5.11.11

The Help


Es bastante factible que si uno no sabe inglés o no lee la letra pequeña, así, de primeras, no sepa de qué voy o estoy hablando. Por otro lado, a pesar de que mis allegadas coincidían parcialmente en que Criadas y Señoras era un nombre ciertamente apropiado y explicativo para esta película basada en un best-seller (cuyo título y traducción es la misma), mi querida prima y yo no opinábamos lo mismo. Puede que la palabra «servicio» para referirse a la ayuda de cámara que las mujeres negras proporcionaban a las familias blancas en Jackson (Mississippi) no sea de tu agrado por ser la susodicha una palabra con un contenido semántico bastante más amplio puesto que a, por ejemplo, Mr Carson, Mrs Hughes y toda la tropa se les podría considerar el servicio de la gran familia Grantham (y estamos hablando de Downton Abbey para aquellos que se hayan perdido por el camino y quieran una solución para volver a encontrarse).

 En cualquier caso, a mí, personalmente, la solución por la que optó el traductor o traductora no me convence pues, si bien es cierto que acota y especifica, tampoco se entiende que aquellas tres palabras se refieran, concretamente, a la América profunda de finales de la década de los 1950 y principios de la década de los 1960. Problemas de traslado y traslación aparte, he de decir que me gustó mucho (♥♥♥♥) la película. Mi madre (para la que el de ayer fue su segundo visionado) nos había dicho que duraba dos horas y media. ¿Se hace larga? ¡Ni por un momento! Yo creo que no debe compararse con Fried Green Tomatoes puesto que, como película, no puede meterlas uno en el mismo saco (a pesar de que el contexto, la época y ciertamente muchos aspectos sean compartidos) porque no es lo mismo. Una historia de intolerancia y prejuicios pero también de amor y justicia a la que se le añade un toque de humor para que no se haga tan dura la más cruda realidad. De haber querido representar una tragedia al más puro estilo grecolatino, podrían haberlo hecho sin duda pues el tema da pie más que de sobra para ello...

 Es verdad que nosotros ahora, en el siglo XXI y en el año 2011, no podemos juzgar a la gente que hace 60 años pensaba de un modo de la misma manera que las juzgamos ahora. Supongo que es algo con lo que vivían, convivían y crecían y para ellos esa era su realidad. Sin embargo, nunca dejarán de fascinarme las «supremacías» No alcanzo a comprender cómo alguien puede pensar que la gente es inferior a él simplemente por el color de su piel o por su orientación sexual o por la religión que profesen. ¿Qué más le da al mundo cómo sea mi apariencia, a quién quiera o en quién crea? Está claro que existe un límite: no hacer daño a los demás con mis creencias, las cuales, curiosamente, son las únicas que sujetas a posibles cambios o alteraciones. Pero, ¿acaso elijo yo el color de mi piel? ¿Acaso tiene alguien derecho a decirme con quién debo y no debo compartir mi vida?

Considero que es algo tan básico, tan lógico y, aún así, sigue existiendo gente que no es capaz de verlo, que no es capaz de entenderlo. Es tan absurdo... Lo único que debiera importarnos es que la gente fuese buena y todo lo demás es accesorio. No podemos seguir rechazando por las apariencias, no podemos seguir temiendo y deseñando lo desconocido, no podemos seguir imponiendo nuestras creencias por sistema creyendo que por ser estas las nuestras son más válidas. Pero siempre hay alguien que se opone, alguien que lucha por lo que es justo, alguien que saca a relucir la verdad que está ahí delante de todos, por mucho que muchas personas no quieran mirar o darse cuenta. Y es gracias a estos valientes y lucha por la verdad y por lo que justo que, poco a poco, nuestro mundo y nuestras vidas van siendo algo mejores.

No hay comentarios:

Publicar un comentario