo). Después de Irene Adler, creo que no me había encontrado con ningún personaje femenino como Jane y creo que pasará mucho tiempo hasta que encuentre alguno que se asemeje remotamente a él. 

Todos aquellos que se echan para atrás por la época, el género o cualquier otro prejuicio apalancado en sus cabezotas deberían dejarlos a un lado y echarle una ojeada porque merece la pena. Entiendo que no todo el mundo sienta la llamada pero, ¿y lo rebien que suena al final? ¡Por cierto! No podría pensar en alguien mejor que Ruth Wilson para encarnar este personaje, siceramente. Enhorabuena, BBC, como siempre, has vuelto a acertar aunque para comparar con conocimiento de causa tendría que echarle un vistazo a las otras veintitantas adaptaciones de la obra que existen... ¡Escandaloso! ¿Banda sonora del libro? Every Kingdom de Ben Howard.

Ps.

16.11.11

The Hobbit


Todo empezó con  esta simple frase: "In a hole in the ground there lived a hobbit" (En un agujero en el suelo, vivía un hobbit). Hace muchos, muchos años mi madre, amante de la fantástica literatura fantástica y seguidora acérrima de J. R. R. Tolkien (y, en estos momentos, fanática empedernida de la saga de Geroge R. R. Martin y sus canciones de hielo y fuego), me debió de proponer el libro como una buena lectura veraniega o escolar, vaya usted a saber (pues no me acuerdo ni cuándo ni cómo ni dónde me leí por primera vez El hobbit). Yo, como suele sucederme, le estoy eternamente agradecida. 

Soy consciente de que mucha gente opina que para leer a Tolkien hace falta fe y paciencia, pero yo, desde luego, nunca las he necesitado. Si bien es cierto que no he pasado de la precuela de The Lord of the Rings, considero bastante amena y divertida la narrativa de este gran maestro de la literatura británica (y universal, por supuesto porque... ¿quién a estas alturas de la vida no ha calificado como «pies de hobbit» a unos pinreles peluditos?). El hobbit no es más que un cuento que Tolkien pensó para contarle a sus hijos y que desembocó en uno de los mayores legados que literatura fantástica nos ha dejado en la actualidad. Además, es muy curioso cómo se puede palpar ese humor inglés tan característico durante todo el viaje que lleva a Bilbo y a los trece enanos hasta la morada de Smaug, con ayuda de un mago barbudo llamado Gandalf.

Se trata de un relato de aventuras en plena Tierra Media y de un anticipo, un aperitivo de lo que sería la gran obra de Tolkien. A mí, personalmente, me emociona pensar que de un libro como El hobbit naciese todo ese mundo del que ahora, inconscientemente, participamos casi a diario (para mí, por lo menos, que me paso el día haciendo referencias a películas, series y libros, es una de las mayores fuentes de sabiduría) y que se ha convertido en elemento cultural fundamental desde que a finales de la década de 1930 se publicase la primera edición de El hobito, título que recibió la novela en su primera traducción al español (a manos de Teresa Sánchez Cuevas) y que no agradó a muchos, incluido el propio profesor de la Universidad de Oxford y no es de extrañar, si tenemos en cuenta que la susodicha decidió traducir "troll" como «enano», "dwarf" como «gnomo» y "goblin" como «duende». Eso sí, yo he reconocer, que la palabra «hobito» me resulta más que entrañable (y, desde que me enteré de su existencia, no hago más que usarla para hablar de Bilbo Bolsón).

No cabe duda de que nosotros, españolitos, le debemos mucho a Manuel Figueroa y a su impecable traducción; sólo hace falta echarle un vistazo a las rimas y acertijos y a sus respectivas traducciones (¡que también riman!) para saber que su trabajo es más que sobresaliente (tema sobre el cual es muy probable que haga un trabajo para mi querida asignatura de Hermenéutica). En cualquier caso, y dejando (o no) la traducción a un lado, se trata de un libro, en mi opinión, divertido, entrentenido, interesante y educativo, además de suponer uno de los pilares de la literatura fantástica y, como decía antes, una de las referencias literarias y, posteriormente, cinematográficas más conocidas y reconocidas que existen. Por eso creo que todos los que aman este mundo plagado de hobbits, de elfos, de enanos, de hombres, de goblins, de wargos, de dragones y de arañas deben leer, al menos una vez en la vida, el comienzo de estos apasionantes viajes, el origen de este universo que es el que Tolkien nos regaló.

