11.10.12

Killing Them Softly




El pasado miércoles, con eso de que los Renoir andan arrimando el hombro en estos tiempos recesivos que corren, decidí ir a ver Killing Them Softly a la primera sesión (esa en la que te entra la sueñera de después de comer y en la que de no ser por el señor de la última fila estarías tú solita) al razonable precio de 6 leuros la entrada. Además de que era la primera vez que iba al cine sin acompañante (y la experiencia no resultó ni dramática ni desoladora, sepan ustedes), fue, en cierto modo, una terapia de choque cinematográfica pues el anterior domingo había tenido la desgracia de ver A Roma con amor (♥♥ siendo muy pero que muy generosa y porque Pe me hizo hasta gracia en algunos momentos...) y necesitaba resarcirme de alguna manera (¡y cuanto antes!).

No puedo negar que, como me viene pasando con Leonardo DiCaprio desde hace algunos años (diez para ser más exactos), siempre estoy detrás de lo que este hombretón (que para mí sigue siendo el más apuesto de la meca del cine) anda haciendo y cuando vi que había vuelto a trabajar con Andrew Dominik (director de la maravillosa The Assassination of Jesse James by the Coward Robert Ford, con la cual me he vuelto a hacer y espero revisionarla a poco más tardar), no me lo pensé ni un segundo: tenía que ir a verla. No obstante, y como ya me sucediera en la segunda película del director neozelandés con Casey Affleck, quien me pilló por sorpresa y acabó conquistándome con su interpretación fue Scoot McNairy, que de todo el elenco aparece el penúltimo en letra chiquitaja; porque aquel que anduvo buscando un beso a medianoche, a pesar de ser uno de los secundarios, es un personaje que acab destacando, con un destino más o menos insospechado que resulta ser una pieza bastante clave del rompecabezas (nunca mejor dicho). Y no es que haya algo que reprocharle a Brad (que, por cierto, se llama William Breadley Pitt), pero en esta ocasión me quedo con Scoot sin dudarlo. 

La película tiene un argumento bastante simplón, pero lo interesante es la crítica soterrada hacia los Estados Unidos, que está bastante bien tratada y que acaba convirtiéndose casi en otro personaje más, a través de programas radiofónicos o de televisión donde aparecen los candidatos a la presidencia del país en campaña alabando las virtudes del país, mencionado el supuesto sueño americano y haciendo ver cómo están a la cabeza del mundo en todos los aspectos de la vida cuando la realidad (mostrada en la película) es bien distinta: asesinos a sueldo, ladrones de poca monta, empresarios corruptos, todos y cada uno de ellos movidos por la avaricia o la más desdichada necesidad. De ahí que el lema de la película fuese «America is not a country, it's a business», es decir, que Estados Unidos no es un país, no es la nación unida donde todos los hombres nacen con los mismos derechos y oportunidades sino que es un puro y cruento negocio.

Con un par de escenas brutales (en todos los sentidos de la palabra) y unas apariciones estelares de genios del cine y la televisión como Richard Jenkins, Ray Liotta y James Galdolfini (al que parecía, pobrecito Tony Soprano, que le iba a dar un paro cardiaco en cualquier momento...), es un thriller no muy elaborado pero que sí creo merece la pena y al que vamos a darle entre ♥♥♥ y ♥♥♥♥ alto. Y si no les ha convencido mi humilde reseña, vuelvan al 2007 y acompañen a Jesse James y a Robert Ford en su magnífica historia por el salvaje oeste porque The Assassination of Jesse James by the Coward Robert Ford (¡menudo título largo!) es un filme, como les gusta decir ahora, que sólo por la fotografía ya es una pequeña obra maestra (y del que creo volveremos a hablar pronto). ¡Que la fuerza os acompañe, jóvenes padawanes!

29.8.12

The Gaslight Anthem



El relato de mi hermana de sus andanzas este mes por tierras inglesas me ha traído muchos recuerdos a la mente de mis dos veranos en Irlanda hará ya la friolera de cinco años. Además de que tomásemos el mismo desayno (Frosties y zumo de naranja) y que los pack-lunchs nos parecieran igual de abominables, una de las cosas en las que estamos de acuerdo es que el Sky es la gloria divina; canales y más canales de todo lo que uno pueda imaginarse entre los que, por supuesto, había como unos doce exclusivamente dedicados a música. Estaban todos los tipos de MTV que existen, más el canal de Kerrang! (mi preferido, obviamente), los tantos de VH1 y algún otro que ni recuerdo cómo se llamaba. ¿Y a qué viene esta perorata nostálgica? Pues a que precisamente la primera vez que escuché a The Gaslight Anthem fue gracias a este artefacto televisivo tan sumamente potente. Una de esas mañanas de domingo en las que yo andaba practicando el zapeo di a parar con el vídeo del 'The 59' Sound'. De hecho (apunte friqui total), creé una Nota en el móvil en la que iba apuntado todos los grupos que iba descubriendo y recuerdo perfectamente estar en el cuarto y escuchar el estribillo de este temazo y asomarme al salón para ver qué era aquella maravilla que andaba inundando toda la casa. Fue entonces cuando el romance entre el grupazo de Brian Fallon y aquí una servidora comenzó, allá por el verano de 2008.

Aunque fue el The 59' Sound lo primero que escuché suyo y aunque mi canción preferida de siempre pertenezca a este discazo ('Here's Looking At You, Kid'), siempre asociaré The Gaslight Anthem con una canción que pertenece a su primer álbum, Sink or Swim, llamada 'Drive', que me parece que posee un ritmo y una melodía magníficas que unidas al impresionante vozarrón de Brian Fallon dan vida a un temazo en toda regla de los de New Jersey. A lo largo de estos años he seguido su carrera musical digamos que no muy exhaustivamente aunque siempre he estado pendiente de nuevos lanzamientos y algún que otro proyecto paralelo (como The Horrible Crowes) pero, a pesar de todo, siempre han sido uno de mis grupos predilectos por esa capacidad que tiene su música de tranportarme, cada vez que les escucho, al pasado. Ahora más que nunca les he recuperado pues han supuesto mi propia banda sonora mientras leía In Cold Blood; de hecho, llegué a plantearme (paranoicamente quizá) que el 'The 59' Sound' hiciera referencia a la familia Clutter y a aquel fatídico año. En cualquier caso, no estamos en 1959 sino en 2012, que ha resultado ser el año apoteósico de los Gaslight Anthem gracias a este nuevo disco llamado Handwritten. Ya mi amigo bloggero lo dejó claro en su momento dándole cinco estrellas en su exquisita reseña, pero no ha sido sólo él; los músicos (como nuestro amigo Gustav Wood) y la crítica se han volcado positivamente con el nuevo trabajo de Brian Fallon y, la verdad, tienen sus razones. Aunque para mí su segundo álbum siempre tendrá un sabor especial, reconozco que Handwritten es una pequeña obra maestra de la música moderna.

Con su voz rasgada y sus melodías rockeras, Fallon y sus amiguetes de grupo consiguen, como siempre han hecho (y eso que el American Slang no me entusiasma), regalarnos los oídos con sus temazos al más puro estilo Springsteen. Para aquellos que quieran un rock de tintes clásicos y una voz singular, The Gaslight Anthem son una de las mejores opciones que la música de hoy en día tiene que ofrecer. ¡Buen trabajo, muchachos! Tenía intención de pasarme a veros en mi periplo por tierras escocesas pero las entradas de Glasgow volaron como la pólvora pero, ¿de qué me sorprendo? Dudosa está mi presencia en los Mandriles el 9 de noviembre pero si resulto andar por acá, la Sala Cats disfrutará un algo de mis grititos flaneros y de algunas gotitas sudoríparas. Hasta entonces, disfruten de lo que queda de este verano fugaz y sigan escuchando buena música a todas horas.

14.8.12

Capote



Hacía ya bastante tiempo que, en uno de esos pedidos a Amazon.co.uk de más de 25 libras, había añadido In Cold Blood de Truman Capote a la lista; después de haberlo prestado para lecturas universitarias, volví a tenerlo en mi poder y decidí que sería una de las lecturas de este verano (sin saber que alcanzaría, en muy poco tiempo, el número uno en el ranking de los librejos devorados este año). Cuando era pequeña (no tanto, no se asusten) mi padre me puso la película de Richard Brooks (que se estrenaría un año después de la publicación del libro) por lo que tenía una ligera idea de lo que la historia narraba: el asesinato a sangre fría de la familia Clutter a manos de Perry Smith y Dick Hickock. Para aquellos que novicios, esto les parecerá una tropelía, destripar de esta manera el argumento de un libro de tanto renombre; pues bien, no en estos hechos reside la genialidad de la úlima obra del virtuoso estadounidense ni mucho menos. Capote llevó a cabo una labor de investigación periodística abrumadora, reuniendo hasta 8.000 páginas de datos y entrevistas que, poco a poco y manera sublime, iría convirtiendo en la obra maestra que hoy en día conocemos, con la inestimable ayuda de su querida amiga Harper Lee.

Lo fácil hubiera sido considerar a los asesinos como monstruos impíos sedientos de sangre, pero Truman Capote quería que Estados Unidos, que el mundo viese con diferentes ojos a estos dos hombres desgraciados (en todos los sentidos de la palabra) y para ello ahondó en su pasado, relató sus vidas, sus infancias malditas, sus carencias, sus taras y sus enfermedades para, al fin y al cabo, hacer un retrato humano de ambas partes. Es sobrecogedor cómo puede hacerte sentir igual de apenado por las víctimas que por los asesinos; una crítica voraz al sistema judicial estadounidense así como a la pena capital culminan lo que se ha convertido en uno de los más controvertidos clásicos modernos. Al principio uno no cree que una historia así pueda llegar a entusiasmarle de tal manera pero gracias al estilo que utiliza Capote, a través de los diferentes puntos de vista de cada uno de los protagonistas reales de la historia, forma una plétora de opiniones y perspectivas que consigue conmover y emocionar a todo el que la lee. Por otro lado, el hecho de que sea una historia real hace que los sentimientos estén a flor de piel desde la primera a la última página y acabas formando parte de la historia, acabas empatizando con cada uno de los personajes y acabas teniendo una visión global (que no objetiva ni realmente no ficcionada) de lo que en 1959 sucedió en la pequeña localidad de Holocomb y las consecuencias de aquel acontecimiento.

