29.12.11

Drive


Que me vinieran a la cabeza películas tales como The Departed (Infiltrados en español), The Untouchables (Los intocables de Elliot Ness en español) o A History of Violence (tal cual en español, o sea, Una historia de violencia) puede significar varias cosas: que es una película bastante violenta (que lo es aunque no en demasía para a lo que nuestros ya nada inocentes ojos andan acostumbrados) y que es una buena película (que también lo es, pese a sus esos tintes de serie B que rezuma por algún que otro poro). 

Si bien es cierto que no me la esperaba así (aunque, a decir verdad, no esperaba nada más allá de ver a Gosling montado en diversos coches), he de decir que me gustó. Me pareció que estaba muy bien rodada, que la fotografía era preciosa y (según un crítico pedante) cuyos colores traían a la mente aquellos que habitan los cuadros de Hopper (aunque, en realidad, esto no es ninguna tontería). Las interpretaciones no merecen reproche alguno ni tampoco el guión y muchísimo menos la banda sonora, que es una pequeña obra maestra. Salvo por los títulos de crédito un tanto simplones y rosados y dejando a un lado mi casi nula a la violencia explícita y ese minuto y medio final (después del parpadeo) que podría haberse suprimido a la perfección, creo que es un thriller (más amoroso de lo que puede parecer) cuyo propósito de mantenerte pegado a la butaca hasta el mismísimo final han conseguido con creces. 

De nuevo queda demostrado que no hacen falta grandes despliegues ni desembolsos exagerados para poder contar una buena historia. Además (y eso que a mí no me gusta ni vivo en LA), dan unas ganas de coger el coche al anochecer y ponerse a conducir sin rumbo fijo, simplemente porque sí. No obstante, cuando salí del cine no estaba tan convencida de si lo que había visto me había gustado o no. Han pasado unos cuantos días que me han servido para reflexionar y si bien es cierto que no me encantó ni salí del cine dando botes y con la baba caída, en general y con todo, puedo decir que me gustó considerablemente con lo que voy a darle a Nicolas Winding Refn un bonito , aunque sólo sea por ese 'A Real Hero' que lleva resonando en mi cabeza toda esta semana.

Ps. ¡Nos vemos en los idus de marzo, Ryan! Por cierto, salías requeteguapetón haciendo de Driver, que eso también creo que merece una mención por estos lares, ¿a que sí?

19.12.11

Purgatorio

¡He visto a Aragorn, hijo de Arathorn! Todo lo demás es superfluo y accesorio. He dicho.

Ps. Una mezcla entre 1984 y las tragedias griegas ambientada en un purgatorio de lo más moderno con unas interpretaciones más que notables y una idea sumamente original a la par que angustiosa y descorazonadora.

Caracol


Durante algún tiempo me mostré indecisa sobre si comprarme una entrada o no (pues sabía a que a este, de nuevo, tocaba ir sola). Al final me dije que si no la pillaba me arrepentiría de no haber ido y... ¡cuánta razón hubiera tenido! El primer concierto al que fui sola fue el de FOB (porque llegué tarde y, obviamente, no encontré a la gentecilla) allá por el 2009; el segundo concierto fue el de Biffy Clyro el pasado año; y Yellowcard, Saves the Day y Young Guns (cuyo guapete vocalista, Gustav Wood, es el prota de la foto de esta entrada) son los que han hecho de este mi tercer concierto al más puro estilo Han Solo. Sin embargo, y aunque pueda parecer extraño, estos tres conciertos se encuentran dentro del Top 5, siendo el de los de Glaswgow el mejor de todos a los que he ido hasta la fecha (aunque guiris borrachos sobrevolasen mi cabeza más a menudo de lo que me hubiera gustado).

Puesto que era la primera vez en la historia que Yellowcard se dejaba caer por aquí y siendo uno de los grupos más influyentes y escuchados en mi tierna (y no tan tierna) adolescencia, pensé que no estaría nada mal pasar con ellos unas horas rememorando viejos tiempos. Conocidos como «el grupo del violín» (cuyo dueño, Sean Mackin, estuvo para comérselo durante todo el concierto), siempre tuvieron un punto especial que les hacía destacar sobre el resto de grupos del mismo palo. Por otro lado, crearon una de mis canciones preferidas de siempre: 'Believe'. Quienes sean de mi quinta, sabrán y habrán experimentado el pasar largas horas escuchando el Ocean Avenue, tirados en la cama y con la mente perdida por los bulevares californianos. Bueno, no hacía falta mucho más para saber que aquello iba a ser homérico.