¡Ah, se me olvidaba! La banda sonora esta vez ha sido, nada más y nada menos, que el ...Is A Real Boy de mi amado Max Bemis y su amable (del verbo amar) grupo Say Anything, en concreto la 'Spidersong'. Ahí queda eso...

Ps. ♥♥♥

19.9.11

1984


Cuando fui a apuntar 1984 en Lectura no obligatoria, nombre que recibe el documento de Word en el que apunto, desde el pasado año, los libros que leo, me di cuenta de que era el segundo de los ocho libros de 2011 que no era un cómic o una novela gráfica. ¡Qué cosas tiene la vida! Hace un par de años el único librejo cómic que poblaba mi lista era Watchmen y, a día de hoy, casi están empatados los unos con los otros. No obstante, en ningún caso considero estas malas cifras ni mucho menos. Considero los cómics forma de lectura tan válida como cualquier otra y que, quizá, a determinadas personas, podría ayudarles a adentrarse un poco en el maravilloso mundo de la literatura y de ahí pasar a los que no tienen dibus. Es curioso si lo piensas: cuando eres pequeño te gustan los libros con poca letra y mucho dibu y cuando te haces mayor acaba gustándote, bueno, exactamente lo mismo (aunque esta vez las letras tienen algo más de chicha).

Después de esta no poco breve introducción, podemos entrar en materia: George Orwell. Mi relación con este magnífico escritor británico viene de antaño, pese a que no fuesen sus palabras exactas las que conocía sino la adaptación cinematográfica de su Rebelión en la granja (Animal Farm en idioma anglosajón). Recuerdo verla de bastante pequeña: mi padre me la ponía de vez en cuando y yo me sentaba allí a ver a los cerdos gorronear y al resto de animales rebelarse contra ellos después de haber abatido a los humanos. Obviamente, por aquella época mi poder de relación e interpretación estaba aún en proceso de formación y aquel filme no pasaba de presentar a un grupo de animales de granja que hablaban y politiqueaban. Seguramente, si ahora viera la película todo adquiriría un matiz distinto y bastante más profundo. En cuanto a 1984, muchas y variadas cosas había escuchado de él y, desgraciadamente, la que más resonaba en mi cabeza antes de empezar a leer el libro era que aquella obra había dado origen al infame e inmundo pograma-basura llamado Gran Hermano (que, aprovecho para decir, es una mala traducción del origial Big Brother, cuyo signficado sería «hermano mayor», algo que tiene bastante más que ver con el sentido primario del librejo).

Es ciertamente lamentable que una obra de estas características, de esta calidad y con esta repercusión se haya visto reducida a un reality show tan sumamente lamentable. De hecho, si la gente supiera cuál es su origen real, presumo que más reacia sería a formar parte de su «historia» entrando en esa casa ingnominiosa. En cualquier caso, no se puede luchar contra la estúpidez humana ni contra el morbo tan despreciable que se anda propagando por nuestra sociedad y en en esta época en la que vivimos pero sí podemos, si queremos y usamos la cabeza, recordar a quién pertenece esta idea, quién creó esta sociedad ficticia y totalitaria en la que el poder no pertenece a Mercedes Milá y a Telecinco (¡gracias al cielo!) sino al Partido, al Ministerio del Amor y a Big Brother (que también dejan mucho que desear...).

Una historia demoledora y descorazonadora que te deja con un sentimiento de desasosiego tan profundo que no puedes más que pensar en la «suerte» que tenemos de vivir  donde, como y cuando vivimos. Orwell traza un mundo paralelo complejo con gran maestría y a pesar de que esta hipotética sociedad paralela no llegase a asemejarse en modo alguno a la que en 1984 tuvo lugar, el hecho de que esta novela fuera escrita en 1949 es algo impresionante, si tenemos en cuenta los temas que trata y, sobre todo, el modo en que se tratan. Por otro lado (y soy consciente de que este no es un privilegio al alcance de todos), el modo en el que escribe este hombre es algo fuera de lo normal y poder disfrutar y tener la suerte de leer sus palabras originales es realmente una gozada (y una pasada). Si bien es cierto que ciertos fragmentos se hacen un poco lentos y pesados y, como consecuencia, la lectura puede demorarse un pelín (y más si uno tiene entre manos asimismo Sin City y Scott Pilgrim...).