Uno de los mejores libros que he tenido el placer de leer jamás y que recomiendo fervientemente a todos aquellos que quieran experimentar una nueva forma de literatura, disfrutar un estilo impecable e intentar, en definitiva, desentrañar aquello que nos mueve a los seres humanos. Me quito el sombrero ante Truman Capote y deseo que estéis pasando un verano lleno de libros tan brillantes como este.

Ps. ♥♥♥♥

18.7.12

Bilbao BBK Live 2012


 Miércoles 11 de julio

Antes de comnezar a relatar nuestro periplo tengo que decir... ¡feliz cumpleaños, hermanita! Una vez dadas las crongratulaciones pertinentes, podemos empezar nuestra aventura musical a la bilbaina. El miércoles, macuto a la espalda y maletón en mano (y las ilusiones, aunque adormiladas, a flor de piel) salimos de casa para meternos al subterráneo e ir hasta Pacífico, donde nuestros queridos compis viajeros (Boris y Binom) nos esperaban. Tras cargar todos los bártulos en el todoterreno, pusimos rumbo al norte. Nunca había hecho un viaje largo en cochele que no fuese con mi family y tengo que reconocerlo: la experiencia me ha rechiflado. Vas charlando, miras el paisaje, pones Ben Howard, escuchas Mumford & Sons, descubres a Radiohead (ya sé, ya sé) o te desgañitas al son de Johnny Cash. Paramos para comer cocretas y echar unos cuantos Pisuergas, nos vamos adentrando en Forks y, finalmente, andamos aparcando en San Mamés.

Estirarando las patas, compramos carretes para la Lomo de Binom y nos desesperamos buscando sitio donde papear. Después de un ratazo dando vueltas, decidimos optar por el Fres&Co y disfrutar de sus diversos manjares (que, por cierto, allá arribota tienen plancha en el mismo resto y te cocinan cositas, lo cual se agradece una barbaridad). Salimos corriendo para pagar el boleto del aparcamiento, dejamos atrás a uno de nuestros camaradas y hacemos una compra bastante ridícula en el Simply (Bimbo y embutí'os varios además de un garrafón de agua que nos duró los cinco días). Nos perdemos, nos reencontramos, nos quedamos sin gasofa pero, al fin y a la postre, encontramos el archiconocido BEC y dejamos el cochecito en el aparcamiento. Cansados, cogemos nuestras pertenencias y nos vamos a hacer la tremenda cola (eso dijo ella) de los buses que subían hasta el Kobetamendi. Tras dejar pasar no pocos buseles, conseguimos apretujarnos en la parte trasera de uno de ellos y, después de subir y subir y seguir subiendo un buen ratejo, llegamos al monte. Nos dicen que la zona de acampada 1 ya está petada (¡mentira y cochina!) y nos empezamos a dar cuenta que no tan poca gente había pensado que era buena idea ir el día de antes al festi. Abarrotada de gente, la zona de acampada 2 terminó siendo nuestro humilde hogar aquellos días.

A estas alturas, eran ya las ocho de la tarde fácil (y habíamos salido a las once de la mañana) y, después de terminar de montar las dos tiendas, decidimos ir a dar una vuelta e inspeccionar. He de decir que yo me sentía un poco Russell explorando lo inexplorado en aquel paraje; el Cobetas terminó siendo nuestra mayor fuente de recursos (bien fuera aprovisionamiento, electricidad o baños que no parecían sacados de una película sobre el apocalípsis). Después de tomarnos unas raciones de rabas, choricitos a la sidra y una tortilla de patata a la que no pudimos dar por muerta aquel día, decidimos que era hora de descansar. Metidos los tres en la tienda de Fons, no faltaron las paridas y las risotadas y el siempre presente Fran con sus «come here, fucking guy» o la terrible pérdida de su llavero de Pink Floyd hasta las cuatro de la madrugada cuando Binom (muy grande ella) salió a decirle que bajase el tono y se fuera a dormirla pudiendo, por fin, pegar ojo (aunque fuesen unas horejas). Y es que los borrachos, las meadas y las drogas andaban presentes por todo el festival. No es que me haya sorprendido, supongo que me imaginaba que iba a ser así, pero me parece realmente patético gastarse ese dineral en un festival para que luego la música sea lo último que te importe y que tu único objetivo sea ponerte más moco que en tu vida; cada uno hace lo que quiere, ¿no? pero el problema de estas cosas es que los borrachos no están solos si no rodeados de gente a la que, inevitablemente, molestan. Jamás me he creído superior por ser abstemia pero, sinceramente, después de ver el espectáculo dantesco de estos días, me reafirmo y pienso que la gente no tiene cabeza alguna encima de los hombros.


Tras haber dormido medio mal unas no sé cuántas horas, andamos para el Cobetas a tomar algo de desayuno (el mejor Cola-Cao de mi vida, por ejemplo) y tras dubitar largo rato y pensar qué hacíamos y qué no hacíamos con respecto a nuestra higiene personal, decidimos bajar a Bilbao en busca de unas duchas públicas que andaban a una media hora de San Mamés. Toalla y neceser en mano, tiramos del Google Maps hasta que, a las 12.40, llegamos a la calle Mauricio Zabala. Resultó ser que el horario de verano no era hasta las 14.00, que era nuestra idea, sino hasta las 12.30. No obstante, el hombre majísimo (y nuestro salvador) apiadose de nosotros y nos dejó darnos una ducha en cinco minutejos que nos supo a gloria. En un intento poco avispado de volver al BEC, cogimos el metro con los garbanzos de la Juani en mente y, aunque nos pasamos una parada (en vez de Ansio nos pasamos y nos salimos en Barakaldo) pudimos encontrar el edificio monstruoso sin problema alguno y volver a subir al montecillo en los buseles. Fuimos entonces a por nuestras preciadas y preciosas pulseras (¡con susto de robo incluido!) a lo que siguió un buen papeo con huevos rotos con jamón y pimientos y unos buenos filetones de lomo con aún más huevos y patatonas. Con la panza llena y habiendo reposado un poquillo, volvimos a nuestra casa de tela para prepararnos para el primer día festivalero. Yo jamás había ido a ningún festival y si he ido a este ha sido por Ben Howard (y no, no me se cae la cara de vergoña al decir que no ha sido ni por The Cure ni por Radiohead sino más bien por mi amado Benito, Young Guns [depeción], Mumford & Sons y Sum 41).

El caso es que teníamos dudas de qué hacer o no hacer, pero una vez que entré al recinto y vi que el Escenario 3 estaba vacío, me apoyé en la valla y pensé que podría ver a Ben en primera fila, el resto se desvaneció. Así que allá nos quedamos Binom y yo (mientras Boris iba de grupo en grupo cual abejorro atareado) viendo a Belako, a los que se les fundieron los plomos tres veces y de cuyo batería tengo una baqueta, Tribes, de cuyo batería y guitarrista aquí la menda y su binomio se enamoraron y, al fin, a las 20.00 de la tarde salió el genio británico al escenario. Yo ya sabía que en los festivales no se tocan tantas canciones como en una gira propia, pero seis canciones me parecen muy poquitas, aunque si tienes en cuenta que el disco tiene 10, quizá no sean tan pocas, pero como no tocó ni 'Gracious' ni 'Everything' (ni tampoco 'Promise' ni 'Diamonds') que son dos de mis prefes pues me supo a muy poco, ciertamente. Además, el tipo borracho como una cuba que nos dio el conciertazo podría haberse ido a darle la paliza a otro (por no decir otra cosa). De todos modos, no puedo negar que aquello fue como un sueño hecho realidad. Súper majo, súper mono y un músico de los de quitarse el sombrero. Hicieron versiones aún más largas que las del disco y la banda de músicos tan geniales como él. Yo entiendo que si te traes a tu grupete te guste tocar cosas más movidas que no canciones que sólo van a la guitarra, pero hubiera sido tan bonito escucharle cantar 'Gracious'... De todos modos, cuando terminó Ben yo ya podía morirme tranquila. Además, aunque la presencia de guiris ebrios no me hiciera ninguna gracia, quizá ayude a hacerle ver que tiene sus seguidores en España y que no son pocos y que morimos por que venga de gira a esta tierra de conejos. Espremos que cumpla su palabra y vuelva a dejarse caer pronto por aquí.

Después de Ben venía Gustav y sus amigotes pero, como ya anunciaba antes, fue una decepción tremenda. El sonido era pésimo y no se le oía cantar nada de nada. Al poco rato, de hecho, nos mudamos de escenario para ver a Snow Patrol, momento en el que se nos unió el cuarto miembro del grupejo: Fons. También nos supieron a poco los irlandeses pero poder disfrutar del 'Chasing Cars's' en directo estuvo realmente bien. Y ya llegaba el tito Robert Smith pero no del todo porque se retrasaron una hora por problemas técnicos. Eso sí, el tío grande salió a amenizarnos mientras arreglaban el teclado (¡menudo detallazo!) y nos deleitó incluso con una versión acústica del 'Boys Don't Cry'. No obstante, cuando empezó el conciertazo en sí, no pudimos aguantar más de dos o tres canciones allá pegados a los altavoces porque la batería estaba que te hacía volar y retumbar. Nos salimos un poco y el tito Boris se quedó a disfrutar de uno de sus ídolos de cerca y los restantes nos subimos para la laderilla a contemplar el espectáculo en un ambiente de frío húmedo y cansancio atroz maravilosos. De hecho, al haber empezado más tarde, Bloc Party y The Cure se solaparon durante un rato. Pude escuchar 'Banquet' y 'Helicopter' en vivo y bailar al son de la voz de Kele Okereke así que fue un buen brochetazo para cerrar la primera noche. Boris se hubiera quedado 'cuchando a James Murphy y Pat Mahoney pero el hambre apremiaba (que saciamos con unas ricas cocretas y unos san'wichos de salchichón) y el cansancio acechaba así que decidimos dar la noche por zanjada o la mañana por inaugurada (irónicamente porque hasta las siete de la madrugada la Carpa Vodafone no se calló y yo a las nueve de la mañanita ya estaba con los ojos como platos gracias a la gente tan sumamente respetuosa y las incomprensibles prubeas de sonido mañaneras...).


