Como suele pasar cuando uno se va de veraneo y llega el calorcete, los cines se pueblan de taquillazos, tanto para lo mayorcetes como para los más pequeños de la casa. En esta ocasión, no podíamos perdernos el pelotazo tan pandástico que era Kung Fu Panda 2. Siempre dicen que las segundas partes nunca fueron buenas y, a pesar de que esta no haya superado a su magistral predecesora, es una película bastante majeta que se merece un bonito y gordito ♥♥♥♥.
Y aquí viene la pregunta del millón: ¿cómo sueñan los dibujos animados? ¡En dibujos animados! Y ahora bien, ¿cómo sueñan los dibujos animados creados por ordenador? ¡En dibujos animados hechos a mano! Creo que es algo que nunca antes me había planteado y me gustó mucho, mucho, mucho verlo en vivo y en directo en la película, teniendo en cuenta mi amor por Morfeo y sus sueños (y no, no por el grupete). Por otro lado, si un panda como Po ya es adorable de por sí, su mini-panda es algo ya fuera de lo normal. No se puede describir lo monísimo que era mini Po comiendo rábanos a troche y moche y haciendo fideitos con su papá pato.
En definitiva, un buen rato se pasa (y ahora que los cines están fresquitos más aún) y tiene puntazos propios y característicos sólo de un panda karateka. Eso sí, eché mucho en falta a mi amado Jack Black, a pesar de que Flo haga un gran trabajete, y que el maestro sifhu saliese un poquitito más, que me parece un personaje muy, muy, muy grandioso. Ahora sólo nos falta a todos encontrar nuestra paz interior... ¡Os he kungfundido!
Y aquí viene la pregunta del millón: ¿cómo sueñan los dibujos animados? ¡En dibujos animados! Y ahora bien, ¿cómo sueñan los dibujos animados creados por ordenador? ¡En dibujos animados hechos a mano! Creo que es algo que nunca antes me había planteado y me gustó mucho, mucho, mucho verlo en vivo y en directo en la película, teniendo en cuenta mi amor por Morfeo y sus sueños (y no, no por el grupete). Por otro lado, si un panda como Po ya es adorable de por sí, su mini-panda es algo ya fuera de lo normal. No se puede describir lo monísimo que era mini Po comiendo rábanos a troche y moche y haciendo fideitos con su papá pato.
En definitiva, un buen rato se pasa (y ahora que los cines están fresquitos más aún) y tiene puntazos propios y característicos sólo de un panda karateka. Eso sí, eché mucho en falta a mi amado Jack Black, a pesar de que Flo haga un gran trabajete, y que el maestro sifhu saliese un poquitito más, que me parece un personaje muy, muy, muy grandioso. Ahora sólo nos falta a todos encontrar nuestra paz interior... ¡Os he kungfundido!
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