Con ello y con todo, es una gran obra de la literatura y su lectura es una experiencia que, aunque en ocasiones puede resultar asfixiante y aterradora y pueden darte ganas de pegar un grito y ponerte a tirar cosas al más puro estilo Luther, merece la pena vivir y que, ciertamente, da que pensar, lo cual es algo que se agradece en los libros: que planteen historias que planteen preguntas que planteen posibles soluciones a esas preguntas. Con esto, animo a todo aquel que no haya tenido el placer de conocer a Winston a Julia a embarcarse en este viejo barco de papel con destino a Oceanía pero cuidado... Big Brother is watching you! (es decir, que te vigila a todas horas, día y noche, escucha lo que dices, ve lo que haces y sabe lo que piensas...).

Ps. Hacía mucho que no escribía alguna entradilla (mal, mal, mal) y, Dios, ¡cómo lo echaba de menos!

Ps. Si para V fue Free para 1984 fue Vivarium, todo cortesía de mis amigos de Glasgow: Twin Atlantic.

13.8.11

Matilda


Uf, ¿y por dónde empiezo yo ahora? Supongo que contar en primer lugar la razón de que este batiburrillo de cosas esté aquí sería lo más lógico. El otro día llegamos a casa y ¡sorpresa! Mis allegados andaban viendo Matilda (). Sin dudarlo ni un momento («te confieso que te quiero»), me senté en el sofá a disfrutar de esta obra maestra de la literatura infantil hecha peli. Pese a que la película no sea estrictamente igual que el original, creo que Danny DeVito hizo un trabajo sublime. Jamás he visto Matilda en inglés y, a pesar de que creo firmemente que es algo que debo hacer al menos una vez en la vida, siempre he sentido que las cosas como los insultos o las barbaries lingüísticas me llegan mucho más en español que en inglés. También es lógico si tenemos en cuenta el hecho de que aquella es mi lengua materna y de que, objetivamente, es una lengua bastante más rica en lo que al mundo de los improperios y oprobios se refiere, como lo demuestran frases tales como esta: «Su padre dice de ella que es una verruga. Una ampolla, un grano, una pústula rezumante de putridez». ¡Ah, se me olvidaba! Grandísimo trabajo el de Elsa Fábregas poniendo voz a esta bestia tronchatoros. Además (y uno de los factores más importantes de contribución a la humanidad de este filme), gracias a este pequeño maestro del cine, mucha gente pudo tener la oportunidad y el privilegio de conocer a uno de los mejores escritores de todos los tiempos (y mi prefe, cocretamente).

Mi amor por Roald Dahl viene de antaño; desde que tengo casi uso de razón he adorado todos sus libros, ya sean para peques como para mayores. De hecho, entre mis libros preferidos de toda la historia se encuentran Las brujas, Relatos de lo inesperado (de cuyo relato «El hombre del Sur» hice un trabajo sobresaliente para mi asignatura de Literatura Comparada en la uni aunque mi relato favorito siempre ha sido «Placer de clérigo») y Cuentos en verso para niños perversos. En este último caso, no puedo más que quitarme el sombrero ante el trabajo de traducción que hay ahí metido... ¡Es impresionante cómo están clavadas todas y cada una de las rimas! Mi papasión no se queda aquí pues tengo en mi haber asimismo el famoso Boy, que adquirí hace un par de años en la Feria del Libro, aquí en Madrid. Gracias a este libro comprendí muchas cosas, muchas referencias en sus obras que están estrechamente relacionadas con su infancia y mi admiración y adoración creció también.

Podría hablar de cómo sus libros me han ayudado durante todos estos años a amar la literatura, cómo sus obras han marcado mi vida en varios y diversos aspectos, cómo sus relatos me hicieron querer escribir y escribir y seguir escribiendo o cómo los dibujos de su gran amigo y principal ilustrador Quentin Blake pusieron rostro y colorido a todos aquellas fantasías de mi infancia, llena de melocotones gigantes, tabletas de chocolate, brujas malvadas y niñas mágicas pero eso sería otra historia, ¿no creéis?

Ps. Ahora que lo pienso, ¿quién sino Roald Dahl habría sido capaz de hacer de Moby-Dick uno de mis libros preferidos desde el principio de los tiempos?