Después de un desayuno no tan satisfactorio como el del día anterior, tocaba despertar a los bellos durmientos (que yo sigo sin explicarme cómo durmieron tanto con todo el pifostio que había por los alrededores) y bajar a por la pitanza a Bilbo Bolsón. Con cara de muertos nos encontramos con la segunda cuadrilla de apoyo: Ñ, L y M. Con el cerebro frito nos dejamos guiar hasta el archiconocido Krunch donde en silencio devoramos nuestros deliciosos bocatines. Se echaba el tiempo encima y después de una compra rápida en el Simply, la mitad del grupejo nos subimos al Kobetamendi y la otra mitad emprende su periplo en busca de hielu. Como buenas flanes de Mumford & Sons que somos decidimos quedarnos en el buen sitazo que habíamos pillado tal cual entramos y sacrificar, asín, ver a Noah & the Whale (lo sé). Hubiera sido un punto que además de enseñarnos el vídeo por las pantallotas nos hubieran puesto el audio pero aquello era demasiado bonito para ser verdad. Después un ratazo de frío y alguna que otra gotita, allá estaban «Sexy Marcus» y su banda. Aunque se dejaron el 'Sigh No More' en el camino, sonaron espectacularmente y fue muy, muy divertido. Además (aunque en esos momentos no es lo que piensas) estuvo bien que nos presentaran alguna que otra canción del futuro Babel, que sale en septiembre.

Después de saltar y gritar como locazas, era el turno de mudarse para escuchar a sus compatriotas los Kooks. El cansancio era visible y estaba latente en los cuerpos de los campingueros no tanto así en los cuerpitos de las frescas lechugas que eran las novatas. Una vez que habíamos escuchado el 'She Moves in Her Own Way', 'Shine On', 'Do You Wanna' y 'Naïve' (entre otras) tuvimos la desafortunada idea de ir a por algo de cenar... Creo que no lo pasé peor en todos los días de festival que durante aquellos 20 o 30 minutos insufribles en los que mi cara se derritió en un vano intento de que me dejaran pagar cuatro malditos kebabs. Ahora bien, nunca una cena había sabido tan sumamente deliciosa (o nunca una cena tan mala había sabido tan irónicamente bien). Lógicamente, perdimosnos el «espectáculo» de Four Tet y decidimos sentarnos cerca de la colina a escuchar a Radiohead (cuyo 'No Surprises' me empieza a gustar demasiado), pero al rato corto decidimos poner rumbo hacia la civilización, perdiéndome así a mis paisanos tricantinos los Vetusta Morla.

Fue una lástima que el 3G fuera tan sumamente mal porque al día siguiente me contaron que «Sexy Marcus» y su banda habían estado viendo a Radiohead muy al ladico de nuestro grupo de expedicionarios pero bueno, como diría Shirley Manson, "Shit happens". Después de una hora que me pareció durar un siglo, llegamos a casa de L y una cama tamaño imperial me estaba esperando, con su almohada, sus sábanas limpias y sus mantas de pelito. Creo que no tardé más de cinco minutos en quedarme fritanga y creo que no dormí menos de 12 horas y, aún así, creo también que jamás me había levantado tan cansada. Cuando me metí a la ducha me sentí como Dean Martin en Río Bravo cuando decide asearse y ponerse ropita limpia. Después de un par de fajitas y una trenza de espiga, salimos de camino a Bilbo-San Mamés-Kobetamendi (con ida de olla en el metro incluida) pero... andamos ya en el sábado, ¿no es cierto?

Sábado XIV de julio

Ya que era el último día y hasta entonces no habíamos tenido siquiera ocasión de dar una vuelta por el recinto, el tito Boris y yo decidimos adentrarnos por última vez en el mundo del BBK y dar una vuelta por los puestos de ropita y cosas de los grupos (donde no había nada de nada de Benito y a punto estuve de comprarme una camiseta muy cara de Sum 41), por las carpas de Ron Brugal, Vueling y ese tipo de tontadas que había por ahí con el musicote de Corizonas de fondo. Al ratejo se nos arrejuntaron Binom y Fons para ver a Eli "Paperboy" Reed (que no está nada mal) y un poco antes de que terminase volvimos al Escenario 1 por última vez para ver bien de cerca a los escoceses de The View que, aunque se hicieron un poquito largos, mereció la pena por escuchar el 'Same Jeans'. Seguidamente teníamos otra cita con otros escoceses: Glasvegas. 'Flowers & Footballs' abrió el camino a un recital de canciones y chistes sobre juegos de palabras entre el español y el sueco («vale, vale, vale, vale») que no estuvo nada mal; eso sí, tuvimos que salirnos un poquito para descansar los riñones.

Después de ver un ratejo a Keane y disfrutar de sus grandes éxitos, la locura se apoderó del Escenario 3, donde Rou Reynolds se puso a escalar las rocas que rodeaban el escenario, no siendo esto muy del agrado de los técnicos que no hacían más que darle más y más cable para que pudiera canturrear desde lo alto como una auténtica cabra montesa. Al término de este espectáculo de «electronicore» como lo llaman algunos, tocaba darse un paseo hasta el campamento base en busca de carteras perdidas, cervezas frías, manzanas verdes y conversaciones sesudas con nuestra amiga Shirley Manson de fondo. A pesar del apagón, el concierto de Garbage fue uno de los que más me gusto (aunque no le prestase el 100% de la atención que merecía, lo reconozco). A la vuelta los seguratas decidieron aguarnos un tanto la fiesta y tuvimos casi que correr para llegar al broche de oro del festival: Sum 41. Ni de pura pinche suerte hubiera pensado que sería tan sumamente fácil conseguir una primera fila en un festival pero lo cierto es que sólo hacen falta unos cuantos empujones, codazos y apretujones y listo, te has plantado delante de Deryck Whibley como quien no quiere la cosa. Volví a quedarme sin escuchar 'Pieces' pero, ciertamente, se portaron; tocaron un montón de canciones de Chuck y de Does This Look Infected? así como clasiquísimos del All Killer, No Filler. Siguen pasando los años y no me canso de escuchar los que fueron mis grupos prefes cuando tenía 15 años y que, en mi corazoncito, siguen teniendo un sitio la mar de especial. Nos lo pasamos pecho saltando y desgañitándonos y no podría haber pedido un cierre más mejor. Después de comprar papeo (que yo ya había tomado antes de Keane) marchamos exhaustos pero felices hacia la montaña, adentrándonos en lo que serían las dos últimas horas de sueño en el campingas...

Domingo 15 de julio

Después de haber metido todo en el macutor, haber enrollado el saco, haberse puesto ropita limpia y haber visto que los vecinos seguían en fase MOR (REM en inglés), decidimos ir a por nuestro último desayuno en el Cobetas (en busca, sobre todo, de enchufes). Tras haber cogido por banda a mi camarero preferido y haber degustado un Cola-Cao gourmet, decidimos volver, con los moviletes ya cargados, y despertar a nuestras queridas amigas las marmotas. Desmontadas las tiendas (para no perder esta racha de ablativos absolutos), dijimos adiós al Kobetamendi aunque no por mucho tiempo pues la cola de los autobuses no era precisamente pequeña (eso dijo ella). Habiendo dejado pasar unos cuantos buseles para San Mamés, pudimos colarnos en uno que nos bajó hasta el BEC, donde nos esperaba Ñ con un modelito nada apropiado para una jornada viajera, y entonces empezó nuestra pequeña Odisea bilbaina: el coche de Binom se había quedado sin batería.

Llamamos a un técnico de la Mutua que vino a salvarnos las posaderas y conseguimos, después de una hora y algo, salir del aparcamiento y buscar la gasolinera más cercana porque, a todo esto, el miércoles habíamos aparcado el cochele sin apenas gasofa. Un plan maestro, ¿a que sí? Minetras dejábamos que las baterías se recargasen solas,  dimos vueltas estúpidas por un polígono desolado hasta que encontramos un Krunch y nos aprovisionamos bien de bocatines, beborcios y 'burguesas. Y así fue como, a eso de las 17.00, emprendimos nuestro viaje de regreso a Mandril. Muy trabucos, volvimos a repasar las joyas del festival: Radiohead, Ben Howard y Mumford & Sons. Hablando de todo un poco amenizamos el abotargamiento y embotellamiento en la carretera y ya entrada la noche nos dividimos en Avenida de América. Cuatro paradas más allá y unas cuantas escaleras mecánicas con el macuto a cuestas, estaba entrando por casa y Nano estaba dándome besitos como muestra de amor y cariño. Después de un breve resumen de los aconcecimientos de los días anteriores, mi cuerpo no pudo más y al sobre que me fui, dando por finalizada nuestra aventura musical. No ha sido perfecto (y en la página de quejas y sugerencias del BBK en Facebook encontraréis las múltiples razones)  pero, sin duda, ha merecido la pena. Saludos, compañeros exploradores, y sigamos disfrutando del verano de la mejor de las maneras: con buena música de fondo. ¡Hasta la próxima (que tiene pinta de que va a ser en tierras lusas)!

10.7.12

Requiem for a Dream


Fue hace años, estando en el instituto, cuando oí hablar por primera vez de esta película. De hecho, mi profesor de Latín, Antonio, un día, en un intento de concienciación y culturización de la juventud, nos puso la película en la hora de Estudio, pero, como no podía ser de otra manera, yo no estaba nada por la labor y pase de lo lindo de la película (y de él, ya sea dicho de paso, aunque en Bachillerato nuestra relación pasó del odio mutuo al respeto y colegueo. A lo largo de los años, he oído hablar muy bien de ella, si bien los elogios iban siempre acompañados de adjetivos como «dura», «tremenda» o adjetivos compuestos tirando a frases como «da un mal rollo que lo flipas». En cualquier caso, habiéndose convertido en una película de culto, teniendo entre sus actores a Jared Leto y a Jennifer Connelly, había que verla sí o sí. Y ayer, finalmente, en la que creo ha sido nuestra tercera sesión cinéfila, el tito Boris y yo nos pusimos manos a la obra (y de paso vimos ese delirio llamado Léon (♥♥♥).

Hace un rato he visto que el director, Darren Aronofsky (¡qué apellido más curioso!), es también la mente pensante y dirigente de Black Swan (♥♥♥♥♥) y de The Wrestler. No puedo negar que es una película dura, tremenda y que da un mal rollo que lo flipas; no obstante, sin entrar en muchos detalles (aunque me imagino que todo el mundo que haya oído hablar de la película sabrá cuál es el tema en el que se centra), puedo decir que me gusto muchísimo. La forma en la que está rodada me parece especatular y consigue, ciertamente, meterte en el cuerpo una angustia y un sentimiento de desagrado que puede llegar a ponerte de los nervios. Digamos que hay dos historias paralelas y, sin duda alguna, la más impactante de todas es la de la madre. La actuación de Ellen Burstyn es magistral no, lo siguiente (de hecho, la nominaron a los Oscar aquel año) y creo que su historia fue la que peor cuerpo me dejó; porque historias sobre dogras hemos oído muchas pero esta no tiene parangón. Requiem for a Dream es la muestra de lo que el cine es capaz de captar, de mostrar, de transmitir. Otro ♥♥♥♥♥ más que merecido para Darren, que empieza a hacerse un huequito en mi lista de directores preferidos, al ladito de Eastwood o Van Sant.