Por otro lado, creo que ha sido una de las primeras veces que he estado más que de acuerdo con la elección de los grupos. Por lo general, vienen grupos de este tipo con teloneros desconocidos o que no tienen mucho que ver con ellos, lo cual puede ser positivo o negativo y, desgraciadamente, suele ocurri esto último más a menudo. Pese a que Yellowcard fuese el cabeza de cartel, Saves the Day, como bien dijo Ryan, es uno de los grupos referentes en este movimiento popunkero o como quieran denominarlo. Yo reconozco que no los he escuchado salvo en esa superpotencia llamada Two Tongues, formada (¡atención!) por Max Bemis y Coby Linder (Say Anything) y Chris Conley y David Soloway (Saves the Day). Sabía que, a pesar de no haberles escuchado, no me iban a desagradar si es que no me sorprendían gratamente sobre el escenario, que fue justamente lo que hicieron. Chris Conley es una ricura de hombrecillo, con una manera muy graciosa de tocar la guitarra, y se portaron de fábula teniendo en cuenta que la gente no les hizo mucho caso y que, encima, se les fue la luz. Fue entonces cuando Chris dijo: 'We can't play in that shit!' (refiriéndose a la oscuridad, palabra que no supo pronunciar en español después de habernos preguntado, en español, cómo se decía). 

De hecho, Ryan (cantante de Yellowcard, para los que anden perdidos con tanto nombre) salió al escenario en una canción a cantar con ellos y al final del concierto les invitaron a subir al escenario con ellos. Los pobres debían de estar deseosos de una muchedumbre enardecida y no gente con cara de pasmarote, impertérritos y con orchata corriéndoles por las venas. Yo entiendo que allí prácticamente todo el mundo había ido a ver a Yellowcard pero hay que ser inteligente y no soltar cosas ofensivas contra Saves the Day puesto que, aunque no lo sepas, tus grupos prefes han mamado de ellos hasta hartarse así que un poco de respeto y silencio cuando la gente toca, aunque no te guste. He dicho.

Por último, ¿quién puede resistirse al encanto de los británicos Young Guns? Hará dos años, en uno de mis inumerables periplos a la capital inglesa, vi un cartel gigante con la portada del All Our Kings Are Dead, donde los anunciaban como el grupo revelación del año. Me quedé con el nombre pero no le di mucha importancia a aquello. En algún que otro número de la Kerrang! aparecieron pero tampoco les di una oportunidad seria hasta hace poco, cuando me enteré de venían con este magnífico elenco musical. Fue amor a primera escucha. 'Crystal Clear' la había escuchado ya antes pero no conocía más suyo que eso. Sinceramente, pienso que es un debut tremendo y tengo muchas ganas de escuchar Bones, cuando salga en febrero, tal y como Gustav nos dijo. Además, también dijo que volverían a dejarse caer por España de nuevo el próximo año así que esta vez me adecentaré los pelos y me llevaré cámara para sacarme alguna fotillo con el guapísimo frontman de la joven armada venida de Buckinghamshire.

Una vez presentados todos los grupos y algún que otro de sus integrantes, me veo en la obligación de decir que, musicalmente hablando, fue una pasada. Jamás había estado en la Caracol y, aunque el barrio tenga alguna carencia o exceso de ciertas cosas desagradables, lo que es la sala, me pareció excelente (salvo por el corte de luz y el calor asfixiante que acabó poseyéndonos a todos y tal). El escenario está elevado con lo que puedes ver muy bien a los grupos; la sala es alargada, no muy grande, y con una acústica, sinceramente, de las mejores de las que he podido gozar jamás. También es cierto, los directos que ofrecieron hicieron mucho por este punto musical pero creo que con la Joy es una de las que más me ha gustado, la verdad. Cuando conseguí dejar mi abrigo en el roperto (para el que tuve que esperar casi 30 minutos de reloj a la salida...), Young Guns estaban con 'D.O.A.' y me apresuré a entrar a la sala aunque ni un tercio de la pista estaba ocupada. Me abrí huequito y me posicioné estrategicamente a unos metros de Gustav, al que le podía ver esos preciosos ojos azules... 

En la cola había escuchado algún que otro comentario despectivo hacia el grupo, algo así como «mierdecillas» y, desgraciadamente, poca gente allí se sabía las canciones (aunque eso en este país está a la orden del día). Sin embargo, canción a canción, se fueron ganando al público. Gustav estuvo súper majo, la verdad. Nos estuvo contando lo del nuevo disco, que era muy guay poder tocar para tanta gente (pobre, éramos cuatro gatos a esas horas aún) y nos animaba a cantar y a saltar. Esto es algo bastante sorprendente porque para lo que acostumbran aquí a hablar los grupos... Y es normal, no te vas a poner a soltar parrafada tras parrafada si piensas que no te van a entender. Yo creo que, poco a poco, esto se está atenuando y eso está bien porque siempre mola que hablen, que interactuen un poco y te cuenten aunque, claro está, la música es lo primero. En definitiva, la gente acabó animándose y Young Guns dejaron una muy buena primera impresión  como aperitivo del concierto que eran. A mí, personalmente, me hizo mucha ilusión verles en directo y estoy más que decidida a ir a verles ya no como teloneros si no como cabeza de cartel el próximo año, esta vez acompañada, preveo.