24.4.11

Em & Dex


Como es costumbre en bastantes de las publicaciones británicas, las portadas de los librejos se ven plagadas a rebosar de críticas y comentarios positivos tanto de periódicos como de diversos escritores, más o menos afines al género o autor alabados, y, por supuesto, este caso concreto no iba a ser menos. De entre todos estos elgios, sin duda con el que más me identifico es con el del gran Jonathan Coe (cuyo What a Carve Up! estoy en vias de agenciarme), que dice lo siguiente: 'You really do put the book down with the hallucinatory feeling that they've become as well known to you as your closest friends'. En otras palabras, que acabas el libro con la extraña sensación de que les conoces casi tan bien como a tus mejores amigos ¡y cuánta razón lleva este alegato!

Por otro lado (en una pequeña digresión), podemos afirmar que existen libros que te marcan, bien sea por la época, la edad, las circunstancias, el entorno o tu propia experiencia personal, hay libros que se convierten en fundamentales en tu vida, en tu desarrollo y crecimiento personales. Existen libros que te abren los ojos, que te muestran distintas perspectivas, que hablan de cosas que jamás te hubieras planteado; libros que te completan , libros que se quedan grabados a fuego en tu memoria: existen libros que te marcan. Recuerdo muy bien cuál fue el primero de estos (por ahora pocos) libros y es que cuando leí el High Fidelity de Nick Hornby sentí algo que no había sentido nunca antes al leer un libro: sentí que aquella era una historia que me había aportado algo más que un simple y típico esquema consistente en planteamiento-nudo-desenlace. Supongo que la razón fundamental fue que era el primer libro que leía que versaba sobre personas normales y corrientes, situaciones ordinarias, problemas cotidianos, aspiraciones y decepciones mundanas, relaciones personales como las de todo hijo de vecino. Además, como ya comentábamos antes, es fundamental el momento de tu vida en el que te encuentras cuando lees un libro pues esas mismas 200 páginas pueden significarlo todo o nada a un mismo tiempo, puedes sentirte totalmente identificado o no relacionarte en absoluto con los personajes de la historia. Y, por unas cosas y otras de la vida, eso fue lo que me ocurrió con la primera novela de este pequeño gran genio inglés, del que he leído muchas de las restantes desde entonces: me sentí identificada, reflejada y comprendida (en cierta medida) y vi escritos sentimientos, sensaciones, pensamientos que creía únicos e intransferibles.

Es curioso también el poder que tienen los años, la sensatez y el raciocinio en uno mismo. Como ejemplo anecdótico diré que recuerdo haberme empezado Un pequeño inconveniente de Mark Haddon cuando contaba con unos dulces 16 añitos y haberlo dejado poco antes del final por no interesarme en absoluto ninguno de los personajes ni sus conflictos y pensar: «Esto es demasiado para mí, muy de mayores, muy deprimente, no me gusta» y recordar a mi madre diciendo que a ella sí que le había gustado bastante. Supongo que en cuestión de libros para mayores hay temas y temas y ,volviendo al que aquí nos ocupa, Dex & Em sí que han captado (y mucho) mi atención, han conseguido mi compasión y afecto y se han granjeado un pequeño huequito en mi memoria y mi corazón lectores. Si bien es cierto que en un primer momento, pese a que a la idea me pareciese muy origianl, no acababa de engancharme la historia puesto que no existía esa linealidad y esa continuidad que uno presupone en un libro de estas características.

Sin embargo, a medida que iban pasando los años, a medida que iban haciéndose mayores, tú ibas creciendo con ellos, conociéndoles y, a fin de cuentas, haciéndote su amigo y confidente. Una vida entera de sueños y decepciones, alegrías y tristeza, amor y desamor: 20 años, dos personas, un solo día. Es cierto asimismo que, precisamente por esta razón, muchos de los momentos más cruciales de su relación, de su historia y de sus respectivas existencias se ven omitidos pero entiendo que esto forma parte del proceso de selección y a pesar de que, en ocasiones, resulte un poco increíble muchos de los acontecimientos definitorios tengan lugar ese mismo y único día de mediados de verano, la narración está construida de tal modo que, al final, olvidas que se trata de un relato de ficción y te ves inmerso dentro de sus vidas, compartiendo todo aquello que les sucede, todo aquello que les atormenta, todo aquello que anhelan.