Sólo me queda recomendar este filme a todos aquellos que no la hayan visto y quieran vivir una experiencia cinematográfica diferente y ver el problema de la drogadicción desde una nueva perspectiva. ¡Saludos cinéfilos a todos!

7.7.12

Recapitulando...

No suelo hacer entradas personales, de esas en las que uno cuenta su vida y milagros sin razón aparente; no obstante, creo que quizá vendría bien dar cuenta de los hechos que de un mes a esta parte, aproximadamente, han acontecido. En primer lugar, me licencié, gradué y desparramé el 15 del pasado mes de junio. Tarde-noche memorable donde las haya habido que tuve el placer de compartir con todos mis amigotes y familiares y seres queridos en términos generales (ya sabéis quiénes sois, briboncetes). De nuevo, una etapa termina y otra comienza; una puerta se cierra y otra se abre... Así podríamos estar hasta el fin de los tiempos haciendo uso de metáforas y demases pero no es el momento ni el sitio más indicado para hacerlo así que sólo diré que estoy muy contenta, aliviada y orgullosa de haber terminado la carrera y que, como ya he dicho en varias ocasiones, de estos cuatro años me llevo las amistades y haber aprendido a darle vueltas al boli (y de paso algún que otro conocimiento académico).

Asimismo, dejé de ser una becariaprecaria el pasado 27 de junio. Creo que no he comentado ni por aquí ni por acá en ninguna ocasión nada relativo a mis tareas en la biblio. De los nueve meses que he estado trabajando allá, ha habido buenos y malos momentos; acumulación de carros, caídas de sistema, millones de libros para tejuelar, pereza máxima a la hora de colocar, mucho sótano y mucho buzón. Sin embargo, puedo decir que esta primera experiencia laboral me ha servido para darme cuenta de muchas y diversas cosas que creo que me ayudarán en un futuro esperemos no muy lejano. No echaré de menos tener que revisar de la P a la PA3400, pero sí echaré en falta esos «muchas gracias» y esas sonrisas que, más a menudo de se puede pensar, la gente te regala cuando le dices que la B está en la planta de arriba al fondo a la izquierda o que hay libros para preparar el First por la PE 1128. Trabajar con libros está bien; pasan por tus manos infinidad de ejemplares de los temas más rarunos que te puedas echar a la cara así como grandes obras de la literatura o infinidad de diccionarios y cuadernillos de español para extranjeros... Pero lo que más me ha gustado ha sido trabajar con personas; tanto mis compis como la gente a la que he intentado ayudar y a consejar han sido, prácticamente siempre, trabajadores y amables, respectivamente. Siempre hay «cosas» y siempre hay gente un poco «así», pero ha sido una gran experiencia y aunque ahora mismo soy incapaz de dormir más allá de las 9.00, volvería a aceptar la beca sin dudarlo.

¿Qué más, qué más, qué más? En cuestiones de ocio (es decir, lectura, pelis y series), últimamente he leído y visto bastantes cosillas. Primero fue Pyongyang de Guy Delise (♥♥♥♥♥), que fue mi adquisición de la Feria del Libro 2012 acá en Mandril. Ya me había recomendado hace tiempo mi primo la obra de este dibujante cómico canadiense pero no había leído nada hasta ahora; después de haberme disfrutado de la narración sobre su estancia en Corea del Norte (muy, muy, muy recomendable e inquietante), tengo muchas ganas de leer sobre sus periplos en China, Birmania y Jerusalén. Después seguí la estela cómica leyéndome uno de los tres librejos que pedí a Amazon como autoregalo por la susodicha licenciatura-graduación. Escogí Ghost World (entre ♥♥♥ y ♥♥♥) porque quería resarcirme; la película la recordaba mal y pensé que quizá podía reconciliarme con el trabajo de Daniel Clowes. Me gusta bastante el dibujo (de tonos verdes turquesa) y la intención de la historia está muy bien captada; esa angustia adolescente, ese no saber quién eres, qué quieres y hacia donde te diriges... Se nota mucho en el lenguaje de las dos protas, muy rebelde, hiperbólico y palabrotero. Creo que capta muy bien la esencia de ese momento en la vida de una persona, pero no sé si la historia llegó a interesarme del todo, del todo. Una vez leído esto, llegó el momento que todos estábamos esperando... ¡terminé Good Omens (♥♥♥♥♥)!

Cocretaenmente, en el viaje de vuelta de Sevilla en el AVE el pasado 28 de junio. Leo muy despacio, sí. No sé ni cuándo me empecé el libro pero no me extrañaría que hubiera estado al menos tres o cuatro meses con él. También es cierto que era el final de la carrera, exámenes, había que apretar y en el trabajo me entraba siempre la sueñera a las 10.00 y no me podía poner a leer. Eso sí: despacito, las cosas se saborean mejor. Creo que es el libro más original y estrafalario que he leído jamás (aunque aquel de El Paranguaricutirimicuaro que no sabía quién era no se queda a la zaga). Tengo pendiente el Sandman de Gaiman y el Discomundo de Prachett me tiene más que intrigada pero, siendo sincera, no había leído nada de ninguno de los dos hasta ahora ¡y menuda forma de conocerles! Tenían razón al decir que el Apocalipsis nunca había sido tan divertido. Además de entretenerme buscando actores que fueran propicios para los distintos personajes, como Alan Cumming como Aziraphale, Gabriel Match como Crowley, Christina Hendrix como Red o Jessica Brown Findlay como Anathema, por decir alguno, me he reído bastante y es muy curiosa la forma en la que está contada la historia, con todas esas notas al pie explicándole a los estadounidenses y resto de habitantes de Europa que no son británicos los distintos comportamientos de los diversos personajes. Es un libro delirante y muy bien tramado que merece mucho la pena si se quiere pasar un buen rato, aprender sobre las teorías del fin del mudno y leer un inglés curioso. ¡Por cierto! Tengo que buscar la traducción porque, sin duda alguna, me parece el libro más complejo de traducir de todos los que me he encontrado en mi vida. Ahí queda eso.

En lo que a pelis y series se refiere, he visto 17 películas desde que escribiese la reseña de Shame, algunas de ellas por segunda o tercera o cuarta vez, como Los intocables de Elliot Ness (♥♥♥♥), Amores perros (♥♥♥♥♥), Transformers (♥♥♥♥♥), Fight Club (♥♥♥) o American Beauty (♥♥♥♥), y otras que no había tenido el placer de ver como pueden ser Serpico (♥♥♥♥), Los vengadores (entre ♥♥♥ y ♥♥♥♥), Snow White & the Huntsman (entre ♥♥♥ y ♥♥♥♥) o Eva (♥♥♥), que la vimos hace un par de noches. Si bien es cierto que Lluís Homar se merecía el Goya, siento decir que la actuación de la niña era un tanto repelente y que Brühl tampoco me gustó demasiado; eso sí, la historia (aunque la predijéramos en su mayoría) es original, está realmente bien hecha y los paisajes (suizos, oscenses y canarios) son espectaculares. Por último pero no por ello menos importante, he estado las últimas semanas poniéndome al día con Modern Family ¡y me rechifla! Es una monada de serie con la que te puedes tanto despiporrar como salarte las mejillas con una diferencia de milésimas de segundo; los actores son todos brutales y no ha habido ni un solo capítulo que no me haya gustado. Las tres temporadas son impecables y espero que podamos compartir muchos años felices con esta gran familia moderna.

A modo de despedida diré que ahora mismo tengo varios frentes abiertos: In Cold Blood de Capote, Black Hole, The Beats, los cómics del tito Boris, empezar a ver Deadwood, terminar de ver House M.D. y proseguir con HIMYM y, probablemente, volver a ver alguna que otra serie de esas que me gusta volver a ver. En otro orden de cosas, ayer llegué de pasar una semanuca torrándome al solete de mi peblo alicantino (sin quemarme ni un ápice, eso sí) y han sido unos días de relajación playera mágicamente 'tupendos. Final y musicalmente hablando, ¡estamos que lo tiramos! El lunes tenemos una cita con Regina Spektor en el Circo Price y en unos muy pocos días emprendemos viaje hacia Bilbo al famoso BBK, que va a ser legendario (aunque nos va a hacer fatals y va a ser un poco horrible estar cantando bajo la lluvia pero es que lo hay pero no va a importar porque voy a poder ver a Ben Howard y a llorar mucho escuchándole) y, a la vuelta, me esperan Everlyn, The All-American Rejects y blink-182 para, seguidamente, irme de viaje familiar hacia arribota del mapa a tierras gallegas. No sé qué me deparará agosto pero estoy segura de que el calor me acompañará allá donde quiera que vaya. Seguiré informando (o no). Feliz verano a todos y que el solete os acompañe, jóvenes padawanes. ¡Capablanca!

7.5.12

Black Mirror



Creo que fue hace algo más de un mes y medio cuando mi querido amigo Boris (cuyo blog de poesía no tiene ni desperdicio ni parangón) me recomendó, asín de repente (como muchas veces hace), que viese una serie llamada Black Mirror. Me suelo fiar de la BBC y creo que el chaval tiene bastante criterio así que todo apuntaba a una buena dosis de serie británica. Sin embargo, como suele pasar, las cosas se van dejando; el tiempo pasa y, como ya me ocurriese con su primer intento de mostrarme el mundo con Predicador, costó arrancarse. Al segundo o tercer toque de atención, decidí ponerme manos a la obra. Sé que mi política sobre las reseñas es no dar demasiados detalles sobre el contenido de las diferentes manifestaciones artísticas que pasan por mis manos para no aguar la fiesta a nadie pero pienso que este caso se merece ser una de las excepciones que confirman la regla (sin pasarse tampoco).