Chris Conley y sus amigos hablaron bastante menos pero salieron al paso realmente bien de los múltiples fallos técnicos que sufrieron. La gente no estaba muy convencida (he de decir que, aunque canta bien, Chris tiene una voz bastante peculiar) y ni siquiera las cabezas se movían. Lo cierto es que a mí me gustaron las canciones. Es una música desenfada y mediomarchosilla y él es muy gracioso, de verdad. De todos modos, hay que entender que era el segundo grupo ya y que la gente estaba deseosa por ver a Yellowcard. A mí me dieron un poco de pena pero me lo pasé bien y, desde luego, me hizo muchísima ilusión ver y escuchar a una de las mayores inspiraciones en la vida de Max Bemis, uno de mis ídolos, he de confesar.

Yellowcard... ¿qué puedo decir? Estuvo mejor de lo que me hubiera podido imaginar; tocaron temazo tras temazo y, hablando en plata, lo petaron. Fue muy emocionante y muy emotivo verles después de haberles estado escuchando durante ocho años. Disfrutar de clásicos como 'Ocean Avenue', 'Only One', 'Way Away', 'Breathing', 'Lights and Sounds' y futuros clásicos del disco nuevo (¡que me gusta mucho¡), como la versión acústica que se marcó Ryan del 'Sing for Me', momento merecho total de la noche. Puedo decir que me lo pasé pecho y que lo disfruté como hacía mucho tiempo. Teniendo en cuenta que hacía dos meses que no iba a un concierto y que el último (The Kooks) no había sido muy del tipo de aplastujarse, de hacer pogos, de saltar y de desgañitarse hasta que el cuerpo no dé más de sí, es lógico que lo viviera, casi, como si fuera el primero (aunque aquel mítico 28 de junio de 2005 nunca podrá borrarse de mi mente, por muchos años que pasen).

Ps. He descubierto un método infalible para que nadie se te acerque en los conciertos: llevar las melenas al viento (sin haberte echado espuma previamente). ¡Hasta la próxima cita musical, jóvenes padawanes!

Ps2. ¡Feliz cumpleaños, binomito!

4.12.11

In Time


Yo soy de esas personas que piensan que si uno se equivoca debe asumir sus errores y aceptarlos. En este caso, soy muy consciente de que me había estado engañando todo este tiempo. Si bien es cierto que la primera vez que vi el trailer de In Time llegué a comparar la idea (nótese que hablo única y exclusivamente de la susodicha) con aquella que nos sorprendiera tanto el pasado año en Inception. Desgraciadamente, nada que ver tenía una cosa con la otra...

Me da bastante rabia que ideas tan buenas se utilicen de manera tan penosa. Es decir, crear un universo en el que el tiempo es la moneda de cambio y en el que los ricos viven eternamente a costa de la consumición de los pobres que viven al día es, francamente, original e interesante. El hecho de que las personas no evejezcan más allá de los 25 años (los cuales muchos de los actores protagonistas habían dejado atrás hace un tiempico ya...) no es más que un reclamo hollywoodiense, en mi opinión, para poner en pantalla a gente jovenzuela y aparente, como Justino, al que aún le queda, según mi parecer, bastante que aprender sobre actuación. Dejando a un lado los inumerables cameos de gente famosuela de la farándula, la historia es paupérrima. Y eso es precisamente lo que me indigna: una buena idea, una realidad paralela tan sumamente novedosa no puede echarse a perder al hacer una película llena de gazapos, de diálogos de besugos y de incoherencias en la trama y en la psicología de los personajes (en la que tampoco profundizan demasiado, como era de esperar...).

No pensaba que fuese a ser una película sesuda, ni mucho menos, pero sí que es cierto que algo más me esperaba. Lo que más me gustó de la película fue la primera media hora, que es donde se presenta la vida de la gente pobre de los suburbios que tiene que estar siempre pendiente del tiempo que les queda, antes de que Justino se ponga la careta de Robin Hood y vaya con su «amanda» Marian (la cual se pasa dos horas corriendo por toda la ciudad con unos taconazos de 30 cm y unas piernucas de gallina que no creo que, de haberse dado el caso real de tener que correr por su vida , la hubieran sostenido tan maravillosamente; sinceramente, considero que ese es el mejor efecto especial de todo el filme) a robarles millones de años a los ricos milenarios del New Greenich.

En definitiva, una idea genial tirada por la borda por querer hacer un taquillazo y poner a cantantes de protagonistas y no cuidar y mimar un poquito más lo que podría haber sido una oportunidad brillante para hacerse un hueco en el panorama de los clásicos de la ciencia-ficción. Me entretuvo lo suficiente como para no aburrirme y me hizo reír bastante, cosa que creo no estaba en las mentes de los creadores cuando pensaron la película. Por la idea y poco más le otorgaré un muy benévolo ♥, pero muy descontenta me he quedado contigo, Justino, que lo sepas.