Y es justamente por este motivo por el cual la parte útlima de la novela es (en mi humilde opinión y mi modesto parecer) la mejor de todas, la que cobra más fuerza y sentido; esos años finales que, una vez se pasados, te dejan con un sentimiento agridulce pero, al mismo tiempo, te producen una ternura tal que es capaz de derretirte el alma y dejarte conmocionado durante días, pensando que lo que acabas de leer es especial, que lo que acabas de leer es real y que Emma Morley and Dexter Mayhew seguirán en tu memoria de aquí a otros 20 años y, sobre todo, que los 15 de julio jamás volverán a ser lo mismo. Una de las grandes recomendaciones (y descubrimientos) de este 2011 y un libro que, creo firmemente, se convertirá en un clásico.

Por último, sabed bien que si al llegar a la página 437 sentís esa necesidad imperiosa de compartir todo aquello que empieza a tomar forma en vuestras mentes, aquí seréis escuchados (y leídos) y, lo más importante, comprendidos. ¡Buenas noches, buena suerte y buena lectura!

Ps. ♥♥♥♥


Actualización a 30 de octubre de 2011:

Ayer sabadete fui a ver la adaptación de esta más que genial novela. Sabía que no iba a poder capturar todo aquello que a través de cartas, silencios y paso de los años consigue capturar David Nicholls pero he de admitir que me gustó. ¿Hay cosas que cambian? Sí. ¿Hay cosas que omiten? Sí; pero la esencia es la misma. De hecho, la película consiguió hacerme reír, cosa que el libro pocas veces logró. Es una visión menos cruenta, triste y depresiva de las realidades compartidas por sus dos protagonistas (aunque, obviamente, esto no evitó que las palomitas no fueran los únicos elementos salados en la sala...). Con todo y con ello, quiero otorgarle un ♥♥♥ a la peliculeja, pero es uno alegre y desenfadado que logró entretenerme y conquistarme (sobre todo Sturgess, con esa sonrisa picarona y ese aspecto desaliñado de sus años mozos y esa cara afable y esa mirada tierna en sus años maduritos) y conmoverme casi, casi tanto como el libro.

6.2.11

And Then There Were None


El otro día andábamos deambulando todos los primos por casa de los abus y pusimos And Then There Were None (entre ♥♥♥ y ♥♥♥♥), la de 1945. A medida que veíamos la película, me iba acordando de la novela e iba volviendo poco a poco a mi infancia. Hubo una época, hace ya algunos años, donde mi vida se debatía entre Sir Arthur Conan Doyle y Agatha Christie. Si bien es cierto que siempre he sido fan de las aventuras de Sherlock y Watson, he de admitir que me fascinaban las historias de Poirot y la señorita Marple y cómo nunca podías aproximarte ni lo más mínimo en tus suposiciones a cuál sería el desenlace de las mismas.

Y esta es, de las 80 historias criminales que esta magnífia mujer nos ha dejado, mi preferida, sin lugar a dudas. Puesto que esto tuvo lugar antaño, tengo que admitir que las he leído todas en español pero no descarto, en un futuro próximo, realizar una re-lectura en su versión más original. Mi edición de Diez negritos es bastante particular pues tiene a diez negritos dibujados por mi padre en la primera hoja, además de una tierna dedicatoria. Yo, en el momento en el que me regalaron el libro, tenía entendido que era una de sus novelas más famosas y alabadas pero tanto el título como aquellos dibujitos de la portada me desconcertaron ligeramente. ¿Se desarrollaría en África? ¿Se investigarían los extraños sucesos acaecidos en la tribu que había acogido a un explorador británico en el Congo? No tenía ni la menor idea. Pero, como siempre ocurre con toda hipotésis que uno se plantee con Agatha Christie, estaba bastante lejos de la realidad.

No obstante, esta ha sido la única historia hasta la fecha en la que he «adivinado» quién era el asesino. No quiero estropearle a nadie, Dios me libre, el placer lector por lo que aquí me detendré, no iré ya más allá en indagaciones o comentarios al respecto. Eso sí, es un clásico de la novela negra y policiaca (¡y de la literatura universal!) y la recomiendo fervientemente a todos aquellos que no hayan tenido aún el placer de darse un apretón de manos con ella. También cabe destacar que uno debe ser consciente de que estos son libros que, por lo general, sólo pueden leerse una vez o, en su defecto, dejar pasar años y años desde la primera hasta la segunda vez que se lean pues son crímenes que, una vez resueltos y conocidos sus finales, pierden esa magia que poseen la primera vez. Por ello, se debe disfrutar al máximo de cada letra, cada palabra, cada página, cada capítulo.