Son tres capítulos, independientes unos de otros y todos tienen como trasfondo un futuro peligrosamente próximo y bastante plausible. El primer capítulo, 'The National Anthem', en el que se ven envueltos el Primer Ministro, la princesa más querida de la casa real británica, un artista algo excéntrico (por decir algo) y un cerdo (cerdo de animal, de estos de Jabugo), es una crítica voraz a los tiempos en los que vivimos, donde las redes sociales y las nuevas tecnologías han tomado el poder y donde parecemos vivir dentro de un reality show en el que somos marionetas manejadas por los designios de una sociedad cada vez más necesitada de morbo, escándalo y depravación. La masa manda (y no hablamos de Hulk precisamente) y esta era cibernética consigue que todo se propague como la pólvora hasta que un día, a más no tardar, explotaremos (y los deseos de Adam Young se verán cumplidos). El segundo capítulo, '15 Million Merits' (el más flojo de los tres por unanimidad aunque tenga como protas a Jessica Brown Findlay [Sybil para los entendidos] y a Daniel Kaluuya) representa una sociedad que recuerda a la planteada en Wall-E; que lleguemos a vivir a través de unos moñigotes de la Wii no es una idea tan descabellada como algunos podrían pensar y que nuestra existencia se vea reducida a una bicicleta estática y que nuestra mayor aspiración sea participar en un programa de esos de talentos de la tele tampoco o... ¿es que no os suena todo esto? El tercer capítulo, 'The Entire History of You' es, simplemente, una obra maestra. Teniendo en cuenta que la idea que explora es algo que me ha fascinado profundamente desde siempre, no es de extrañar que afirme sin dudar ni un momento que la serie merece la pena sólo por este capítulo. Imaginaos tener a vuestra disposición un aparatejo implantado detrás de la oreja que sirve para grabar todo aquello que vemos; las imágenes se guardan y pueden descargarse en la televisión, como si de un torrente más se tratase. Los peligros y consecuencias que esto entraña son aterradores y gracias a la actuación de Toby Kebbell (Johnny Quid en Rocknrolla), que está que se sale, hemos ido a dar con una maravilla televisiva como no había visto desde la finale de la segunda tempo Sherlock.

Debo decir que es una serie a la que las reseñas, por muy buenas que sean (que no es el caso), no le hacen justicia en absoluto. Hay que verla para saber cuál es el sentimiento del que hablo, ese desaliento, ese desasosiego, ese espanto al vislumbrar en qué seres atroces estamos camino de convertirnos (o en los que ya nos hemos convertido) y el pavor que suscita el saber que no hay marcha atrás y que, probablemente, acaberemos siendo como los «humanos» de Wall-E, seres orondos pegados a un televisor y con una máquina expendedora anclada a la espalda que desaprenderemos a andar y a pensar; seremos el fruto de todos estos delirios de grandeza que parecen poblar nuestro planeta hoy en día. No quiero ponerme apocalíptica (que para eso ya tengo Good Omens) pero sí que quiero hacer saber que pienso sinceramente que estas críticas, camufladas o no tanto, son necesarias y que aunque pensemos que quizá ya sólo nos quede la resignación no será cierto mientras sigamos siendo capaces de ver lo que pasa a nuestro al rededor; mientras sigamos siendo capaces de pensar, aún habrá esperanza (como aquella que fue Obi-Wan hace mucho tiempo en una galaxia muy lejana).

5.5.12

Ed Sheeran


Creo que es cosa de hermanos mayores eso de ir de sabiondos por la vida; supongo que es una mala manera de desquitarse con alguien al que puedes «mangonear» sin que haya demasiadas represalias. Aquí y ahora quiero pedir disculpas porque a lo largo de los años me he ido dando cuenta del tonito ese que se nos pone cada vez que los hermanos pequeños hacen cualquier cosa (¡aunque no sean malas!) y sí pienso que es algo inherente al instinto protector pero quizá sobreactuemos demasiado y no sea necesario echar tanta bronca y pegar tanto grito, ¿no? Si bien es cierto que vosotros habéis de saber que todo lo que hacemos es por vuestro bien (aunque suene típico es así) y que somos, a pesar de nuestra fachada de mayorzotes y machotes, una panda de preocupones de mucho cuidado que lo único que buscamos es que estéis bien (sanos y a salvo). También es una sensación, creo, general el querer servir de «modelo» a esas criaturitas que son los hermanos pequeños y querer ser un buen ejemplo de casi todo normalmente porque sabemos que, aunque no queráis reconocerlo, nos tenéis como referentes. No en todo, como es obvio, pero sí en muchos aspectos de la vida cotidiana y sabed aquí y ahora que eso nos hace estar muy orgullosotes y querer ser mejores, fraternalmente hablando. No lo sabemos todo (aunque nos las vayamos dando muy a menudo de eso) y, en muchas ocasiones, sois vosotros los que nos ponéis delante de los ojos cosas que nosotros no habíamos descubierto. Somos educadores encubiertos a la sombra de nuestros progenitores que aprendemos en silencio y os vemos crecer, cambiar y haceros grandes y aunque dé nostalgia acordarse de cuando erais enanos y llevabais chupete e ibais en el carro (y nosotros a pata, ¡morrudos!) es lo que hay y debemos aprender a trataros como corresponde y, sobre todo, como mereceis.

Después de esta disertación filosófica sobre las relaciones hermaniles, quiero dedicar esta entradita a mi hermanita (¡hola, Ñoquito!), a la que quiero con locura, porque fue ella la que me descubrió al chavalín pelirrojo (sí, es zanahorio aunque en la foto no se pueda apreciar) que anda con la cabeza ladeada aquí encima. Si no recuerdo mal fue una amiga de mi sis la que le descubrió a Ed así que... ¡gracias a ti también, amiga anónima! En cualquier caso, hay unas cuantas anécdotas que contar sobre el memorable día en el que Ed Sheeran pasó a formar parte de mi vida musical. Me parece que fue en el Tuenti este donde vi el vídeo de 'The A Team' (el que está subtitulado en español que es, por cierto, el que andan poniendo en KissTV). En primer lugar, he de decir que fue amor a primera escucha o a primer acorde, como se prefiera; en segundo lugar, casi me caigo de la silla al creer que la chavalita que protagoniza el vídeo era Kaya Scodelario (Effy para los entendidos) aunque resultó no serlo; en tercer lugar, me pareció que las letras estaban muy bien acopladas al vídeo (la traducción es otro asunto). Como suele ocurrir, después de escuchar una canción que te ha entusiasmado buscas otras canciones del mismo grupo/cantante para ver si ha sido cuestión de suerte o si es que es cierto que te has enamorado.

En aquel momento aún no le había visto la cara a Ed porque en el vídeo sólo sale la sosia de Kaya, ¿vale? Total que me voy a YouTube y pongo Ed Sheeran y me sale el vídeo de 'Lego House'. Pincho y cuál fue mi cara al ver que el del vídeo era Ron Weasley no lo sé porque no me la vi pero puedo decir que ojiplática y boquiabierta me quedé seguro. He de confesar que yo suelo referirme a los actores por los nombres de sus personajes más célebres o las películas en las que salen con lo que, por lo que a mí respectaba, Ron podía llamarse Ed Sheeran y no Rupert Grint perfectamente. De hecho, a punto estuve de ponerle un comentario a mi hermana diciendo algo así como que Ron Weasley se había hecho cantante y que qué tipo de broma era aquello. Luego vi que al final del vídeo salía un chiquillo pelirrojo que se parecía mucho a Ron y pensé que quizá había hecho presuposiciones precipitadas (y estaba en lo cierto). Como último dato curioso podemos mencionar que mi amiga San se llevó de regalo de Navicumpleaños este disco tan hermoso (gracias a lo cual se ha convertido en otra fanática del narajito de Halifax), cuya edición lujosa tengo hoy en mi poder gracias a la mejor regaladora de regalos del universo entero y verdadero (tú sabes quién eres). El disco en cuestión se llama + y aunque la primera vez que lo escuché, he decir públicamente, lo quité porque me pareció otro discopop más del montón, una segunda escucha (y una tercera y una cuarta y una quinta) me permitieron descubrir lo equivocada que estaba. Es cierto que hay bastante diferencias entre las canciones acústicas o semi y las canciones más marchosillas (en las que el tipo es capaz de cantar a una velocidad del demoño) pero, aunque unas te gusten más que otras, son todas bastante buenas (aunque yo me quedo con las acústicas, claro). Yo soy una persona para la que la voz es algo casi, casi imprescindible en esto de la música. Bien, sé que hay cantantes de muchos grupos de los que escucho que en directo dan un poco de penita pero... El caso es que Ed tiene una voz preciosa que hace juego con la moninez de sus canciones. Muchos podréis pensar que un disquete de 16 canciones puede hacerse muy pesado pero lejos de la realidad se queda esta suposición en lo que a + respecta.

Podría ir canción a canción alabando todas y cada una de ellas pero ya que eso me llevaría un tiempo del que no dispongo a pesar de que las ganas me sobren lo que voy a hacer es poner aquí y ahora una relación de mis preferidas (con un criterio totalmente subjetivo y personal, téngase en cuenta), lo cual no implica que no me guste el disco entero porque me encanta y mucho. Bueno, en primer lugar tenemos 'The A Team', que abre el disco y es una maravilla en sí misma (y a la que tengo cariño especial por ser la primera que escuché de él y porque soy capaz de tocarla mal y soltar gallitos al cantarla). Otra canción que me enamora es 'Wake Me Up' que me parece preciosísima y tiene una letra muy tierna (y me hace mucha gracia lo del BlueRay, por cierto) y luego tenemos el 'Small Bump', con la que no puedo evitar llorar cada vez que la escucho. 'Lego House' tiene un hueco muy especial en mi corazón asimismo, por ser la segunda que descubrí, por tener Lego en el título y por toda esa serie de inferencias sentimentaloides que me trae a la cabeza. El 'You Need Me, I Don't Need You' es el más claro ejemplo de canción movidita del disco y además de ser marchosa es una crítica un tanto voraz a la industria y eso nunca viene mal. Nos acercamos a mi momento preferido del disco cuando, tras acabar el impresionante 'Give Me Love' suena la versión del 'The Parting Glass'. Sepan ustedes que hay un tipo de música que siempre, siempre consigue tocarme la patata y hacer que se me salen las mejillas y esta es la música celta. ¿Por qué? No estoy segura; supongo que mis raíces gallegas, mi experiencia irlandesa y el amor loco de mi madre por Escocia tienen algo que ver. Sea como fuere, de corazón pienso que merece la pena escuchar esta canción escondida porque pone los pelos de punta, palabrita. Por último pero no por ello menos importante podemos hablar de 'Autumn Leaves'. Después de haber escuchado el disco muchas, muchas veces, en uno de esos momentos en los que prestas más atención a lo que oyes (saliendo de Zarauz, por cierto), me encontré escuchando los acordes de estas hojas de otoño y pensando que había descubierto otra de mis prefes (la cual también puedo intentar tocar mal y cantar seguramente peor).

Volvemos a lo mismo, sí: para gustos los colores. No se puede forzar a nadie a que le guste algo que ni le va ni le viene o que le deje de gustar algo que a ti te horripila (y no deberíamos tampoco, ¿eh?) pero bueno, yo en mis trece invito a todos los terrícolas que por aquí se pasen y paseen (y que hayan tenido las narices de seguir leyendo hasta aquí abajito) que le echen una o dos orejas al trabajo de Ed. Depende de qué te guste y de qué no, te desagradará más o menos pero creo que es un disco fácil de escuchar, amable y que, como poco, supone una muy buena música de fondo para una velada romántica, una reunión informal de amigos y cualquier otra situación absurda que se os pueda ocurrir. Hasta la próxima, pequeños padawanes musicales y que los auriculares os acompañen.

2.5.12

Say Anything


Se dan momentos en la vida en los que uno se pone a pensar sobre primeras veces y no es capaz de recordar, por mucho que lo intente, dónde vio esa cara, cuámdo escuchó esa canción, cuándo leyó aquel libro, dónde probó el pescado crudo por vez primera... pero, de vez en cuando, parece que fuera ayer cuando todo aquello ocurrió. Hace unos cuantos años (entre tres y cuatro), cotilleando el Tuenti de un chaval muy majete con el que iba a clase de guitarra (y de cuyo gusto musical me fiaba bastante), vi que tenía en el tablón un vídeo de una canción llamada 'Alive with the Glory of Love'. Bien, a estas alturas, yo estoy convencidísima de que ya conocía a Say Anything pero no había pasado del Say Anything (disquete que aquí nos ocupa y que ha pasado a formar parte de mi estimada y física colección musical gracias a Lorenuda) pues... ¿podía haber un disco mejor que aquel? Con el tiempo he descubierto que ...Is A Real Boy (junto con su hijito ...Was A Real Boy) no tienen nada que envidiarle a la pequeña gran obra maestra que es Say Anything.

Pocos grupos (oh, muy pocos) han influenciado tantísimo mi vida como el de Max Bemis y sus colegas; pocos discos hay de los que me sepa las letras de todas las canciones (bueno, a veces me bailan frases pero sí) y de pocos (o no tan pocos) opino que sean excelentes de cabo a rabo, de principio a fin o como quieran decir. Todas y cada una de las canciones que componen Say Anything son un regalo para los oídos (sí, gritan en alguna que otra pero es soportable), un artefacto de originalidad y de letras bien curradas para las que no tengo palabras (pero sí humildes intentos de traducción). 13 canciones ('Fed to Death', 'Hate Everyone', 'Do Better', 'Less Cute', 'Eloise', 'Mara and Me', 'Crush'd', 'She Won't Follow You', 'Cemetery', 'Property', 'Death for My Birthday', 'Young, Dumb and Stung' y 'Ahhh... Men') que sirven como muestra, reflejo y definición de lo que la música (sin etiquetas) es. Sé que para gustos están los colores, las comidas y las bebidas (entre alguna que otra apetencia) pero creo en el fondo de mi corazón que es un disco grandioso y que todos aquellos que no lo hayan degustado aún son unos privilegiados descuidados. Lo que daría yo por descubrir ahora mismo un grupo como Say Anything... Me conformo con formar parte de la gran familia de seguidores y fanáticos que seguimos dejando que ellos y su música iluminen nuestras vidas y le pongan ritmo al día a día que, muchas veces, sería harto complicado sacar adelante sin un 'There are babies with guns beheading their friends in shopping malls around the world*' o un '(Meet me in the back room) I'll tell you everything, you everything, woah!**' o un poco de 'I have a total crush on you, baby, and I can't let it go***' con una pizca de 'I guess that everyone includes me, and that's why I'm a humanist****'.

Say Anything (y su Say Anything [¡qué mareo!]) suponen una de las piezas más importantes de mi pirámide musicamentaloide y creo que se lo merecen, que se lo han ganado por un trabajo impecable a lo largo de los años y por mantenerse fieles a lo que creen; por no hacer música para los demás sino para ellos mismo y por componer uno de los grupos más auténticos que he tenido el placer de descubrir. Ahora bien, como todo en esta vida, les pongo una pequeña, diminuta e insignificante pega: no han venido a España (ni tiene pinta, por desgracia, de que vayan a). Yo entiendo que Los Angeles y Madrid están algo lejos pero aquí estamos, esperandoos pacientemente (oh, muy pacientemente) y aunque no os dejéis caer por esta tierra de conejos este año, acercaos un poquito (Francia o Italia) y allá que iremos como una bandada de pequeños y gamberros estorninos a disfrutar de vuestra música, de vuestro directo, a pasarlo pecho y a salarnos las mejillas cuando los acordes de todas esas canciones que nos han visto crecer resuenen y retumben en nuestros oídos, celebros y patatas. En verdad os digo que creo que no os arrepentiríais si le echaseis una oreja al talento de Max Bemis (que, para más amor, es un loco de los cómics y un marido adorable y una monez de persona) y su banda y, ya sabéis, cualquier lindez o improperio, aquí andaré, bailando al son de 'Overbiter'.

*«Hay bebés con armas decapitando a sus amigos en centros comerciales por todo el mundo».
**«(Encuéntrate conmigo en la parte trasera del local) Te lo diré todo, todo, ¡woah!».
***«Estoy totalmente coladito por tus huesos, nena, y no puedo evitar lo que siento».
***«Supongo que "todo el mundo" me incluye y por eso soy humanista».

Ps. Siguen quedando entradas para el Slam Dunk Festival...

Sunshine


'Poison & Wine' by The Civil Wars

24.3.12

Simple Plan


Aún recuerdo aquel día... Corría el curso 2002-2003; como tantas otras tardes andaba yo pegada a mi ordena hablando por Messenger (¡qué tiempos!) con un chavalote repetidor de mi clase llamado Sergio. A pesar de que su compañía acabó no siendo de mi agrado, siempre le agradeceré que me abriese el camino (y las orejas) al mundo musical en que hoy día habito. Dos fueron las canciones que me mandó aquella tarde: 'Someday' de Nickelback y 'I'd Do Anything' de Simple Plan. Curioso que estos dos «géneros» se hayan convertido en dos de mis tipos de música preferidos aunque está claro cuál ganó la batalla... No Pads, No Helmets... Just Balls fue el primer disco que metí en mi primer MP3 (¡anda que no ha llovido desde entonces!) y uno de los primeros que recuerdo haber ido a comprarme. Tres años después y ya con su Still Not Getting Any... en el mercado, un 29 de junio, andaba yo botando con ellos en Las Ventas al ritmo de 'Jump', un día después de haber olido a Jimmy Eat World y visto a Green Day y estudiado a Billie Joe Junior en el Telefónica Arena (¡qué año!).

Cuatro años pasaron y Simple Plan (re)apareció y con él la debacle. Recuerdo que me lo pedí por Reyes y que me gustó tan, tan poco que estuve a punto de devolverlo... Sigue pareciéndome un disco bastante malucho, la verdad sea dicha. Los años siguieron pasando y, sin pena ni gloria, Pierre (mozalbete apuesto de la foto) y sus amigos se vieron relegados a un irremediable segundo o tercer plano mientras que otros grupos alzaban el vuelo (metafórico) en mis oídos pero el pasado año Pascual sacó un anunció para uno de esos zumos con leche que tanto asco me dan que tenía una canción de fondo que sí me gustaba y mucho. Varias veces anduve buscando qué cancioncilla era e intentando cazar alguna frase de la letra para buscarla y el 30 de junio (Last.fm me lo ha chivado) di con ella: 'Jet Lag' de Simple Plan. ¡Tenían disco nuevo! No sin miedo, entré en Spoty y me puse a escucharlo. No le di más de dos vueltas pero, en general, me gustaba el rollito y, gracias a Zeus, no se parecía demasiado al desastre de 2008. No le di mucho más bombo a la cosa hasta que, hace unos meses ya, me enteré de que venían de gira a Madrid y, sin dudarlo, me saqué una entrada en uno de estos ataques de nostalgia que nos atrapan y nos devuelven a otro tiempo, como diría aquí el amigo Don Draper intentando vender un rulo de Kodak.

Acabaron agotándose las entradas como era de esperar si tenemos en cuenta, además, que los teloneros eran We the Kings que aún no habían pisado esta tierra de conejos. A medida se acercaba el día, las ganas aumentaban. Sabía que iban a ser unas semanas duras las que viniesen después y era una de las mejores formas (mi preferida desde luego) de soltar adrenalina y pasar un buen rato (y quedarse sin voz, de paso). Además, mi colegas de aventura resultaron ser la mejor de las compañías posibles. Con un algo de morro, llegué un par de horas antes de que se abriesen las puertas. Vistalegre y yo volvíamos a encontrarnos después de nuestra quedada con Sum 41 hacía ya más de un año ya. Tengo que dejar por escrito que la organización fue excelente, como nunca antes; guardias, vallas, gente con cerebro debajo de sus crestas y flequillos... ¡Enhorabuena! Después del desastre de 30 Seconds to Mars juré que no volvería a hacer una cola (al menos allá) en mi vida pero viendo la considerable mejora me lo pensaré. Ahora, tendrían que venir Say Anything y Dashboard Confessional juntos o algo para que yo sopesara hacer una cola de horas y horas ya que, al final, acabas agotado antes siquiera de haber entrado y creo que no merece mucho la pena aunque, claro, la primera fila en uno de esos conciertos tiene que ser espectacular (¡y las fotos ni te cuento!).

No soy fan de We the Kings pero el hecho de que versionasen el 'The Middle' de Jimmy Eat World me hará venerarles ya para fin de los tiempos. Me sorprendió porque no demasiada gente coreó la letra de este himno tan épico pero yo me lo pasé teta (¡ups!) desgañitándome y brincando como un avestruz espídico*. Después de que ese tiempo interminable entre que se va el telonero y sale el cabeza de cartel hubiera pasado, (re)aparecieron los canadienses y empezó la acción. Yo sabía que mi canción iba a formar parte del repertorio sí o sí pero no sabía si iba a haber mucha canción de antaño o si, por el contrario, el setlist iba a estar poblado de nuevos éxitos y todo salió a pedir de boca. 20 canciones y más de hora y media de recital musical memorable que me dejó tres días sin voz y que me recargó las pilas (hasta ayer viernes cuando mi cuerpito dijo basta). Fueron tan majos y Pierre cantó tan bien que no me arrepiento un ápice de haber comprado mi entrada y de haber podido formar parte del regreso del grupo pionero dentro mi corta vida musical (después de los Backstreet Boys, por supuesto). ¡Larga vida al musicote canadiense!