Volviendo de nuevo a la película, lo más gracioso fue ver a mi hermana sufriendo y agonizando y pensando e hipotetizando e indagando a lo largo de toda la película. Y es que es eso lo que Agatha Christie consigue, que estés atento y pendiente, sin perdete ni un solo detalle, desde la primera hasta la última hoja, desde el primer minuto hasta el último (si es una adaptación, claro está). De todos modos, he de dejar claro que fatal me parece que cambiasen el final. No digo por qué ni cómo pero está bastante alterado, cosa que me parece injustificable a la par que imperdonable. De todos modos, pasamos un buen rato, oímos unos cuantos acentos británicos y, aunque nos supiéramos la historia de pe a pa, estuvimos sin despegar los ojos de la tele los tantos minutos que duró la misma.

Para finalizar (e ir abriendo el apetito) os dejo aquí lo que sería el corazón de la historia, en torno a lo que giran todos los sucesos y acontecimientos, la razón misma del título original de la novela, a veces Indians a veces Niggers, que luego se cambiaría por motivos racistas bastante obvios. En definitiva, hablando en plata (y soñando en oro), el meollo de la cuestión:

Ten little Indian boys went out to dine;
One choked his little self and then there were nine.
Nine little Indian boys sat up very late;
One overslept himself and then there were eight.
Eight little Indian boys travelling in Devon;
One said he'd stay there and then there were seven.
Seven little Indian boys chopping up sticks;
One chopped himself in half and then there were six.
Six little Indian boys playing with a hive;
A bumblebee stung one and then there were five.
Five little Indian boys going in for law;
One got in Chancery and then there were four.
Four little Indian boys going out to sea;
A red herring swallowed one and then there were three.
Three little Indian boys walking in the zoo;
A big bear hugged one and then there were two.
Two Little Indian boys sitting in the sun;
One got frizzled up and then there was one.
One little Indian boy left all alone;
He went out and hanged himself and then there were none.

30.1.11

The Merchant of Venice


To bait fish withal: if it will feed nothing else,
it will feed my revenge. He hath disgraced me, and
hindered me half a million; laughed at my losses,
mocked at my gains, scorned my nation, thwarted my
bargains, cooled my friends, heated mine
enemies; and what's his reason? I am a Jew. Hath
not a Jew eyes? hath not a Jew hands, organs,
dimensions, senses, affections, passions? fed with
the same food, hurt with the same weapons, subject
to the same diseases, healed by the same means,
warmed and cooled by the same winter and summer, as
a Christian is? If you prick us, do we not bleed?
if you tickle us, do we not laugh? if you poison
us, do we not die? and if you wrong us, shall we not
revenge? If we are like you in the rest, we will
resemble you in that. If a Jew wrong a Christian,
what is his humility? Revenge. If a Christian
wrong a Jew, what should his sufferance be by
Christian example? Why, revenge. The villany you
teach me, I will execute, and it shall go hard but I
will better the instruction.

Ayer estaba yo haciendo mi súper trabajo sobre 'Man from the South' de Roald Dahl para mi súper asignatura Literatura comparada (no irony intended) mientras mis queridos allegados disfrutaban de una buena película después de la pitanza, véase El mercader de Venecia.
Yo andaba a lo mío y no le presté mucha atención, la verdad sea dicha (y por tanto no puédola contabilizar como pelúcula vista y añadirla a la lista) pero, de vez en cuando, levantaba la cabeza del ordenador para ver qué estaba sucediendo (Spoiler Alert!). En una de esas subidas y bajadas, tuve la suerte de encontrarme justo con esta escena-discurso de Shylock, su momento álgido, cumbre, climático.

Y no pude dejar de mirar y escuchar hasta que terminó. Habían puesto la película en versión doblada (¡crimen!) pero, aún así, tenía tanta fuerza... Lleno de verdades como puños, un rechazo al racismo y la opresión contra el diferente (él es judío y se podría decir que las pasa un poco canutas) que puede aplicarse a tantas situaciones, personas, razas, épocas y culturas. Pero claro, ¿cómo no iba a causarme esa sensación? Es Shakespeare, él siempre lo consigue.

Actualización a 18 de enero de 2012

Ya puedo decir que he leído a Shakespeare en su lengua materna (y que me he sacado un 10 de la manga gracias a él).