11.3.12

The Long Good-Bye


¿A que es bonita mi edición? Adoro Penguin pero creo que deberían molestarse en poner ese pequeño plieguito tan útil que llevan algunos libros y que evita que los cantos acaben como recién salidos de un baño de sales...

Tal y como ya me propuse hacer con V for Vendetta, algún día cogeré The Long Good-bye y anotaré todos esos finales de capítulo, todas esas disertaciones tan fantásticas que, como salidas de la nada, Chandler, a través del gran Marlowe, nos regala; y, por supuesto, todas esas frases sesudas y filosofadas que, tamizadas entre metáforas alimenticias, te dejan boquiabierto y te hacen pensar y pensar y pensar. Es fantástica esa sensación que a uno le embarga cuando se da cuenta de que está leyendo literatura con mayúsculas. Sé que al pobre Raimundo se le consideraba un autor menor porque escribía novela negra y policíaca pero, sinceramente, no sé en qué andarían pensando los críticos de la época. Su retrato de L.A. es una maravilla convertida en palabras y sus descripciones de los personajes que, a lo largo de la novela, van apareciendo es magistral; pero, sobre todo, Philip Marlowe es uno de los mejores personajes con los que he tenido el placer de encontrarme en mi humilde e inexperta vida lectora. Sé que no he de confundir creador y ser creado y que tras la fachada dura y el corazón tierno del detective privado se encuentra el genio del escritor californiano.

¿Con qué me quedo? Con su disertación sobre los tipos de mujeres rubias que existen, con su comentario sobre las ensaladas que se toman los hombres en los bares pero que les tirarían a sus mujeres si se las pusieran para cenar y con la cruda y espectacular fotografía que uno parece estar viendo de la ciudad de los ángeles allá por la década de los 1950 mientras lee las palabras de este diamante en bruto de la literatura norteamericana. Ni que decir tiene que lo recomiendo fervientemente; por último, debo dar las gracias a mi amiga cultureta por recomendarme uno de sus libros prefes que ha acabado, como no podía ser de otra manera, convirtiéndose en uno de los míos. Farewell, my lovely!

Ps. ♥♥♥♥

3.3.12

Shame


De todas las películas que sacaron en la previa a los Oscars (aunque esta, precisa e injustamente, no estuvo entre las candidatas pero, bueno, ya sabemos cómo son los académicos estos hollywoodienses...), esta es, probablemente, la que más ganas tenía de ver. Bien sea la curiosidad (que algunos ignorantes considerarán depravada) o bien sea lo precioso que me pareció el trailer de la película, cuya fotografía resultó ser, al final, lo que más me gustó de la susodicha porque es, sencillamente, un filme «bonito de ver». En cualquier caso, tenía ganas y después de algunas semanas, después de algunas tertulias, después de algunos intercambios de opiniones y perspectivas, puedo decir que me gustó bastante. Es una película muy sórdida, muy triste y muy conmovedora; Fasssbender y Mulligan están tremendos (sobre todo él y, aunque yo me refiera al plano interpretativo, pueden verlo como deseen) y la historia es tan dura que a veces cuesta mirar. Es un sufrimiento y una culpa tales los que transmiten que el corazoncito se te encoge pero creo que eso es lo que el cine busca: despertar sensaciones, tanto buenas como malas, en aquellas personitas sentadas en la butaca. Si esto es así, Shame lo consigue con creces. Además, es realmente complicado no caer en la tentación de, al hacer una película sobre un adicto al sexo, ser gráfico, escabroso y desagradable. Steve McQueen (cuyo tocayo, subido en su moto, vela por mi gran evasión de la realidad mientras duermo) consigue hacer una película maravillosa sobre las relaciones humanas y cómo de jorobadas se pueden volver cuando algo se tuerce. Un ♥♥♥♥ para Shame y un A+ para Michael, al que, a mucho no tardar, veré de nuevo en Hunger.

Ps. ¿Vosotros sois de los que visteis algo turbio entre Brandon y Sissy o de los que no?

Ps2. ¡Feliz centenario hobbit!

21.2.12

El arte de volar


Mi buen amigo Boris me dejó la semana pasada esta novela gráfica. Me comentó que le había dejado bastante tocado y que recordaba a Maus por lo que yo sabía, más o menos, a que atenerme. Después de que hayan transcurrido ya varias jornadas de reflexión (y de haber leído prólogo y epílogo), siento aún más tristeza si cabe que cuando vi esa viñeta final. Creo que Altarriba no podría haber encontrado mejor forma de honrar la vida de su padre cuya existencia, plagada de sufrimiento, lucha e ideales, es reflejo de una época, de una generación por muchos de nosotros olvidada, desconocida o lejana. Es difícil explicar con palabras lo que Altarriba y Kim han conseguido con esta pequeña obra maestra: una historia conmovedora y desgarradora sobre el sueño de un hombre que, a sus 90 años, finalmente vio cómo este se hacía realidad. Animo a todos aquellos amantes del cómic, de la literatura, de la Historia y de las historias (bien contadas) a que lean esta novela gráfica porque merece mucho la pena pues, a pesar del sentimiento de pena atroz que se te queda en el corazoncito tras leer esas últimas palabras en las que Altarriba habla de su padre, la vida de Antonio Altarriba merecía ser contada y merece ser leída y compartida.

¿Banda sonora? El Bones de Young Guns que, además, pienso que se ajusta a la perfección a las circunstancias y que le dio, a medida que lo leía, una progresión perfecta a la novela, con ese tono oscuro y melancólico que se desprende del nuevo trabajo del amigo Gustav y su grupejo. Aprovecho esta mención sonora para plasmar aquí algo que llevo pensando desde hace algún tiempo y que ha supuesto un descubrimiento bastante importante en mi humilde y montónona vida musical. Siempre pensé que determinados discos se convertían en bandas sonoras de determinados libros por tenerlos en non-stop y macharme el cerebro con ellos hasta que la asociación entre oído y ojo se hacían una, como ya pasara con V y 1984 y los amigos de Glasgow, Twin Atlantic. Sin embargo, he descubierto recientemente que es el disco con el que empieces el libro el que determina su banda sonora; después de eso, no importa cuántos discos te papes leyendo ese mismo libro que no se establecerá esa conexión mágica entre las dos manifestaciones artísticas. Fascinante, ¿verdad? En la próxima reseña de librejos (donde daremos paso a uno de los grandes de la literatura policiaca estadounidense del pasado siglo) tenía pensado hablar de este fenómeno al que he apodado «banda lectora» y remitirme, como era de esperar, a nuestros amigos The Dangerous Summer pero eso es otra entrada... Hasta entonces, lean El arte de volar y escuchen a Young Guns.

Ps. ♥♥♥♥

19.2.12

Toll


'Shine' by Benjamin Francis Leftwich

The Artist


Es probable que sea una de las pocas personas a las que esta película no le ha entusiasmado. Dejando a un lado lo original de hacer una película muda y en blanco y negro en el siglo XXI, la historia en sí no era muy original. Un actor de cine mudo venido a menos por el advenimiento del cine sonoro. ¿Os suena Cantando bajo la lluvia? Quizá algo más similar fuese El crepúsculo de los dioses pero, en cualquier caso, no caigamos en las comparaciones, que por lo visto son odiosas. Lo más destacable de una película muda es la expresividad que los actores han de mostrar para transmitir todo lo que las palabras no pueden. A este respecto, tanto Jean como Bérénice, lo bordan. Por otro lado, las películas rodadas en blanco y negro siempre tienen un toque entrañable y, en este caso, la fotografía asimismo es destacable. Eso sí, nadie puede poner en duda que el alma de la película es Uggie, el perrito de George Valentin. No es larga pero se me hizo algo pesada y, aunque me entretuve, era todo demasiado previsible. Quizá la magia de esta película no radique en la historia sino en la forma en que está contada (la escena de las escaleras fue para mí de lo mejorcito de la película), tan lejana ya para estas generaciones contemporáneas, pero, aún así, no terminó de enamorarme. Además, mi interpretación de las motivaciones y acciones de George no fue positiva, lo que hizo que el personaje me resultara engreído y orgulloso y, consecuentemente, no pudiera empatizar con él. Quizá no era esa la intención. Quizá sí pero, fuese como fuera, lo cierto es que no me convenció. No obstante, opino que es una película que merece la pena ver, aunque sólo sea por recordar viejos tiempos o ver a Uggie en acción. Con todo, le otorgo un moderado entre ♥♥♥ y ♥♥♥♥ porque ese guiño a Cosmo Brown se lo merece.

12.2.12

Admit It!!!



¡Admítelo! A pesar de tu apariencia pseudobohemia y tus vagas creencias izquierdiastas, no sabes nada de arte o de sexo que no hayas podido leer en cualquier revista de moda neoyorquina progre y underground. Inconformista prototípico, eres un soldado vacuo de la Gestapo de segunda. Te mantienes fiel a una serie de estándares y gustos que parecen estar fijados por un tribunal oculto de jueces hipsters (¡gilipolleces!). Vas por la vida dando tu aprobación o desaprobación a nuevas y pasadas modas y estilos de música y arte. Pásate al analógico, nene. Eres tan postmoderno. Estás buceando hacia un pasado anticuado. Es asqueroso, es ofensivo, no me vuelvas la cara. Sí, ¿cuál es tu excusa? Sí, ¿cuál es tu excusa? Te pasas el día sentado en círculo con tus amigos, pontificandoos los unos a los otros y compitiendo siempre por ese momento de gloria enaltecedora en el que acaparas el centro de atención intelectual, adueñándote por completo de la conversación superficial y sin sentido. ¡Oh, no somos dignos! Cuando pasas delante de un grupo de, entre comillas, gente normal, te ríes entre dientes, dándote una palmadita a ti mismo en la espalda mientras te mofas. Es el mismo complejo de superioridad que compartían todos aquellos niñatos deportistas del instituto que te hicieron la vida imposible y que te convierte en un esclavo del competitivo dogma capitalista. Dedicas cada minuto de tu puta vida a echar pestes. Sí, ¿cuál es tu excusa? Sí, ¿cuál es tu excusa? Porque yo estoy orgulloso de mi vida y de las cosas que he hecho. Orgulloso de mí mismo y del ermitaño en el que me he convertido. Puedes lloriquear todo lo que quieras: no te llevará muy lejos. A mí me va bien con mi coche y mi guitarra. ¡Sí! Voy a decirte algo: soy un egocéntrico descarado. Me tiro horas y horas delante del espejo intentado que el pelo me quede elegantemente despeinado. Me preocupa cómo se venderá este disco porque creo que determinará la cantidad de sexo que tendré en el futuro. Me automedico a base de drogas y alcohol para tratar mi extremada ansiedad social. Eres un falso (¡admítelo!). Eres un fraude (¡admítelo!). Sí, vives una mentira, vives una mentira, tu vida es una mentira. No me impresionas (¡admítelo!). No me intimidas (¡admítelo!). ¿Por qué no te inclinas, te tiras al suelo y caminas por la puta tabla? Sí, ¿cuál es tu excusa? Sí, ¿cuál es tu excusa? Orgulloso de mi vida y de las cosas que he hecho. Orgulloso de mí mismo y del ermitaño en el que me convertido. Puedes lloriquear todo lo que quieras: no te llevará muy lejos. A mí me va bien con mi coche y mi guitarra. ¡Sí! Voy a la deriva... Y estoy harto de esto. Quiero sentir la brisa de cada gran ciudad. Mi coche y mi guitarra; mi coche y mi guitarra. Así que acabarás estando hecho de estos impulsos insatisfechos. Oh, no. Cuando muera, descansaré. Cuando muera, yaceré inmóvil. Cuando muera, descansaré, descansaré.

  
Translation: Ryan & Co.

24.1.12

The Descendants


Este es el tercer trabajo de Alexander Payne que veo, después de su corto de Paris Je T'aime (el cual no me causó gran impresión y ni recordaba de qué iba ahora que lo he mirado en IMDb) y de A propósito de Schmidt (que me gustó bastante), este es, sin duda alguna, el que más me ha gustado. Aún me falta por ver Sideways y veremos si supera esta maravilla cinematográfica. A medida que pasaban los días e iba recordando la película, me convencía más de que había visto una película brutal. No sé si el papel de Matt King es el de la carrera de Clooney porque a mí me encanta mucho en O Brother! pero, desde luego, merece mucho la pena verle actuar: está de sobresaliente. De las nueve películas nominadas para los Oscar 2012 he visto tres y considero que esta es la mejor de las tres, teniendo en cuenta que The Help me gustó mucho y que Midnight in Paris bastante poco.

Algunos días me quedo 20 o 30 minutos embobada delante de la tele viendo en la Sexta 3 los programillas de cine que ponen entre película y película. Uno de ellos consiste en que un actor o actriz habla del momento que él o ella considera que representa lo que es el cine en estado puro. Pues bien, aunque no sea mi momento cinematográfico preferido (que es probable que sea el final de El golpe), el momento en el que Shailene Woodley (que fue la que más me gustó de la película después de Clooney) se sumerge en la piscina después de la noticia (no quiero arruinarle nada a nadie), me pareció espectacular: se me pusieron todos los pelos de punta y me estremecí, quedándome boqueabierta. Y es que The Descendants tiene la virtud de estar contada de una forma tan real que es inevitable empatizar con sus protagonistas; tanto es así que acabas cogiéndole cariño a la familia King y esa escena final... maravilloso. Es una historia tremendamente trágica pero que intercala muy bien algunos puntos de humor que hacen que el nudo del estómago se te deshaga durante algunos minutos. Además, el paraje es impresionante (quiero que mi luna de miel sea en Hawaii, lo he decidido) y la banda sonora es preciosa.

Una película magnífica que se ha hecho un huequito en mi corazón muy especial y a la que le regalo un ♥♥♥♥♥ muy pero que muy merecido. Por ahora, como ya decía, va a la cabeza de la carrera hacia los Oscar Mayer. Eso sí, queda mi amado Brad, tanto en The Tree of Life como en Moneyball, en la que albergo muchas esperanzas. También está The Artist, que aún no he visto, la adaptación de la novela Extremely Loud and Incredibly Close de Stephen Daldry y los dos viejos lobos de mar, Scorsese y Spielberg, con sus respectivas pelis, las cuales, ninguna de las dos, me hace demasiada ilusión. Todo se andará y todo se verá para poder juzgar con conocimiento de causa. Luces, cámara y... ¡acción!

blink-182


Hoy me he levantado con la noticia de que existían rumores que indicaban que era probable que los de U18 estuvieran moviendo hilos para traer a España a blink-182 (OH.MY.GOD!) puesto que habían ya confirmado para el 21 de julio su visita a la capital lusa. Hemos de mantener la calma puesto que esto puede ser un bulo (que no un bolo) y es mejor no hacerse ilusiones hasta que ellos mismos confirmen las buenísimas nuevas, no vayamos a tener un nuevo episodio a lo Twin Atlantic. No obstante y aunque esta fuera la más burda de las falacias, un rayito de esperanza se atisba en el horizonte.

Así pues, esta mañana me he encaminado muy resuelta a la Fnac y me he agenciado Neighborhoods (que ya iba tocando, sí). Supongo que aquellos a los que nos les vaya mucho este rollo quizá no puedan alcanzar a comprender la influencia que estos tres hombrecillos (Mark Hoppus, Tom DeLonge y Travis Barker, cuya impresionantísima foto me sirve de salvapantallas en el iPod) han ejercido en el panorama musical a lo largo de estos ya 10 años; nada más y nada menos que cuatro grupos (Box Car Racer, Angels & Airwaves, +44 y Transplants) han nacido de las diversas convinaciones de los talentos de estos genios y no hace falta que mencionar que sus sucesores han bebido de su trabajo hasta el infinito y más allá. Por otro lado, si tenéis en cuenta que en 2005 se separaron indefinidamente, es lógico entender la reacción de todos nosotros, resignados y entristecidos que jamás pudimos verles en directo, al enterarnos, aquel magnífico 8 de febrero del 2009, de que habían vuelto al grito de Mark de 'blink-182 is back!'.

A pesar de que la causa de que volviesen a juntarse no fue la mejor (Travis tuvo un accidente de avión en el que estuvo a punto de morir), el hecho es que blink-182 había vuelto y, lo más importante, íbamos a poder escuchar nueva música suya en un futuro muy, muy próximo. Cuando en septiembre del pasado año salió (¡al fin!) su sexto álbum, no llovió a gusto de todos, como era de esperar. A mí, personalmente, me gusta mucho el disquete (♥♥♥♥). También hay que ser un poco abierto y no se podía esperar que el disquete fuese una continuación de el self-titled porque han pasado ya nueve años y mil cosas entre medias. ¿Suena a Box Car Racer? Sí. ¿Suena a AVA? Sí. ¿Suena a +44? Sí. ¿Suena a blink-182? Sí. Era ingenuo creer que las vidas paralelas de los tres y todos sus proyectos musicales después de la ruptura no iban a estar más que presentes en este nuevo trabajo, además del hecho de que el tiempo pasa para todos por igual y la gente (por suerte o por desgracia) madura. Entiendo que no sea lo que nos esperábamos pero, ¿qué esperábamos exactamente? Yo no sabía qué me iba a encontrar y cuando sacaron 'Up All Night' me pareció que tenía buena onda. Además, hay que ser realistas: para ser el primer disco después de ocho años sin trabajar juntos, creo que es muy buen recomienzo, sinceramente. Sin embargo, puedo entender a aquellos que lo han aborrecido hasta más no poder, han dicho cosas desagradables sobre ellos y se han desentendido del grupo para siempre, aunque no comparta sus opiniones ni, sobre todo, su forma de expresarse. Un poco de respeto y humildad no le vendría mal a mucha gente, creo yo.

En cualquier caso, creo que este disquete significa mucho más que las 14 canciones que lo componen. Para mí se trata del regreso de uno de los grupos que han marcado mi vida a lo largo de todo este tiempo y el saber que puede que llegue el día en que les vea subidos a un escenario, tocando esas canciones míticas de mi adolescencia, es mágico. Por otro lado, durante años he seguido sus vidas tan de cerca (sin pasarme, que no soy una acosadora ni nada, claro está) que han pasado a formar parte de la mía. Sin ir más lejos, aquí les tengo, a los tres bien jovenzuelos (por la época del Take Off Your Pants and Jacket, que es mi disquete preferido) en un póster grandote enmarcado al lado de mi escritorio. Es algo difícil de explicar (lo que siente mi ser) pero me imagino que todos tenéis ese grupo al que idolatrais, al que nunca hebéis visto tocar, el que incluso se llegó a seprar y volvió a juntarse años después y al que, un día, pudisteis ver tras tantos años viviendo sus vidas a través de sus letras, de sus melodías y de la infinidad de fotos suyas que pueblan los terrenos de Google. Pues bien, eso es blink-182 para mí y espero que estos rumores sean ciertos y que, en siete meses, pueda ver uno de mis sueños hechos realidad. blink-182 for life!

Ps. Me acabo de enterar de que The All-American Rejects, Four Year Strong y mis amados de Glasgow serán los que acompañen a blink-182 en el UK Tour de este verano así que es probable que no me espere a saber si los rumores del U18 están fundados o no... ¡Qué estupidez cometí al devolver las entradas de Liverpool! Quizá no sea demasiado tarde para enmendar el error, ¿no? Pero bueno, ¿a quién quiero engañar? Sólo nos queda rezar y esperar que se dejen caer por acá y, si no, para Lisboa que nos vamos, que no se diga. ¡Feliz día blink-182!

Actualización a 11 de febrero de 2012

Mis plegarias fueron escuchadas (aunque no sé exactamente por quién) y mis sueños se han hecho realidad: ayer, viernes, nos hicimos con dos entradas para ver a blink-182 junto con The All-American Rejects y los paisanos Everlyn en el Palacio de los Deportes de Madrid el día 20 de julio. ¡Esto va a ser homérico! No veré a los de Glasgow ni a los de Worcester pero sí a mis tres ídolos y a uno de los grupos que más significaron para mí en un determinado momento de mi vida y a los cuales será más que entrañable poder escuchar en directo. ¡Musicote rico, rico, rico! Ahora sólo faltan Say Anything y Dashboard Confessional y podré morir tranquila...